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Cisma en el PSOE canario: la cúpula del partido no quiere a López Aguilar
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Cisma en el PSOE canario: la cúpula del partido no quiere a López Aguilar

La inesperada dimisión del número dos del PSOE canario, Francisco Hernández Spínola, por la "crisis de confianza" entre él y el líder del partido, Juan Fernando López

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Cisma en el PSOE canario: la cúpula del partido no quiere a López Aguilar

La inesperada dimisión del número dos del PSOE canario, Francisco Hernández Spínola, por la "crisis de confianza" entre él y el líder del partido, Juan Fernando López Aguilar, ha sacado a la luz con toda crudeza el cisma abierto en el socialismo isleño, roto por la guerra fratricida entre partidarios y detractores del ex ministro de Justicia. Este último bando está capitaneado por el también ex ministro y alcalde de Las Palmas, Jerónimo Saavedra, empeñado en evitar a toda costa que López Aguilar repita no sólo como secretario general, sino también como cabeza de cartel en las próximas elecciones autonómicas.

Ni siquiera el propio López Aguilar niega ya la existencia de ese cisma. Ayer, veinticuatro horas después de que Hernández Spínola renunciase a sus cargos de vicesecretario general del partido y presidente del Grupo Socialista en el Parlamento autonómico, el ex ministro afirmó: "Hay quienes me están haciendo la vida imposible para que me vaya de Canarias". Y no son pocos, en efecto, los enemigos internos del futuro candidato socialista al Parlamento Europeo.

La guerra entre el sector oficial de López Aguilar y el sector crítico de Saavedra estalló antes del verano, pero estaba larvándose desde mucho tiempo atrás. Saavedra, que es también presidente del PSOE canario, nunca vio con buenos ojos el desembarco de su compañero de partido en el archipíélago tras dejar la cartera de Justicia. Primero, porque López Aguilar se resistió a acatar la orden de José Luis Rodríguez Zapatero para salir del Gobierno y encabezar la candidatura socialista en las elecciones autonómicas de 2007, orden que terminó aceptando a regañadientes; luego, por la decisión de Ferraz de imponerle como cabeza de lista en las elecciones generales del pasado 9 de marzo; poco después, por el anuncio de su candidatura como número uno del PSOE en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo año; y, finalmente, por su pretendida reelección como secretario general de los socialistas canarios en el Congreso regional que se celebrará en noviembre.

El sector crítico considera que López Aguilar está perjudicando gravemente las expectativas electorales del PSOE canario por la indefinición sobre su futuro político. Saavedra ha llegado a decir públicamente que no se puede dirigir el partido "con un mando a distancia", en alusión a las prolongadas ausencias de López Aguilar del archipiélago, no sólo por su condición de diputado y presidente de la Comisión de Administraciones Públicas del Congreso, sino por sus frecuentes viajes al extranjero: en agosto asistió en Denver (Colorado) a la convención del Partido Demócrata estadounidense, y esta semana tiene previsto viajar a Manchester (Reino Unido) para participar en el congreso del Partido Laborista británico. "De seguir así vamos a estar en la oposición hasta el 2020", ha dicho Saavedra.

Continuos desencuentros

El pasado mes de mayo, antes incluso de que se hiciera pública la candidatura de López Aguilar al Parlamento Europeo, un sector del partido ya transmitió al número dos del PSOE, José Blanco, su malestar por la continuidad del ex ministro al frente del socialismo canario, que aumentó tras el anuncio de que se presentaría a la reelección como secretario general. Blanco trató de parar la rebelión en seco y ordenó a los críticos que cesaran sus ataques a López Aguilar, al menos en público. No ha sido así, y desde entonces los desencuentros entre éste y los pesos pesados del PSOE canario han sido constantes.

López Aguilar, según las fuentes consultadas por El Confidencial, no sólo sufre los intentos de acoso y derribo de Saavedra. También está enfrentado al secretario de Organización del partido, Julio Cruz, y al portavoz en el Parlamento autonómico, Blas Trujillo. Incluso uno de sus hombres de confianza, Santiago Pérez -que dimitió en julio como secretario general del Grupo Parlamentario Socialista-, le exigió hace unas semanas que "clarifique de una vez, y de forma contundente, sus propuestas de futuro sobre si quiere ser o no reelegido secretario general", ya que López Aguilar aún no ha hecho oficial su candidatura. La dimisión de Hernández Spínola por sus continuos enfrentamientos con su jefe de filas, el pasado domingo, ha sido el último episodio de una batalla cruenta cuyo desenlace se presenta muy incierto.

Saavedra ha asegurado, incluso, que propondrá un candidato alternativo para sustituir a López Aguilar como secretario general en el congreso de noviembre, pero por ahora se ha negado a revelar su identidad con el argumento de que "si no, lo quemo". El ex ministro de Justicia le ha respondido con otro dardo envenenado: "Con tapados o apadrinados no se ganan los liderazgos".

El cisma en el PSOE canario abre numerosas incógnitas sobre el futuro político de López Aguilar. El ex ministro cuenta con el apoyo de las bases y de una parte de la Ejecutiva, pero tiene en contra a un amplio sector de la dirección. Las fuentes consultadas no descartan que ni siquiera llegue a formalizar su candidatura para revalidar su cargo de secretario general, y pronostican que, tras su paso por el Parlamento Europeo, Zapatero compensará a su antiguo protegido con algún otro premio de consolación, tal vez una embajada en el extranjero.

La inesperada dimisión del número dos del PSOE canario, Francisco Hernández Spínola, por la "crisis de confianza" entre él y el líder del partido, Juan Fernando López Aguilar, ha sacado a la luz con toda crudeza el cisma abierto en el socialismo isleño, roto por la guerra fratricida entre partidarios y detractores del ex ministro de Justicia. Este último bando está capitaneado por el también ex ministro y alcalde de Las Palmas, Jerónimo Saavedra, empeñado en evitar a toda costa que López Aguilar repita no sólo como secretario general, sino también como cabeza de cartel en las próximas elecciones autonómicas.