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Nitroglicerina, almidón y cocaína
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Nitroglicerina, almidón y cocaína

Eliminadas en gran medida las dudas que existían sobre la decimotercera mochila bomba del 11-M y si finalmente se respetó la ‘cadena de custodia’ que garantizaba

Eliminadas en gran medida las dudas que existían sobre la decimotercera mochila bomba del 11-M y si finalmente se respetó la ‘cadena de custodia’ que garantizaba su validez como prueba clave del sumario, los agujerólogos vuelven a centrar todo su esfuerzo en cuestionar cuál fue el explosivo que estalló en los trenes y provocó la masacre. Una labor en la que cuentan con la inestimable ayuda de los resultados que, con cuenta gotas, se van filtrando del mayor análisis pericial que se haya sometido nunca en nuestro país al material utilizado en un atentado terrorista.

Ayer, el diario El Mundo desvelaba que en una de las muestras analizadas -en concreto, la bautizada judicialmente como M-1 y que está formada por poco más de tres gramos de polvo de extintor recogidos en la estación de El Pozo el día de masacre- contenía restos de nitroglicerina, un componente que no forma parte de la Goma 2 ECO, pero sí de algunos de los tipos de dinamita marca Titadyn que utiliza ETA. Un dato que, según han aireado en las últimas horas los partidarios de la llamada teoría de la conspiración, echa definitivamente por tierra de manera la hipótesis de que lo único que estalló aquella mañana en Madrid fue Goma 2 ECO.

No les falta razón, aunque para llegar a esa conclusión no hubiera sido necesario someter la muestra a una prueba de difracción con rayos X -el complejo análisis que ha descubierto la nitroglicerina-, sino, simplemente, escuchar atentamente lo que se está diciendo en las sesiones del juicio del 11-M y, sobre todo, haber asistido a la jornada en la que en la sala se proyectaron las fotografías e imágenes que dejaron bien a las claras que la célebre Mina Conchita -que en estas mismas páginas rebautizamos como Mina Bernarda (ver crónica del pasado 28 de febrero)- era un auténtico descontrol donde cualquiera que pasase por allí podía llevarse unos cartuchos a casa.

Aquellas imágenes mostraron cómo, debajo de los tablones a la entrada de las galerías, los mineros –así lo reconoció Raúl González, El Rulo, en el propio juicio- guardaban el material que les sobraba del tajo sin ninguna medida de seguridad. Allí, también, se pudo observar con nitidez cómo no sólo estaba al alcance de la mano de cualquiera importantes cantidades de Goma 2 ECO, sino también de su hermana mayor, la Goma 2 EC. Un tipo de explosivo, este último, que en su composición tiene tanto dinitrotolueno como nitroglicerina, los dos polémicos compuestos a los que por ahora se agarran los partidarios de los agujerólogos para mantener su teoría. ¿O es que alguien cree que los “moritos”, como los bautizó en su día el tristemente célebre Trashorras, fueron tan selectivos que desecharon los cartuchos de Goma 2 EC, más contaminante según los expertos, para que sus bombas fueran ecológicas?

El minucioso informe de los restos de explosivos aún no ha terminado, ni mucho menos. Y además, cuando lo haga, no tendrá conclusiones finales plasmadas en papel. Negro sobre blanco sólo aparecerán los datos de las innumerables pruebas realizadas y, como en su día aclaró el Tribunal que juzga el 11-M, serán los ocho peritos que las han realizado los que deberán dar cuenta de sus conclusiones de viva voz en la misma sala, en una sesión que promete levantar pasiones ya que deberán confrontarlas y defenderlas frente a las del resto.

Eliminadas en gran medida las dudas que existían sobre la decimotercera mochila bomba del 11-M y si finalmente se respetó la ‘cadena de custodia’ que garantizaba su validez como prueba clave del sumario, los agujerólogos vuelven a centrar todo su esfuerzo en cuestionar cuál fue el explosivo que estalló en los trenes y provocó la masacre. Una labor en la que cuentan con la inestimable ayuda de los resultados que, con cuenta gotas, se van filtrando del mayor análisis pericial que se haya sometido nunca en nuestro país al material utilizado en un atentado terrorista.