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Las tropas llegan al Líbano: “El terreno está despejado, no hay peligro ni se han detectado bombas dormidas”
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Las tropas llegan al Líbano: “El terreno está despejado, no hay peligro ni se han detectado bombas dormidas”

“Esperemos que el tipo que está sentado en la playa no esté ahí mañana”, dice el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general de

Foto: Las tropas llegan al Líbano: “El terreno está despejado, no hay peligro ni se han detectado bombas dormidas”
Las tropas llegan al Líbano: “El terreno está despejado, no hay peligro ni se han detectado bombas dormidas”

“Esperemos que el tipo que está sentado en la playa no esté ahí mañana”, dice el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general de Ejército Félix Sanz Roldán, señalando la fotografía de la playa Res-Hotel, al sur de la ciudad de Tiro, en Líbano, donde desembarcaron en lanchas rápidas, a las 10.30 de la mañana del viernes, los 450 infantes de marina que integran el contingente de 574 soldados enviados al país de los cedros en misión de paz. Mientras Sanz Roldán explica algunos detalles del desembarco, los submarinistas de la fragata Juan de Borbón exploran el lugar elegido y el jefe del mando de las operaciones, coronel Rey, comunica por teléfono que “el terreno está despejado, no hay peligro ni se han detectado bombas dormidas”.

Los militares españoles se van a encontrar en su marcha hacia el norte del río Litani -para ocupar posiciones en la frontera con Siria y los altos del Golán- con atascos de tráfico, carreteras dañadas y con un gran barullo de unidades. Pese a todo, el JEMAD asegura que “el terreno es muy bueno para las unidades mecanizadas, la operación es de libro y no les voy a decir que es Guadalcanal, pero es clásica”. La infantería de marina abre paso y detrás irán los legionarios, que se desplegarán antes del 30 de octubre.

El alto mando califica los riesgos de “asimétricos” y subraya que “no son nuevos respecto a los ya sufridos en otras misiones”. Los infantes de marina van mentalizados frente a los posibles disparos de mortero de Hezbolá, las minas, las bombas de fragmentación sin estallar y los accidentes de tráfico. “La marcha desde la playa hasta las posiciones más avanzadas no será superior a setenta kilómetros, lo que no es nada si se tiene en cuenta que en El Congo hemos hecho mil cien kilómetros”, dice Sanz Roldán.

Cincuenta folios secretos

Cada soldado lleva una tarjeta azul con las reglas de enfrentamiento. La primera casilla contempla la “legítima defensa”, seguida de “avisos”, “disparos de aviso”, “tensión” y “detención”. Las reglas fueron enmendadas por el mando español para hacerlas “más ofensivas” y recibieron el visto bueno del jefe de operaciones de la ONU, Jean Maríe Guehenno, y del mando francés. Están contenidas en un documento de más de cincuenta folios que puede ser modificado en función del escenario bélico pero, en todo caso, “respetan escrupulosamente el marco legal nacional e internacional”, asegura el JEMAD.

El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, ha retrasado hasta el día 26 el encuentro privado con la oposición parlamentaria para informar de los riesgos, las normas de enfrentamiento y otros detalles de la misión. En rueda de prensa eludió la cuestión sobre las naciones que completarán la brigada española. A los dos batallones de legionarios han de sumarse otros dos de terceros países y uno de reserva antes del 30 de octubre. El JEMAD, consultado por este diario, se limitó a decir que “con los polacos las cosas van bien”. Polonia ha ofrecido 500 soldados y ya cuenta con 200 en la zona pero se resiste a colocarlos bajo mando español tras la retirada de Iraq, donde las tropas hispanas estuvieron bajo mando polaco.

“Esperemos que el tipo que está sentado en la playa no esté ahí mañana”, dice el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general de Ejército Félix Sanz Roldán, señalando la fotografía de la playa Res-Hotel, al sur de la ciudad de Tiro, en Líbano, donde desembarcaron en lanchas rápidas, a las 10.30 de la mañana del viernes, los 450 infantes de marina que integran el contingente de 574 soldados enviados al país de los cedros en misión de paz. Mientras Sanz Roldán explica algunos detalles del desembarco, los submarinistas de la fragata Juan de Borbón exploran el lugar elegido y el jefe del mando de las operaciones, coronel Rey, comunica por teléfono que “el terreno está despejado, no hay peligro ni se han detectado bombas dormidas”.