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El Congreso derribó una escalera histórica y protegida por Urbanismo
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SIN LICENCIA “PORQUE LA CÁMARA NO LA NECESITA”

El Congreso derribó una escalera histórica y protegida por Urbanismo

Poca sensibilidad hacia el arte demostró Manuel Marín, ex presidente del Congreso, al ordenar que se derribara una escalera de bronce y mármol del antiguo edificio

Foto: El Congreso derribó una escalera histórica y protegida por Urbanismo
El Congreso derribó una escalera histórica y protegida por Urbanismo

Poca sensibilidad hacia el arte demostró Manuel Marín, ex presidente del Congreso, al ordenar que se derribara una escalera de bronce y mármol del antiguo edificio del Banco Exterior de España, un inmueble del año 1951 que tiene el nivel máximo de protección arquitectónica que otorga el departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid. Patrimonio del Estado adquirió el edificio en la etapa de la ‘popular’ Luisa Fernanda Rudi como presidenta del hemiciclo, para ampliar las instalaciones de las que gozan sus señorías. Tras una reforma en la que se invirtieron más de 25 millones de euros, el edificio, que está enfrente de la sede principal del Congreso, fue inaugurado por los Reyes el 1 de junio de 2006, con el socialista Manuel Marín como presidente. 

Pronto, diputados y trabajadores se quejaron de que los despachos eran pequeños y de que había que esperar mucho para usar los ascensores, ya que los dos que se instalaron no daban abasto para sus señorías y todo el personal de apoyo. Al final, Marín, asesorado por los arquitectos, decidió aumentar de dos a cinco el número de ascensores. Para ello autorizó el derribo de la bella escalera, de peldaños de mármol y pasamanos de bronce que lucían unos finos motivos de formas geométricas. Era del mismo estilo que muestran las fotografías de este reportaje. Afortunadamente, ésta sí se conserva. Los nuevos ascensores comenzaron a funcionar en la presente legislatura, pues las obras se alargaron durante la etapa de José Bono.

El departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid ha confirmado a El Confidencial que todo el edificio goza de “nivel 1 de protección integral”. Los edificios con nivel 1 están, según la normativa, “protegidos de forma global, con el fin de mantener sus características arquitectónicas y constructivas, volúmenes, formas y elementos decorativos”. En función de sus características, estos edificios se dividen en dos grados, “singular” y, como el caso que nos ocupa, “integral”. Esta categoría es la que protege “a los edificios de gran calidad, que presentan importantes valores arquitectónicos y ambientales”.

Nadie solicitó licencia al departamento de Urbanismo del Ayuntamiento porque, según fuentes oficiales del Congreso, "el presidente, que tiene todas las potestades administrativas, no necesita jurídicamente pedir licencias de obra. La Constitución le da ese poder para que el Parlamento tenga plena autonomía en sus dependencias". Las mismas fuentes añaden que "una vez terminada la obra se hizo un documento de conformidad con el Ayuntamiento".

Desde el Congreso insisten en que los nuevos ascensores eran “imprescindibles para la operatividad del edificio” y que “no había otro lugar en el que construirlos”. Quitan hierro al interés artístico de la escalera: “Es cierto que era de mármol y bronce, como la principal, pero no tan opulenta, pues era la escalera de servicio”.

En los archivos de Patrimonio del Estado, dueño del edificio y dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda, no hay constancia más allá de la reforma principal. No saben del derribo de la citada escalera, aseguran a este diario. Quizá se deba a que la obra de los tres ascensores se hizo, según las fuentes consultadas, con cargo a los presupuestos del Congreso.

El edificio, comunicado con el Congreso por un pasillo subterráneo, aparece en distintos catálogos del Madrid histórico por su belleza y representatividad. El proyecto, de corte clasicista, lo firmaron en 1946 los arquitectos Mariano Garrigues y Claudio Martínez. Las obras finalizaron en 1951. Quienes usan los ascensores reconocen que eran necesarios, pero también que la escalera constituía una obra de arte. Algún diputado comentó en privado, a sus compañeros, que aquello era una auténtica barbaridad, pero ningún grupo llegó a protestar de forma oficial.

El señorial inmueble alberga cientos de obras de arte, entre ellas la Sala Sert, la que fuera lugar de reuniones del Consejo de Administración del Banco Exterior, decorada con unas impresionantes pinturas sobre tabla del artista catalán Josep María Sert. El edificio que albergaba la desaparecida escalera fue inaugurado a la vez que otra de las ampliaciones del Congreso, la del vecino Banco de Crédito Local, en el número 40 de la Carrera de San Jerónimo.

Antes del derribo de la escalera ya hubo polémica por el reparto de las nuevas dependencias. Las obras comenzaron con el PP mandando, pero el inesperado giro que le convirtió al PSOE de Zapatero en la primera fuerza parlamentaria en 2004 cambió el destino de algunas salas y despachos.

Poca sensibilidad hacia el arte demostró Manuel Marín, ex presidente del Congreso, al ordenar que se derribara una escalera de bronce y mármol del antiguo edificio del Banco Exterior de España, un inmueble del año 1951 que tiene el nivel máximo de protección arquitectónica que otorga el departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid. Patrimonio del Estado adquirió el edificio en la etapa de la ‘popular’ Luisa Fernanda Rudi como presidenta del hemiciclo, para ampliar las instalaciones de las que gozan sus señorías. Tras una reforma en la que se invirtieron más de 25 millones de euros, el edificio, que está enfrente de la sede principal del Congreso, fue inaugurado por los Reyes el 1 de junio de 2006, con el socialista Manuel Marín como presidente.