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Los militares españoles en el Congo esperan en tiendas de campaña el estallido de nuevas revueltas
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Los militares españoles en el Congo esperan en tiendas de campaña el estallido de nuevas revueltas

Los 130 soldados españoles enviados hace un mes a la República Democrática del Congo para reforzar la misión de la ONU ante las primeras elecciones democráticas

Foto: Los militares españoles en el Congo esperan en tiendas de campaña el estallido de nuevas revueltas
Los militares españoles en el Congo esperan en tiendas de campaña el estallido de nuevas revueltas

Los 130 soldados españoles enviados hace un mes a la República Democrática del Congo para reforzar la misión de la ONU ante las primeras elecciones democráticas del pasado 30 de julio tras la guerra que asoló el país, esperan en tiendas de campaña, cerca de Kinshasa, el estallido de nuevas revueltas. Sus condiciones de vida son bastante precarias, según reconocen algunos oficiales consultados. Su situación no se comparece con los 19 millones de euros aprobados por el Parlamento para una misión de cuatro meses. Según el general responsable de la operación “hemos tenido muchos problemas con las empresas locales de suministros”.

Los militares, que cuentan con blindados medios sobre ruedas (BMR) y con fusiles de precisión y visión nocturna, señalan que la situación es soportable de momento, pero las condiciones de vida se volverán más difíciles a medida que se acerca la época de las lluvias. En principio permanecerán en la zona hasta finales de octubre, aunque el mando francés, coronel David Pincet, ha dado a entender que la Unión Europea podría prorrogar la presencia de los 1.100 soldados allí desplegados. “Los españoles han comenzado a patrullar por algunas zonas de Kinshasa para que la gente se vaya acostumbrando a su presencia y están levantando mapas sobre las vías de posible evacuación de autoridades y representantes internacionales”. Acampados cerca del aeródromo de Ndoro, a las afueras de la capital, su misión consiste en proteger y evacuar a los observadores y ciudadanos occidentales que pueden verse en peligro si se reanudan las hostilidades.

“Los riesgos son indiscutibles y todo dependerá de si los principales contendientes, Kabila y Bemba, aceptan el resultado; la paz puede durar lo que dure el recuento de los votos; nos acercamos al momento más delicado”, explica el general responsable del contingente español. Lo cierto es que Jean Pierre Bemba, uno de los cuatro vicepresidentes de este país atomizado en 300 tribus diferenciadas y riquísimo en minería estratégica para la industria informática y de las telecomunicaciones, ya se considera ganador. Pero también afirma haber ganado el actual presidente Joseph Kabila. Y, por su parte, Azarías Ruberwa, también vicepresidente y candidato, denuncia que sus representantes fueron expulsados de los centros de votación y no aceptará el resultado.

En el Estado Mayor de la Defensa y en el Mando de Operaciones, en Madrid, se sigue día a día y hora a hora la situación de una misión “decente y noble”, según la calificó el propio ministro, pero muy complicada y de “alto riesgo” si se tiene en cuenta que los rescoldos de una guerra tribal y de intereses económicos y territoriales que dejó tres millones y medio de muertos y más de 800.000 mutilados no se han apagado, y que la Unión para la Democracia, el principal partido de la oposición, no ha participado en los comicios.

Los 130 soldados españoles enviados hace un mes a la República Democrática del Congo para reforzar la misión de la ONU ante las primeras elecciones democráticas del pasado 30 de julio tras la guerra que asoló el país, esperan en tiendas de campaña, cerca de Kinshasa, el estallido de nuevas revueltas. Sus condiciones de vida son bastante precarias, según reconocen algunos oficiales consultados. Su situación no se comparece con los 19 millones de euros aprobados por el Parlamento para una misión de cuatro meses. Según el general responsable de la operación “hemos tenido muchos problemas con las empresas locales de suministros”.