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Malestar en Unió por las reuniones secretas de Artur Mas con Esquerra Republicana
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Malestar en Unió por las reuniones secretas de Artur Mas con Esquerra Republicana

Los partidos catalanes venden la piel del oso antes de cazarlo. Y surgen fricciones de tanto hacer sudokus sobre qué gobierno surgirá tras las elecciones del

Foto: Malestar en Unió por las reuniones secretas de Artur Mas con Esquerra Republicana
Malestar en Unió por las reuniones secretas de Artur Mas con Esquerra Republicana

Los partidos catalanes venden la piel del oso antes de cazarlo. Y surgen fricciones de tanto hacer sudokus sobre qué gobierno surgirá tras las elecciones del 1 de noviembre. En concreto, en el seno de CiU. Se detecta malestar en Unió Democràtica, liderada por Josep Antoni Duran, a cuenta de las reuniones secretas de Artur Mas, presidente de Convergència, y los suyos con Josep Lluís Carod Rovira y Joan Puigcercós, el tándem republicano de ERC.

El malestar trasciende a los propios encuentros. Tanto Unió como en un sector de Convergencia rechazarían la formación de un gobierno nacionalista, integrado por CiU y ERC, según fuentes internas. Se trata de la variable madurada en las seis reuniones secretas habidas -hasta ahora- entre Puigcercós y Felipe Puig, mano derecha de Mas (Ver noticia).

Los unionistas consideran un error tales encuentros previos: sostienen que Más está dando alas gratuitamente a Esquerra, un partido que antes de verano se presentaba exhausto y que ha remontado en las encuestas. La razón: las reuniones simbolizan un alejamiento de los republicanos de los socialistas. Algo que viene muy bien a ERC para captar votos nacionalistas, precisamente del nicho de CiU.

Al mismo tiempo, sectores de Convergència recuerdan que Esquerra fue pieza clave en la travesía del desierto que realizó CiU tras la pérdida de las elecciones catalanas. Una soledad que se escenificó en 2005, cuando el Gobierno socialista se negó a aceptar una sola de las enmiendas convergentes presentadas a los Presupuestos Generales del Estado de entonces. La razón de tan drástica negativa tenía un nombre: Esquerra. Este partido exigió al PSOE que no aceptara ninguna iniciativa de CiU a cambio de su apoyo al Gobierno. Buscaba un sorpasso al nacionalismo conservador que, por ahora, no ha logrado.

Los socialistas, encantados

En el PSC andan “encantados” con tales encuentros, según fuentes internas. Todo lo que sea que ERC se aleje del PSC y, encima, corteje a CiU beneficia al candidato socialista, José Montilla.

El motivo es que las bases socialistas son críticas con la gestión del gobierno tripartito catalán, en especial con el papel de ERC en la coalición. Muchos simpatizantes del PSC del cinturón industrial de Barcelona se han quejado ante sus líderes de que el tripartito había creado problemas al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a causa del Estatut y otras querellas. Zapatero es un líder que arrasa en las encuestas catalanas: se sale en valoración del voto.

Montilla y Puigcercós hablan con asiduidad. A los dos les gustaría formar de nuevo un gobierno tripartito con ICV. Ambos fueron los artífices del tripartito de Pasqual Maragall y, ahora, quisieran llevarlo otra vez a la práctica pero, esta vez sí, pilotado por ellos mismos.

En el otro lado del Parlamento catalán, la lucha es casi por la supervivencia. El objetivo de Josep Piqué es mantener los catorce o quince escaños, a pesar de que los sondeos le dan bastantes menos. Fuentes próximas al candidato del PP recordaron a este diario que ya en las anteriores autonómicas los sondeos también estaban bastante por debajo de lo que luego fue el resultado electoral.

Al líder catalán del PP le gustaría contar en la política catalana, incluso formando parte de un gobierno de coalición con CiU si sus escaños fueran necesarios para que la coalición nacionalista alcanzara la Generalitat. Con todo, en el PP son conscientes de que, de no salir el tripartito ni el pacto CiU-Esquerra, lo más probable es que sea una Grosse Koalition -entre CiU y PSC- la que mande en Cataluña.

Los partidos catalanes venden la piel del oso antes de cazarlo. Y surgen fricciones de tanto hacer sudokus sobre qué gobierno surgirá tras las elecciones del 1 de noviembre. En concreto, en el seno de CiU. Se detecta malestar en Unió Democràtica, liderada por Josep Antoni Duran, a cuenta de las reuniones secretas de Artur Mas, presidente de Convergència, y los suyos con Josep Lluís Carod Rovira y Joan Puigcercós, el tándem republicano de ERC.