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La FAES también expulsa a la díscola diputada catalana Montserrat Nebrera
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La FAES también expulsa a la díscola diputada catalana Montserrat Nebrera

El día que Montserrat Nebrera llegó a ocupar su puesto como nueva flamante diputada del Partido Popular (PP) en el Parlamento catalán, quiso sentarse al lado

Foto: La FAES también expulsa a la díscola diputada catalana Montserrat Nebrera
La FAES también expulsa a la díscola diputada catalana Montserrat Nebrera

El día que Montserrat Nebrera llegó a ocupar su puesto como nueva flamante diputada del Partido Popular (PP) en el Parlamento catalán, quiso sentarse al lado del presidente del grupo, en aquel entonces el ex ministro Josep Piqué. Reclamaba el lugar, no en vano había sido la número dos del cartel electoral. Pero ahí comenzó su primera decepción: sus compañeros le indicaron que ése era el sitio del portavoz del grupo, no el de una simple diputada. Nebrera optó entonces, por ocupar el tercer asiento, pero tampoco tuvo suerte: era el lugar asignado para el portavoz adjunto. Al final, como si su destino estuviera marcado entonces, tuvo que acomodarse en la última fila, porque los demás sillones estaban ya repartidos y ella no se había enterado.

 

La anécdota refleja a la perfección el encaje que la díscola y mediática diputada ha tenido en el PP de Cataluña. Hay que reconocer, sin embargo, que su llegada a la formación que encabeza Mariano Rajoy fue sonada, pues arribó como el gran fichaje realizado por Josep Piqué. Pero su salida de ayer ha sido igualmente sonada, con una histriónica carta remitida vía urgente al propio Rajoy. En el ínterin, los tres años como diputada en el Parlamento catalán han estado marcados por disputas con la dirección de su propio partido. Lo único que ha demostrado en este periodo es que es una persona rebelde e inconformista y que ha intentado hacerse un hueco sin éxito. Pero la marcha de su mentor Piqué le dejó sin padrino que diese la cara por ella. Esto acabó cerrándole todas las puertas.

 

El enfrentamiento con el ex presidente del Gobierno José María Aznar la ha dejado definitivamente en el arcén. La díscola diputada afirma en el libro que está a punto de aparecer a la venta que Aznar le dijo: “La población catalana está enferma”. Y ésa fue la gota que colmó el vaso: el secretario general de la Faes, Jaime García-Legaz, ya ha tramitado su cese inmediato. Y eso dejando al margen las iniciativas legales que esta fundación quiera emprender. (Ver noticia).

 

Nebrera se marcha desengañada del PP catalán, a quien acusa de “sucursalista” de la dirección de Génova. Y abandona el escaño, pero no la política, aunque afirma que “el Parlament nos cuesta mucho dinero y no sirve para nada”. A la espera de conocer en qué partido aterrizará la profesora de Derecho Constitucional, la ya ex diputada se ha convertido en una molesta china en el zapato de Mariano Rajoy.

 

La aparición de Nebrera en la escena política catalana fue en 2006, en una apuesta personal de Piqué para renovar los aires de la formación en Cataluña en las elecciones autonómicas que se celebraron en noviembre de ese mismo año. Sin embargo, este tándem no funcionó, cosecharon unos pésimos resultados electorales, perdiendo incluso un diputado y situándose como cuarto grupo de la cámara.

 

Quería ser santa

 

Pero Nebrera no es una mujer conformista. Si de pequeña soñaba con ser santa, de mayor quería ser política. Por eso, el 13 de marzo de 2007 reservó el emblemático Hotel Majestic para presentar su propio proyecto político al margen del PP catalán, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo. Y, por supuesto, sin avisar a la dirección de su partido. La cena y posterior conferencia reunió a más de 400 personas, muchas de ellas cercanas al Opus Dei, que pudieron escuchar cómo la diputada calificaba a su partido en Cataluña de “charca ponzoñosa y asquerosa”. Unos calificativos que ha repetido a su marcha tildando al PP de “charco que apesta”.

 

Nebrera perdió su último tren en el PP catalán tras presentarse para presidir el partido en el último Congreso y ser derrotada por la candidata oficial Alicia Sánchez-Camacho, aunque logró un 43% de apoyos de forma inesperada. Este resultado ha de interpretarse bajo la lupa de la especial coyuntura que había en aquel momento, verano del 2008, con una candidata que, aunque catalana (Sánchez-Camacho ya había sido años atrás portavoz de la formación en Cataluña) que daba la impresión de ser impuesta desde Madrid para sustituir a Daniel Sirera y contentar a Mariano Rajoy. A partir de entonces, su marcha era una noticia a la espera de confirmar la fecha definitiva.

 

Su último año como diputada ha quedado marcado por los dos expedientes disciplinarios que le ha abierto la dirección. Uno de ellos fue como consecuencia de la burla pública que hizo sobre el acento andaluz de la entonces ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. El otro, posterior, fue abierto por declaraciones menospreciadoras sobre la dirección del PP. Ahora, su futuro pasa por integrarse en alguna organización extraparlamentaria o por liderar su propio proyecto. En caso de optar por este último, no tendrá a nadie que le haga sombra y podrá elegir el escaño del Parlamento que más le guste.

El día que Montserrat Nebrera llegó a ocupar su puesto como nueva flamante diputada del Partido Popular (PP) en el Parlamento catalán, quiso sentarse al lado del presidente del grupo, en aquel entonces el ex ministro Josep Piqué. Reclamaba el lugar, no en vano había sido la número dos del cartel electoral. Pero ahí comenzó su primera decepción: sus compañeros le indicaron que ése era el sitio del portavoz del grupo, no el de una simple diputada. Nebrera optó entonces, por ocupar el tercer asiento, pero tampoco tuvo suerte: era el lugar asignado para el portavoz adjunto. Al final, como si su destino estuviera marcado entonces, tuvo que acomodarse en la última fila, porque los demás sillones estaban ya repartidos y ella no se había enterado.

Mariano Rajoy Josep Piqué