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El nuevo PGOU de Marbella: una patata caliente pactada entre Junta (PSOE) y Ayuntamiento (PP) que no satisface a nadie
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El nuevo PGOU de Marbella: una patata caliente pactada entre Junta (PSOE) y Ayuntamiento (PP) que no satisface a nadie

El nuevo PGOU de Marbella es “la locura más grande que se ha podido cometer en la historia de la vida”, exclama un empresario local. La

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El nuevo PGOU de Marbella: una patata caliente pactada entre Junta (PSOE) y Ayuntamiento (PP) que no satisface a nadie

El nuevo PGOU de Marbella es “la locura más grande que se ha podido cometer en la historia de la vida”, exclama un empresario local. La frase define el estado de crispación en el que está sumida la ciudad a cuenta de un Plan General de Ordenación Urbana cuyo avance fue “aprobado rápidamente, casi sin leer, por la alcaldesa”, nada más recibirlo de la Junta de Andalucía.

“Es un plan imposible de gestionar”, dice un marbellí. “No satisface a nadie”, afirma otro. “Supone la ruina para muchas familias”, se queja un tercero. Las quejas son unánimes, y cada vecino lo explica a su manera. Una de las definiciones más esclarecedoras es la siguiente: “el PGOU legaliza lo ilegal pero se lo endilga a los colindantes”.

Por ejemplo, “el propietario del Hotel Senator, Hoteles Playa, tiene que compensar su irregularidad al Ayuntamiento cediendo toda la plaza pública y las 99 viviendas aledañas, que previamente ha de comprar a Luis Portillo”, aclaran desde el Ayuntamiento.

Es decir, que no se tira ni una de las famosas 30.000 viviendas irregulares, y la legalización pasa por ceder el suelo equivalente a la irregularidad para equipamiento o para zona verde. “Si has cometido los tres pecados capitales –por tipología, por volumen o por ser contrario al Plan del 86- y quieres que tu edificación se legalice, repones ese suelo o lo donas para equipamiento o zona verde a través de una figura denominada área de regularización. Esa responsabilidad les puede tocar o a los promotores o a los particulares. Y les está recayendo a los vecinos. Las comunidades están que trinan. No dan abasto los despachos de abogados para hacer alegaciones”, asegura un particular.

La queja más repetida es que, en virtud a la alambicada redacción de Manuel Fustegueras, terrenos que en el 86 eran edificables, ahora son zonas verdes. “Hay gente muy perjudicada que no tiene ninguna culpa del caos urbanístico en el que se encuentra sumido Marbella”.

El Hotel Guadalpín, edificio singular

Aparte, “propone cosas demenciales”, ilustra un ciudadano: “Por ejemplo, el Ares Bank, que es un edificio horroroso, lo han convertido en zona de interés cultural (o patrimonial) por su estilo árabe; han previsto ubicar el Palacio de Justicia al lado del Puente Romano, o sea, que vas al club a tomar un cóctel, y tienes al lado todos los chorizos; el Hotel Guadalpín, lo han convertido en un edificio singular; y los edificios de la Avenida Ricardo Soriano no pueden tener más de cinco plantas”.

“Un Plan General es algo muy complicado. Y más tratándose de Marbella tras la era Gil. En la medida en que interviene en el suelo, favorece o perjudica”, explican fuentes socialistas del Ayuntamiento. “De 18.000 viviendas ilegales, se van a sacar 1.800.000 metros cuadrados para equipamiento y zonas verdes, cuyas cargas, a través de cesiones de suelo, habrán de costear los dueños de terreno en Marbella como Tomás Olivo, Ávila Rojas o Judah Binstock, y algunas comunidades de vecinos, añaden.

“El Ayuntamiento ha hecho un pacto con la Junta para aprobar el plan con rapidez con la idea de irlo arreglando sobre la marcha. Pero se ha convertido en una auténtica patata caliente en manos de Ángeles Muñoz”, asegura un marbellí.

“Por responsabilidad política, el equipo de Gobierno ha aprobado el Plan en tiempo récord como único cauce para acabar cuanto antes con la inseguridad jurídica. Un Plan que ha sido redactado por la Junta de Andalucía en solitario sin contar con nadie”, es la respuesta de los portavoces de la alcaldesa popular Ángeles Muñoz. Ante la previsible avalancha de alegaciones al PGOU, los socialistas han pedido una ampliación del plazo de las mismas, que finaliza en principio a finales del presente mes de septiembre.

El nuevo PGOU de Marbella es “la locura más grande que se ha podido cometer en la historia de la vida”, exclama un empresario local. La frase define el estado de crispación en el que está sumida la ciudad a cuenta de un Plan General de Ordenación Urbana cuyo avance fue “aprobado rápidamente, casi sin leer, por la alcaldesa”, nada más recibirlo de la Junta de Andalucía.

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