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El nuevo PP federal: los barones aprovechan el caos en Génova para 'independizarse'
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REFUERZAN SU LIDERAZGO AL MARGEN DE LA DIRECCIÓN NACIONAL

El nuevo PP federal: los barones aprovechan el caos en Génova para 'independizarse'

Pese a que todavía hay quien en la calle Génova niega la evidencia, el PP ha copiado el tradicional estilo del PSOE y se comporta ya

Foto: El nuevo PP federal: los barones aprovechan el caos en Génova para 'independizarse'
El nuevo PP federal: los barones aprovechan el caos en Génova para 'independizarse'

Pese a que todavía hay quien en la calle Génova niega la evidencia, el PP ha copiado el tradicional estilo del PSOE y se comporta ya como un partido federal. Los barones autonómicos están aprovechando la confusión que reina en la dirección nacional para desmarcarse y dedicar sus energías a cultivar su propio liderazgo. Los intereses nacionales han dejado de prevalecer sobre los personales y regionales de esta nueva generación de virreyes populares. Como antes sucediera entre los socialistas con el protagonismo de José Bono, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Pasqual Maragall o Manuel Chaves, la cúpula del PP asiste atónita a los golpes de mano de Alberto Fabra, José Antonio Monago, Antonio Basagoiti, Alicia Sánchez Camacho o Ignacio de Diego.

La extraordinaria proliferación de presidentes autonómicos del PP, que domina 12 de las 17 comunidades autónomas, junto con el periodo de debilidad que atraviesa la dirección nacional tras acceder a la Moncloa, es la causa de este nueva etapa de tensiones que experimentan los populares. “Una cosa es apoyar a Mariano Rajoy y otra perder la iniciativa en tu territorio. Ahora cada presidente pelea por sus intereses y en España es muy fácil que los de una comunidad choquen con las de otra, así como con la visión nacional que se elabora desde Madrid”, señalaron fuentes próximas a la cocina del partido. Además, existe coincidencia en el diagnóstico de que el doble papel de María Dolores de Cospedal, secretaria general de la formación y presidenta de Castilla-La Mancha, ha sido clave para que germine el federalismo.

“La primera que tiene que conjugar sus intereses electorales en una región determinada con un mandato nacional es Cospedal. Es un papel muy complicado que ha abierto la puerta para que otros barones levanten la voz. Si Cospedal fuera solo la secretaria general, podría viajar por España y mantener un discurso flexible, practicar la 'geometría variable' de la que hablaba José Blanco cuando estaba al frente del PSOE. Pero al ser presidenta de una comunidad, está muy atada”, sostuvieron las fuentes consultadas.

En este escenario, los flancos que la secretaria y su número dos en Génova, Carlos Floriano, no son capaces de cubrir, son inmediatamente aprovechados por aquellos barones que han afinado el olfato político. Pocos se atreven a discutir que tanto el Gobierno como el partido que le apoya sufren un problema de comunicación, así como de falta de una planificación estratégica sobre qué mensajes y a través de qué canales se quieren lanzar. La comparecencia de Mariano Rajoy el pasado lunes en Génova, plagada de errores de puesta de escena y contenido, y el silencio de la dirección en materias controvertidas como Bankia han supuesto una oportunidad de oro para que los barones jueguen su propia partida, al margen de la cúpula nacional.

Carrera por los titulares sobre Bankia

Así, en los últimos días se ha vivido una insólita carrera entre los presidentes regionales por arrebatar a Génova los grandes titulares. El valenciano Alberto Fabra pidió la pasada semana al Gobierno que se den “todas las explicaciones” sobre Bankia, contradiciendo la línea oficial, partidaria de retrasar lo máximo posible las indagaciones sobre lo sucedido en la entidad financiera. Del mismo modo, el extremeño José Antonio Monago insitió con rotunidad sobre este extremo: “Hay que aclarar lo que ha pasado aquí”. “Tiene que dar explicaciones mucha gente, tiene que dar explicaciones el Banco de España, el regulador, tiene que dar explicaciones la propia entidad”, añadió Monago, quien concluyó que no pasa “nada por explicar las cosas”, porque “lo que genera tanta incertidumbre son tantas interrogantes y tantas equis por despejar”.

A esta línea se sumó Basagoiti desde el País Vasco, sosteniendo que “no se puede meter ahí 23.000 millones de dinero público y que aquí nadie diga nada. Yo creo que hay que dar la cara ante los ciudadanos y decirles qué ha pasado desde el minuto uno hasta el noventa”. Asimismo, animó a actuar contra “esos jetas que se llevan millones de euros de los bancos públicos y cajas después de haberlas hundido”. Pero este no es el único caso en el que el vasco, que ahora pugna por superar a Patxi López en los próximos comicios, ha perfilado su propio perfil, ya que también ha defendido, en contra del criterio de muchos en su formación, el matrimonio homosexual, enarbolando la bandera de la defensa de los “derechos de las personas homosexuales”.

La batalla del pacto fiscal de Cataluña

La batalla entre barones, y con secuelas en Génova, se libra también en torno al eterno roce con las aspiraciones de Cataluña, ahora concretadas en el pacto fiscal. Sánchez Camacho, tras sus excelentes resultados electorales en las últimas autonómicas, sigue tratando de adaptar al PP al marco dominante en la comunidad, construido por los nacionalistas y la contribución del PSC. Recientemente ha apostado por la abstención en el Parlament en la votación sobre el pacto fiscal, arguyendo que que debe mantener una posición constructiva, así como evitar el choque con CiU.

No obstante, esta posición sí puede chocar con Génova, con la propia Cospedal como presidenta de Castilla-La Mancha y, desde luego, con barones como Monago, Fabra o el castellanoleonés Juan Vicente Herrera, entre otros, a quienes no les conviene la imagen de que su partido concede privilegios a los nacionalistas catalanes. Las condiciones para el choque ya están planteadas, incluido el reciente rifirrafe entre el presidente extremeño, apoyado por el popular cántabro Ignacio de Diego, y el Ejecutivo catalán a cuenta del AVE para sus respectivas comunidades. El alcalde de Barcelona, Xavier Trias, tachó de “burrada” estas inversiones, mientras los catalanes siguen apretándose el cinturón, pero obtuvo el apoyo en esta polémica de los populares de la ciudad condal. “Para defender a Barcelona siempre estaré al lado de su alcalde”, declaró su líder, Alberto Fernández Díaz, hermano del ministro del Interior. Y es que la nueva arquitectura con tintes federales del PP ha echado a andar, y solo un un gesto de autoridad de Rajoy podría revertirla.

Pese a que todavía hay quien en la calle Génova niega la evidencia, el PP ha copiado el tradicional estilo del PSOE y se comporta ya como un partido federal. Los barones autonómicos están aprovechando la confusión que reina en la dirección nacional para desmarcarse y dedicar sus energías a cultivar su propio liderazgo. Los intereses nacionales han dejado de prevalecer sobre los personales y regionales de esta nueva generación de virreyes populares. Como antes sucediera entre los socialistas con el protagonismo de José Bono, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Pasqual Maragall o Manuel Chaves, la cúpula del PP asiste atónita a los golpes de mano de Alberto Fabra, José Antonio Monago, Antonio Basagoiti, Alicia Sánchez Camacho o Ignacio de Diego.