'Me siento ciudadano antes que mujer', dijo Clara Campoamor en su encendido discurso ante las Cortes de la II República española el 1 de octubre de 1931, de donde salió aprobado el derecho universal al voto de todos los españoles, fueran hombres o mujeres, mayores de 23 años. Salió, sí, pero por estrecho margen: 40 votos de los diputados, incluidas la propia Campoamor, Victoria Kent y Margarita Nelken, pues las mujeres podían ser elegidas, pero no elegir. Antes, las congéneres de Campoamor difícilmente pudieron sentirse ciudadanas, puesto que su paso por las urnas estuvo limitado a las elecciones municipales (y sólo para mujeres de cierta condición civil) bajo la dictadura de Primo de Rivera. Ya en la República, el primer ensayo se hizo en abril, en algunos ayuntamientos, pero la gran cita habría de esperar unos meses más, hasta el 19 de noviembre de 1933, con más de seis millones de electoras censadas. Esta semana se cumplen 80 años.
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