La aventura de jugar al rugby en el desierto

  • Pantalla completa
1 de 21
Comparte la fotografía

2 de 21
Comparte la fotografía

3 de 21
Comparte la fotografía

4 de 21
Comparte la fotografía

5 de 21
Comparte la fotografía

6 de 21
Comparte la fotografía

7 de 21
Comparte la fotografía

8 de 21
Comparte la fotografía

9 de 21
Comparte la fotografía

10 de 21
Comparte la fotografía

11 de 21
Comparte la fotografía

12 de 21
Comparte la fotografía

13 de 21
Comparte la fotografía

14 de 21
Comparte la fotografía

15 de 21
Comparte la fotografía

16 de 21
Comparte la fotografía

17 de 21
Comparte la fotografía

18 de 21
Comparte la fotografía

19 de 21
Comparte la fotografía

20 de 21
Comparte la fotografía

Oportunidades vitales como esta experiencia en Marruecos sólo me la ha dado el deporte, sólo la conozco gracias al rugby, a la hospitalidad de las familias de jugadores que han entendido la filosofía y los valores de una disciplina que llega hasta donde no hay ni un campo de césped. Tratando por igual a una mujer que, respetuosamente y con permiso local, se viste sin velo ni pantalón largo, haciendo esfuerzos por comprender la lengua local y tratando de aportar su mejor versión, su mejor forma de entrenar, su forma de entender el rugby. (Leer artículo completo).

Estas imágenes corresponden a mi último viaje del proyecto Rugby Libre, este año en Marruecos. Una gira de 1.500 kilómetros de carretera por todo el país y múltiples realidades a las que estaba nos unía un mismo motivo, una misma pasión: el rugby. Pude correr y saber lo que se siente al pegar una patada a un balón en el desierto, a la sombra de las dunas.

TEXTO: PATRICIA GARCÍA (jugadora internacional española)

FOTOS DE ALJAZ BABNIK

Rugby Passion