Santander y Popular disputan a las cajas medianas la subasta del Banco de Valencia

Arranca la subasta de Banco de Valencia. Ayer viernes se cerró el plazo de presentación de las ofertas no vinculantes con dos novedades principales: que el Banco Popular, uno de los principales candidatos a adquirir la entidad, ha rebajado bastante su interés por culpa de los problemas solitarios y que Banco Santander hará doblete al participar también en la de CatalunyaCaixa, según fuentes del sector, aunque su interés por la valenciana es menor y ha presentado oferta simplemente para analizar las cuentas.

Esta situación deja el camino bastante despejado para BMN como favorito para ganar la puja salvo sorpresa. La entidad presidida por Carlos Egea ha sido el único grupo financiero que ha reconocido su interés, dada la oportunidad que representa consolidar el área geográfica del arco del Mediterráneo, donde el banco de origen murciano quiere hacerse fuerte. Además, en caso de hacer suyo los activos por 22.000 millones de euros de Banco de Valencia alcanzaría los 100.000 millones, el tamaño base sugerido por Economía, y podrá utilizarlo como plataforma para salir a bolsa.

Ibercaja no tenía intención inicialmente de presentarse a esta subasta, enfrascada como está en la absorción de Caja3. Sin embargo, el reciente toque de atención que ha dado el Banco de España a las cuatro fusiones medianas de cajas (Ibercaja-Caja3, Unicaja-Caja España, BMN y Liberbank) para que acometan nuevas integraciones le ha forzado a replantearse esta decisión. Las fuentes consultadas aseguran que ha presentado oferta no vinculante, aunque en principio su planteamiento es similar al del Santander.

Quien no ha dado señales de vida es Unicaja. La caja malagueña mantiene un aparente desinterés por el Banco de Valencia, menos urgida que otras entidades medianas a ganar tamaño con esta operación, aunque a priori es la única oportunidad a su disposición. Al contrario, quienes sí han presentado una oferta no vinculante han sido Liberbank y Bankinter, tal como adelantó este diario hace semanas, decididos a ganar tamaño y aprovechar las condiciones del esquema de protección de activos.

Respecto al Popular, los últimos acontecimientos en Banco de Valencia han enfriado bastante su interés. Las fuentes consultadas explican que, a diferencia de la de Unnim, la de Banco de Valencia no será una subasta pura, sino que tendrá bastantes aristas: los accionistas minoritarios tendrán un 9% del capital, las cuentas de la entidad están impugnadas y la Generalitat valenciana sigue teniendo una gran influencia en la misma.

Tras las ofertas presentadas este viernes el esta semana, la siguiente fecha del proceso en el calendario será el próximo 27 de mayo, día de corte para la presentación de las ofertas vinculantes antes de su adjudicación, que tendrá que estar lista para junio. A continuación, el FROB resolverá también la venta de Catalunya Caixa, de manera que antes del verano queden todas las entidades ‘públicas’ en manos de terceros, como desea Economía, a la espera de la solución final que consigan desarrollar NovaGalicia y Bankia.

En junio habrá nuevo propietario

A partir de ahora, los interesados llevarán a cabo una 'due diligence', de cuyo resultado dependerá la posterior oferta definitiva. Luego será el Banco de España quien dará su visto bueno a los planes de cada ofertante y a la inyección de liquidez que reclamen para sanear a la entidad subastada. Según el cuaderno de venta repartido por Nomura, la subasta contempla un esquema de protección contra pérdidas futuras sobre una cartera de activos de 6.000 millones de euros (27% del total de la cartera crediticia de la entidad).

Las primeras pérdidas que registre la entidad serían cubiertas por las provisiones constituidas por Banco de Valencia por importe aproximado de 1.000 millones de euros, por lo que dicho esquema de protección de activos (EPA) se constituye sobre 5.000 millones.  El Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), que se nutre de las aportaciones privadas de las entidades financieras, cubriría el 80% de las pérdidas sobre dicha cartera, por lo que la factura para sanear Banco de Valencia estaría en torno a los 4.000 millones de euros. No obstante, estas cifras dependen de las ofertas finales que se presenten por la entidad.

Mientras, el FROB ha monitorizado la gestión del Banco de Valencia durante los cinco meses que lleva intervenida. Esta situación de interinidad ha propiciado la negativa a la venta de activos del Banco de Valencia. Así ha ocurrido con Nordkapp, la gestora de la entidad valenciana, que durante estos meses llegó a negociar con otras firmas, como el andorrano Banco de Madrid, propietario de la antigua Interdin, la viabilidad de una operación conjunta. Sin embargo, la oposición del Banco de España bloqueó cualquier opción.