Es noticia
Las elecciones se juegan en Cataluña
  1. España

Las elecciones se juegan en Cataluña

En la cúpula socialista, tanto en la federal como en el PSC, se teme que el rosario de socavones y boquetes de las obras de AVE

Foto: Las elecciones se juegan en Cataluña
Las elecciones se juegan en Cataluña

En la cúpula socialista, tanto en la federal como en el PSC, se teme que el rosario de socavones y boquetes de las obras de AVE en Barcelona arrastre consigo los votos de su principal bastión electoral, más allá de Andalucía. Cataluña otorgó a José Luis Rodríguez Zapatero su ascenso a La Moncloa en 2004, pero, si la crisis de las infraestructuras no se ataja a tiempo, esa misma Cataluña puede quitarle ahora el Gobierno, por el aumento de la abstención entre sus simpatizantes y el creciente radicalismo de CiU y ERC, que concurrirán a los comicios de marzo envueltos en la senyera.

Las encuestas arrojan en España una situación cercana al empate técnico entre PP y PSOE de cara a las elecciones generales de marzo, de ahí que se avecine una lucha, diputado a diputado, durante la campaña electoral. En 2004, el PSC aportó 21 diputados al grupo socialista en el Congreso, cuatro más que en el año 2000. Esos diputados de diferencia los otorgaron a Zapatero, precisamente, los ciudadanos de Barcelona y de su área metropolitana.

“La gente está quedándose a dormir en Barcelona, el enfado es generalizado y hay el convencimiento de que los catalanes pasarán factura a Zapatero”. Este es el ambiente que describen fuentes empresariales catalanas. Se da la circunstancia de que las tres líneas cerradas por los socavones de las obras del AVE discurren por el principal bastión del PSC: el Baix Llobregat, comarca gobernada en su mayoría por los socialistas catalanes y que cuenta con casi 800.000 habitantes.

Están en juego 450.000 votos, que son los que obtuvieron los socialistas en la comarca del Baix Llobregat (217.000 votantes), Hospitalet de Llobregat (más de 45.000 papeletas en la localidad donde se concentran los problemas) y Barcelona (más de 182.000). Y eso sin contar los damnificados por el colapso que residen en otras comarcas y que pueden suponer unos 100.000 sufragios adicionales. O los votantes solidarios con los afectados, por parentesco o amistad

El beneficiado, en este caso, podría ser, curiosamente, el Partido Popular, que es la segunda fuerza en el Baix Llobregat a pesar de que sólo tiene el 16% de los 434.000 votos de esta comarca. Pero arañaría también puntos en Hospitalet y Barcelona, dos bolsas de población donde se hacen fuertes los dos grandes partidos estatales. En 2004, el PP perdió la mitad de sus diputados electos por Cataluña para quedarse en seis escaños, de los que cinco los aportó Barcelona y su cinturón metropolitano –tres menos que en 2000- y uno Tarragona.

“En el PSOE saben que los votos catalanes pueden ser decisivos para que Rodríguez Zapatero sea el próximo presidente. Por eso, si falla Cataluña, el PP puede recuperar posiciones y poner a Mariano Rajoy en la Moncloa”, explica un miembro del PSC. En los últimos días, el presidente de la Generalitat, José Montilla, y el presidente del Gobierno han hablado del tema. El primero se ha quejado de la gestión de los problemas. “No ha habido discusión entre ambos ni pelea telefónica, como se ha dicho desde algunos sectores, sino que se le ha hecho llegar el malestar existente por cómo se lleva el tema. La Generalitat no puede hacer nada, porque las competencias son del Estado, pero la falta de confianza salpica directamente al partido que gobierna, que es el PSC. Y eso lo comprende Zapatero perfectamente”, añade la misma fuente.

En la cúpula socialista, tanto en la federal como en el PSC, se teme que el rosario de socavones y boquetes de las obras de AVE en Barcelona arrastre consigo los votos de su principal bastión electoral, más allá de Andalucía. Cataluña otorgó a José Luis Rodríguez Zapatero su ascenso a La Moncloa en 2004, pero, si la crisis de las infraestructuras no se ataja a tiempo, esa misma Cataluña puede quitarle ahora el Gobierno, por el aumento de la abstención entre sus simpatizantes y el creciente radicalismo de CiU y ERC, que concurrirán a los comicios de marzo envueltos en la senyera.