Solchaga, mediador en la operación de E.ON, rompe su silencio para criticar la política exterior de Zapatero

Carlos Solchaga puso voz a la percepción de malestar entre el empresariado por la política exterior del Gobierno y su estrategia de alianzas. Si los empresarios en general quieren estabilidad y seguridad jurídica, aún más aquellos que tienen intereses internacionales. Así lo expresó el ex ministro de Economía en el Comité Federal del PSOE del pasado sábado. Solchaga rompió su silencio, alabó la política económica de Zapatero y después reclamó un giro al centro de su partido por medio de pactos de Estado con el PP en asuntos clave, como son la política exterior y las reformas territoriales.

Aun a riesgo de ser malinterpretado, el negociador de E.ON ante el Gobierno español criticó ante el mismo José Luis Rodríguez Zapatero que éste vuelque los esfuerzos diplomáticos del Estado en Oriente Medio o Guinea, en lugar de apuntalar los intereses de España al otro lado del Atlántico (Latinoamérica y Estados Unidos) y en Europa. Por su lado, Zapatero respondió que esa política responde a unos principios, además de a la defensa de los intereses españoles, y que el largo conflicto entre israelíes y palestinos es causa de buena parte de los problemas internacionales.

Las críticas del ex ministro no pasaron desapercibidas al resto de sus compañeros socialistas, en tanto en cuanto Solchaga tiene un lobby -Solchaga, Recio & Asociados- dedicado a la defensa de los intereses de empresas españolas entre los círculos políticos y administrativos de Latinoamérica. Lo montó en 1999 con José Recio -ex consejero de BBV y de Sevillana de Electricidad- y cuenta con el apoyo del ex ministro de Industria Claudio Aranzadi. Además, como ya es sabido, la política exterior española no despierta entusiasmo entre los empresarios, que sienten que los requiebros diplomáticos de la era Zapatero no les benefician precisamente.

Polémico ‘proceso de paz’ para Oriento Medio

Ya no es sólo lo que ocurre con Estados Unidos. También ha causado cierto rubor que el proceso de paz para Oriente Medio de Zapatero y Jacques Chirac no fuera consultado primero con Israel, lo que llevó a este país a rechazarlo de forma fulminante, ni tampoco al primer ministro británico, Tony Blair, el adalid de las gestiones en esta zona en pro de la paz y que se enteró por la prensa de la iniciativa diplomática española.

A Solchaga también le mueven sus convicciones. Es una de las voces socialistas que más criticó el Estatuto salido del Parlamento catalán –“enorme error”, lo llamó-, y que más alabó el tijeretazo que pretendía el ministro de Economía, Pedro Solbes, al modelo de financiación que consagraba. Comentarios realizados desde su despacho de consejero editorial de Cinco Días, del grupo Prisa.