Alonso garantizará a Rumsfeld la permanencia de las tropas en Afganistán, pero sin ceder el control

El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, garantizará a su homólogo Donald Rumsfeld, durante la entrevista que mantendrán el lunes en el Pentágono, que los 800 soldados españoles desplegados en Afganistán permanecerán indefinidamente en el país a pesar de que, según sus propias palabras, “se ha revuelto el avispero” y “se ha producido un recrudecimiento de la violencia, con una inseguridad creciente en Kabul y en el sur del país”. El último informe del secretario general de la ONU, Kofi Annan, con quien Alonso se entrevistará el miércoles en Nueva York, señala que los enfrentamientos armados han aumentado de 300 a 500 al mes y los ataques suicidas han pasado de 17 en 2005 a 65 en los ocho primeros meses de este año.

El compromiso de España de mantener el despliegue militar en las provincias de Herat y Badghis se produce en un momento difícil, ya que los norteamericanos no logran doblegar a los guerrilleros talibanes y a los activistas de Al Qaeda, y cuando Francia anuncia la retirada de sus 200 soldados de las tropas especiales que colaboran en las operaciones de limpieza del sur del país. No obstante, Alonso aseguró a este diario que “no iremos ni un paso más allá de los cometidos de apoyo y seguridad a los equipos de reconstrucción desde la base avanzada de Herat” y señaló que no está previsto ampliar el contingente.

Eso significa que los norteamericanos no podrán contar automáticamente con el apoyo español en la provincia de Farah, una de las más revueltas por la acumulación de rebeldes y criminales que huyen de los combates en el sur y que es fronteriza con los territorios de Herat y Badghis, bajo jurisdicción española. Norteamericanos y británicos han presionado al Gobierno de Rodríguez Zapatero para que España levante la “salvaguarda” sobre sus tropas de modo que puedan quedar a disposición del mando coordinado de la misión de estabilización de la OTAN y de Libertad Duradera.

Según Alonso, “la máxima cesión sería levantar la salvaguarda cuando se trate de una emergencia y se nos requiera apoyo urgente sobre el terreno”. Pero todavía ese punto debe ser negociado con terceros países. “Hay que tener en cuenta que la zona del oeste, donde nos encontramos nosotros, hay 1.900 militares mientras en el sur hay 7.000”, añade el ministro confiando en que no lleguen a producirse las peticiones de apoyo.

Ampliación o retirada

El riesgo de que la guerrilla talibán extienda sus ataques a la zona española y se produzcan “salpicaduras” -según la expresión del jefe de operaciones, teniente general Bernardo Álvarez del Manzano- como consecuencia de los combates en el sur, llevó el pasado jueves al portavoz del PP en la Comisión de Defensa, Fernando López Amor, a exigir del titular de Defensa “una revisión” de la misión. “Hay que pensar en incrementar las dotaciones por razones de seguridad o marcharnos de allí”, dijo.

En tono aún más categórico, el portavoz de IU-ICV, Gaspar Llamazares, exigió un calendario de retirada y denunció el solapamiento de la misión de reconstrucción con la de guerra.