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El PSOE sangra por la herida de Bono: su renuncia a la alcaldía provoca la tormenta en el socialismo madrileño
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El PSOE sangra por la herida de Bono: su renuncia a la alcaldía provoca la tormenta en el socialismo madrileño

El culebrón desatado con la negativa de José Bono a encabezar la lista socialista a la alcaldía de Madrid tiene ya su primera víctima: el partido

Foto: El PSOE sangra por la herida de Bono: su renuncia a la alcaldía provoca la tormenta en el socialismo madrileño
El PSOE sangra por la herida de Bono: su renuncia a la alcaldía provoca la tormenta en el socialismo madrileño

El culebrón desatado con la negativa de José Bono a encabezar la lista socialista a la alcaldía de Madrid tiene ya su primera víctima: el partido y su militancia. El PSOE ha salido gravemente herido del espectáculo político-mediático provocado por la ambigüedad del ex ministro.

La tormenta estalló entre la militancia madrileña el martes. Fue en la Ejecutiva del Partido Socialista de Madrid (PSM). Fuentes conocedoras de la reunión sostienen que allí hubo “numerosas” intervenciones de dirigentes bajo una tónica común: expresar su malestar por un proceso considerado “poco serio” porque el partido está dando “un espectáculo” lamentable y transmite a la sociedad que la militancia no cuenta en la designación de su propio candidato a alcalde.

Más de uno denunció el “desprecio por los afiliados” y señaló, sin citarlo, a un responsable máximo: José Luis Rodríguez Zapatero, el secretario general del PSOE y co-protagonista del culebrón. Sólo uno de los dirigentes hizo una defensa cerrada de la gestión del presidente en este caso y proclamó que había que hacer lo que éste dijera. Visión algo estalinista que los demás no suscribieron. Rafael Simancas, el secretario general del PSM, no intervino prácticamente, según las mismas fuentes.

Esta reunión se suma a otras palabras expresadas por el guerrista José Acosta ante trescientos militantes en un acto celebrado el pasado sábado en la Casa del Pueblo de Vallecas (Madrid). El histórico dirigente sostuvo, indignado, que le resultaba “increíble” que todavía no se hubiera designado a un candidato. El ex alcalde de Madrid, Juan Barranco, declaró ayer que el partido está “rayando en la falta de respeto a los madrileños” y en la “humillación de los militantes”.

Zapatero, cuestionado por las bases

Por primera vez, el todopoderoso Zapatero comienza a ser cuestionado entre los suyos. El presidente gobierna el PSOE de forma casi absoluta, después de haber tendido puentes de plata a cuantos líderes alternativos le podían hacer sombra.

Algunas voces socialistas dicen no entender cómo es posible que Zapatero haya insistido tanto en Bono, por mucho tirón electoral que tenga, cuando éste ya había rechazado su oferta a comienzos de año y también en septiembre. Tampoco comprenden que el presidente retirara el mes pasado a Trinidad Jiménez de la carrera a la alcaldía madrileña sin haber cerrado antes su sustituto.

Estos críticos comienzan a percibir que Zapatero levanta muchas expectativas, abre procesos retadores, deja que la gente se pelee entre sí y luego cierra la crisis. El sistema, un tanto darwinista, le ha resultado exitoso hasta ahora. Pero parece que esta vez le ha abandonado la buena suerte, la baraka.

Y es que el manchego ha montado un guirigay para decir que ‘no’ a Zapatero, en contraposición con la discreción de otros tentados para la candidatura, como Javier Solana, Federico Mayor Zaragoza o Josep Borrell. Tanta difusión mediática a su rechazo ha resultado perjudicial para el propio Bono.

“Bono conoce el partido y sabe que el PSOE no perdona estos desaires, que lo que ha hecho tiene un alto precio”. Así se expresa una fuente socialista que reconoce su simpatía por el ex ministro, pero que confiesa que ya no sabe qué pensar tras lo ocurrido el martes: “No soy un bonólogo”.

A los pies de los caballos

El culebrón desatado con la negativa de José Bono a encabezar la lista socialista a la alcaldía de Madrid tiene ya su primera víctima: el partido y su militancia. El PSOE ha salido gravemente herido del espectáculo político-mediático provocado por la ambigüedad del ex ministro.