Elena Valenciano, la nueva 'De la Vega' del PSOE

“Partido Socialista, ¿dígame?”. La joven telefonista que atiende las llamadas todavía no ha cumplido 18 años, pero ya es una convencida militante de las Juventudes Socialistas. Corre el año 1977 y Elena Valenciano no puede imaginar que su partido vaya a gobernar España durante seis legislaturas. Y mucho menos, que su carrera política derive, desde la centralita telefónica, en la dirección de la campaña electoral del PSOE 34 años después.

Valenciano (Madrid, 1960) se ha convertido, tras una larga trayectoria, en la número dos de Alfredo Pérez Rubalcaba. Su vida está vinculada a la política casi desde la adolescencia: a ella se ha dedicado y en ella ha sobrevivido sin necesidad de pisar el sector privado. Se trata de una profesional de la res publica, que no ha encontrado tiempo para terminar sus estudios de Derecho y Ciencias Políticas, aunque presume de un brillante expediente, y que confiesa haberse hecho socialista en plena Transición para luchar por las libertades, la democracia y la igualdad. Desde entonces, diversos episodios han marcado su conciencia política.

Durante el golpe del 23-F, volvió a ponerse al teléfono de la sede central del PSOE, en la madrileña calle de Santa Engracia. Cundía la desesperanza ante el truncado proceso democrático, pero entonces Valenciano se quedó impresionada por las ofertas de ciudadanos “de derechas” que le ofrecieron pasar la noche en su casa como medida de seguridad. Años después, vivió otra experiencia que todavía parece emocionarla. Fue la visita a un campamento de refugiados palestinos en Jordania. “Íbamos en el coche con el embajador y por alguna razón llevábamos a su perro en la parte de atrás. Al llegar al campamento, una multitud de niños se agolparon junto al vehículo para tocar al perro, porque nunca habían visto uno de verdad”, relata.

No obstante, su papel protagonista no llega hasta 2011, en el escenario más adverso, después de que en los años de gloria de José Luis Rodríguez Zapatero, el líder socialista no la incluyera en el Gobierno, ni la eligiera para la Secretaría de Organización del PSOE. Por esos puestos han pasado otras mujeres como María Teresa Fernández de la Vega, Leire Pajín, Bibiana Aído, Carme Chacón, Trinidad Jiménez, Elena Salgado o, más tarde, Rosa Aguilar.

Pero, pese a no entrar en el núcleo duro de Zapatero, Valenciano  ha resistido en un segundo plano, trabajando en Ferraz, en Bruselas y en la Carrera de San Jerónimo a la espera de dar el gran salto. Y cuando peor se han puesto las cosas, Rubalcaba ha confiado en ella, convirtiéndola en algo así como su propia De la Vega. De hecho, la jefa de campaña socialista se considera un nexo entre las generaciones de la histórica feminista Carlota Bustelo; de la ex vicepresidenta De la Vega; y de las socialistas más jóvenes, como Pajín.

Y a las cuestiones de género ha dedicado una parte importante de su carrera. “Recuerdo a una joven guapa, con un jersey sobre los hombros, sentada sobre una mesa, hablando de políticas públicas, de conceptos de igualdad… me impresionó su oratoria”.  Así conoció a Valenciano la diputada del PSC Lourdes Muñoz en 1990. Fue en un curso de formación de la Asociación Mujeres Jóvenes, que la ahora dirigente del PSOE fundó en 1984. Además, desde 1999 preside la Fundación Mujeres y, según Muñoz, su designación como lugarteniente de Rubalcaba ha caído muy bien en los sectores feministas.  “Tras la salida de De la Vega, ha gustado mucho la llegada de Valenciano. Su sensibilidad por la igualdad y la proximidad con los ciudadanos se va a notar en la campaña”, asegura su colega de partido.

Aspiraciones literarias

Las relaciones internacionales ocupan también buena parte de su currículo político. Tras apoyar en las primarias a Josep Borrell como candidato socialista, éste la incluyó en las listas al Parlamento Europeo, donde permaneció entre 1999 y 2008, cuando fue elegida diputada en el Congreso. Asimismo, ejerce de responsable de Política Internacional y Cooperación del PSOE. Cree que Bruselas le ha enseñado a pactar, a mezclarse con diferentes ideologías y a alcanzar consensos. Tal vez por ello, rechaza el sectarismo, presume de tener buena relación con la oposición, así como de no haber formado parte de las diferentes familias que han poblado el PSOE.

Uno de sus amigos en el PP, Jorge Moragas, jefe de Gabinete de Mariano Rajoy, destaca su “voz bonita” y el “mérito de cargar con la cruz del legado socialista con una actitud tan resuelta”. No obstante, advierte que Valenciano también “transmite cierta distancia con lo que defiende”. Una distancia que puede ser apreciada en sus comparecencias públicas, donde martillea a la prensa con argumentarios, pero que se diluye en el cara a cara. Y es que esta alumna del liceo francés sueña con cambiar la política por la literatura y saca la vena poética observando el Mediterráneo alicantino.

Asegura escribir mucho, más de lo que enseña en su blog y en su activo Twitter. Se imagina como novelista, poeta o narradora, y se nutre de Zola, Baudelaire, Javier Marías, Almudena Grandes, Antonio Muñoz Molina o literatura árabe. Pero en los próximos días le esperan otro tipo de escritos: ponencias, programa electoral, discursos para mítines, argumentarios, encuestas… y un folio en blanco para la noche del 20-N.