General Verástegui: “Tengo a 15 expertos en Guinea-Bissau y no hay ni para empezar. Pedimos peras al olmo”

Con mucho humor pero cantando las verdades del barquero, el general de Brigada español Juan Esteban Verástegui relataba a un seminario sobre Reforma del Sector de la Seguridad (RSS) en qué práctica se reducía tanta teoría. “Una cosa es reformar y otra reconstruir. Lo que nos encontramos sobre el terreno dista mucho del manual”. El general Verástegui es el primer español al frente de una misión internacional de la Unión Europea, “algo que aún no se había dicho en público”, bromeó, “y me han traído aquí abusando de mí porque estoy de vacaciones”. Lleva tres meses en Guinea-Bissau como jefe de la Misión RSS de la UE y “tengo a 15 expertos pero no hay ni para empezar”.

La Reforma del Sector de la Seguridad versa sus argumentos en la construcción y mantenimiento de la paz con el objetivo de ganar seguridad internacional, pero cambiando el método de la imposición por la fuerza por el de la colaboración para el desarrollo. Es decir, contando con el país donde se actúa, asesorándole y trabajando en equipo para su desarrollo. Así lo defendía el ex secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan: “No tendremos seguridad sin desarrollo”. Sentencia que recordó Rory Keane, miembro del Comité de Asistencia al Desarrollo de la OCDE y también ponente del seminario sobre RSS organizado por el Centro Internacional de Toledo para la Paz (CTIpax) y el Real Instituto Elcano.

El general Verástegui se congratula de las incipientes políticas de RSS que parten de las grandes organizaciones internacionales (ONU, OCDE, UE, OTAN... ) pero tiene “serias dudas” sobre su poder ejecutivo. Y el elemento crítico es “el personal”. En la misión de Guinea Bissau, país cuya principal exportación son los anacardos, el general de Brigada español cuenta con 15 expertos a lo largo de un año y su conclusión es que “lo voy a hacer, pero es difícil, realmente le estamos pidiendo peras al olmo”. Ese personal debe saber manejar tres idiomas, deben ser militares, policías, jueces, hay que saber de orgánica, técnica y trabajar en equipos muy reducidos... “tanto es así, que para cada función tengo a un experto”.

Además, se añade el problema de que “no es fácil tener a suficientes personas dispuestas a dejar su casa, su familia durante largo tiempo”, por ello, se acude a las rotaciones, lo que genera “numerosos problemas, sobre todo porque la relación de confianza con las autoridades del país asesorado es clave y, con tanto cambio, terminan sintiéndose como conejillos de Indias”. Por tanto, “hay que preparar currículos y estructuras potentes”.

Por qué la Reforma del Sector de la Seguridad

La propia ministra de Defensa Carme Chacón anunció en la inauguración del citado seminario una nueva Estrategia de Seguridad y Defensa con una visión integral que aúne instrumentos del Estado como la diplomacia, la cooperación, los recursos civiles y los militares. Políticas que se enmarcan en la corriente internacional que quiere dar base teórica a las nuevas tareas de los ejércitos en situaciones de conflicto. Tareas que en alguna ocasión los ha convertido en el cuestionado concepto de ONGércitos.

“Es vital conquistar el apoyo de la población”, explica Shlomo Ben Ami, vicepresidente del CITpax, “estamos ante un nuevo modelo, la capacidad del daño físico es menor que el del no físico. La omnipresencia de los medios de comunicación, vivir en una sociedad de la información, limita la efectividad de las fuerzas de seguridad”. Ben Ami recordó la frase del estadounidense Westley Clarck, comandante supremo de la OTAN durante los bombardeos de Kosovo: “Es imposible hacer la guerra con estos europeos porque luchan como acompañados por un abogado”.

En resumidas cuentas, para ganar un conflicto, hay que contar con la sociedad civil. Las guerras simétricas (entre dos Estados) prácticamente han desaparecido, ahora los conflictos son asimétricos y el mejor y más reciente ejemplo es Iraq. “La guerra de Iraq ha generado ya más costes que la Segunda Guerra Mundial para los Estados Unidos”, continúa Ben Ami, “y con resultados inciertos”. Costes generados con en las tres primeras semanas de grandes operaciones, hasta la toma de Bagdad, sino la guerra de guerrillas posterior. La fuerza no disuade, “al enemigo asimétrico no lo puedes disuadir (Al Qaeda, Hamas...). Por lo tanto, más que destruir, hay que reconstruir al enemigo”.

Para ello, existen doctrinas oficiales como el Handbook para la Reforma del Sector de la Seguridad de la OCDE presentado por el mencionado Rory Keane: “No es un libro para leer en la playa”, bromeó, “pero explica cómo el dinero, la Defensa y la Diplomacia deben trabajar juntos para el desarrollo”, destacando como punto más importante una adecuada financiación: “El Ejército es importante, pero es sólo un actor”. Además, los programas de seguridad deben trabajar “con los actores locales, dirigiendo no ejecutando”. La seguridad basada en la Justicia es más efectiva.

Cambio de estructuras

La clave de toda la reestructuración necesaria en los Estado para hacer frente al desafío de la RSS es la ‘integración’. En dicho concepto, insistieron los numerosos ponentes del seminario. Una integración entre parte de las políticas del Ministerio de Defensa, Exteriores y Economía. Así lo ha demostrado el modelo británico, presentado por Catherine Weiss, asesora de Gobernabilidad y Conflictos en el Reino Unido, aunque sí confesó que, pese a todos los esfuerzos, tenía más éxito en zonas donde han sido requerida su presencia y no impuesta como en el caso de la provincia de Basora (Iraq).

En el caso español, Jordi Marsal, asesor de la ministra de Defensa, se preguntaba qué organismos habría que crear para gestionar la visión española de la RSS: “Podría ser la Comisión Interministerial de Cooperación Internacional o el Consejo de Defensa Nacional... Pero, ¿esto es suficiente?”. La respuesta residirá en la nueva Estrategia anunciada por Carme Chacón y su operatividad, porque, a tenor de la opinión de los miembros de las Fuerzas Armadas con experiencia en misiones exteriores presentes en el acto, la teoría, efectivamente, es muy bonita. La práctica es otro cantar.