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Repsol pone contra las cuerdas a Sacyr con su incierto plan estratégico
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SE DESPLOMA EN BOLSA TRAS REBAJAR UN 31% EL DIVIDENDO

Repsol pone contra las cuerdas a Sacyr con su incierto plan estratégico

Repsol ha pasado en apenas cinco meses de ser el salvador de Sacyr a su posible verdugo. La decisión de Antonio Brufau de recortar el dividendo

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Repsol pone contra las cuerdas a Sacyr con su incierto plan estratégico

Repsol ha pasado en apenas cinco meses de ser el salvador de Sacyr a su posible verdugo. La decisión de Antonio Brufau de recortar el dividendo de la petrolera en su nuevo Plan Estratégico 2012-2016 supone un golpe duro para la constructora, que necesita la retribución al accionista del grupo energético para abonar los intereses del préstamo de 2.500 millones que aún tiene que amortizar.

El presidente de Repsol anunció ayer en la presentación del nuevo plan estratégico que mantener un dividendo de 1,16 euros por acción es “impensable” en el contexto actual. Una coyuntura envenenada para la petrolera desde que varias agencias de calificación le hayan amenazado con quitarle el rating tras la pérdida de YPF.  Brufau se negó a concretar cuánto pagará a los accionistas a partir de 2012, pero si adelantó que el porcentaje de beneficios que se destinarán a dividendos pasará del 65% actual a una horquilla entre el 45 y el 55%.

“La prioridad es mantener la calificación crediticia”, reiteró Brufau mientras los inversores, decepcionados con la nueva retribución, vendían repsoles a saco y provocaban una caída de la cotización de más del 6%. Según distintas fuentes, la compañía participada por Sacyr, Pemex y Caixabank pagará de ahora en adelante cerca de 0,80 euros por acción, Esa cifra supone volver a niveles de 2007 y un recorte del 31%.

Este ajuste se traduce en que Sacyr cobrará unos 97 millones de euros en dividendos de Repsol, frente a los 141 millones que percibió a cuenta de los resultados de 2011. Fuentes oficiales de la constructora aseguran que la nueva política de dividendos se ha pactado con Repsol para que el descenso de la retribución permita pagar los intereses del préstamo. Por tanto, salvo que surjan nuevas causas que obligan una vuelta de tuerca posterior, Sacyr podría hacer frente a sus obligaciones más perentorias con los acreedores, es decir, al pago de los intereses del préstamo, pero no a la amortización del principal.

A esa disminución del dividendo por acción (DPA) habrá que añadir la bajada del beneficio por acción (BPA). ¿El motivo? Repsol ampliará capital en 3.500 millones mediante la conversión de dos emisiones de preferentes en acciones cotizadas, por lo que inmediatamente se producirá una dilución. Brufau la cuantificó en entre un 5 y un 7% en el caso de todos los bonistas acepten el canje.

No es la última preocupación. La tercera es que Repsol pagará los dividendos de los próximos años con papeles –títulos- en lugar de con dinero, tal y como va a hacer con el próximo. Por tanto, en el caso de que una mayoría de accionistas opten por la opción de cobrarlo con acciones como se hace por defecto y desconocimiento, la base de capital se ampliará de forma continuada. Por lo tanto, habrá menos tarta –dividendo- para muchos más comensales (accionistas). Sacyr tiene que devolver los 2.500 millones vinculados a su 10% de Repsol a finales de 2015, antes de que venza el nuevo plan estratégico.

Por si faltara poco, algunos bancos de inversión advierten que Brufau no ha tenido en cuenta el posible impacto de la nueva regulación energética en Gas Natural, compañía de la que tiene un 30%. “Se descuenta que todas las eléctricas van a tener que pagar parte del nuevo real decreto, lo cual tendrá efectos en las cuentas de Gas”, apuntaba un experto financiero a la entrada de la nueva sede de Repsol.

La parte positiva puede venir porque Argentina se avenga a negociar una compensación por YPF, posibilidad sobre la que Brufau es pesimista –Kirchner no ha respondido a una carta en la que le tiende la mano-, o por un encarecimiento del precio del petróleo que eleve la cuenta de resultados de Repsol.

Razonable

Sensata y razonable. Así califican los analistas la rebaja del pay-out de Repsol anunciada ayer por su presidente, Antonio Brufau. “No hay que rasgarse las vestiduras por lo que en términos de generación de caja supone la pérdida de YPF. La nueva política de dividendo supone que el grupo repartirá alrededor del 50% de sus beneficios, en línea con el resto de las compañías del sector” asegura Luis Rose, de Inverseguros.

Repsol repartirá a partir de 2012 entre el 40% y el 55% de su beneficio neto, lo que supondrá, según Citi, un impacto entre os  0,75 ó 0,80 euros por acción para el ejercicio completo 2012. El banco estadounidense no ha recibido sorpresa alguna por parte de la compañía: “Las previsiones están totalmente en línea con las nuestras en términos de cash flow, capex y dividendos”.

El valor pagó ayer el cambio de escenario con un duro castigo en bolsa, Perdió un 7%, un comportamiento peor incluso al que registró cuando Argentina le confiscó YPF. En lo que va de año ha caído un 44%. “Hay que hacer los números, pero pagar un dividendo de 0,80 euros supondría mantener una rentabilidad por dividendo de alrededor del 6%, más que razonable. Es, con menos riesgo, casi lo mismo que paga el Estado a 10 años”, explica Rose.

Repsol ha pasado en apenas cinco meses de ser el salvador de Sacyr a su posible verdugo. La decisión de Antonio Brufau de recortar el dividendo de la petrolera en su nuevo Plan Estratégico 2012-2016 supone un golpe duro para la constructora, que necesita la retribución al accionista del grupo energético para abonar los intereses del préstamo de 2.500 millones que aún tiene que amortizar.