Gobierno y oposición, más alejados que nunca: Zapatero y Rajoy no se saludan en el día en la Constitución

Ni en el 'besamanos' previo, ni durante los corrillos del aperitivo. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder de la oposición, Mariano Rajoy, no se saludaron ni se dirigieron la palabra durante la celebración, ayer, del XXVIII aniversario de la Constitución que tuvo lugar en el Congreso. Mientras esto sucedía, el presidente de la Cámara Baja, Manuel Marín, aprovechaba su discurso institucional para hacer un llamamiento al regreso a la unidad y al entendimiento en los asuntos cruciales que afectan a la convivencia de los españoles, en especial el proceso sobre el fin de ETA.

Pero, aun así, el esperado encuentro entre Zapatero y Rajoy no se produjo: no se hablaron ni para tomar una copa juntos en el aperitivo. Es más, el presidente confesó en un corrillo que no tiene la intención de llamar por teléfono a Rajoy en las próximas semanas para hablar de terrorismo, aunque -emulando a James Bond-, precisó: "Nunca digas nunca jamás". Hoy por hoy, ambos están más alejados que nunca y así lo escenificaron ayer.

El presidente del Gobierno declaró ayer que quiere y desea acabar con la violencia etarra. Este objetivo "está mejor que hace diez años, que hace cinco y que hace dos" y, por ello, se mantienen las "expectativas". Así, invitó al mundo de Batasuna a ser valiente empleando sólo la palabra para defender sus ideas.

Insistió en que hará cumplir la Ley de Partidos si la organización ilegal no condena la violencia y, en clara alusión al PP, proclamó que éste era "un buen momento" para que "todos" arrimen el hombro en torno al Gobierno. Es más, el Ejecutivo "mantiene los principios [el Estado de Derecho] y las expectativas" sobre el fin del terrorismo.

Por su parte, Rajoy, ofreció a Zapatero llegar a un consenso sobre la política para acabar con ETA, el modelo de Estado y para no hacer de la memoria histórica un asunto de enfrentamiento entre españoles. El presidente del PP emplazó al jefe del Ejecutivo a abandonar "cualquier tipo de contacto político" con ETA y Batasuna y a volver al Pacto Antiterrorista como vías para lograr el fin del terrorismo.

Rajoy también invitó a Zapatero a pactar el modelo territorial e institucional de acuerdo con el espíritu de la Constitución, así como a retirar la llamada ley de la Memoria Histórica para no volver a resucitar una "guerra entre buenos y malos".

La cara amable de De la Vega

En otro corrillo, y en otro tono, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, expresó su respeto a la reforma de la Constitución propuesta por el PP y anunció que, tras las fiestas navideñas, se pondrá en contacto con los partidos políticos para explorar las posibilidades de abordar una reforma constitucional. A De la Vega le hubiera gustado que los populares le hubieran enviado su propuesta por escrito y no en un acto público. Aun así, ayer tendió los puentes y enfatizó que se pondrá en contacto con ellos para conocer el alcance de la reforma que proponen.

Ayer el PP cambió de registro. De una Constitución inamovible, debido al temor a replantear más avances del nacionalismo en el País Vasco o Cataluña, Mariano Rajoy dio un paso adelante tras las primeras reformas pactadas con el PSOE en los estatutos. Ahora el líder popular ve posible reformar la Carta Magna: en un corrillo llegó a reconocer que ha quedado "obsoleta", al ser hija de su tiempo, y a enfatizar que debe "adaptarse a su tiempo".