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Las microfinanzas son la herramienta básica para luchar contra la pobreza
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Las microfinanzas son la herramienta básica para luchar contra la pobreza

“La mejor forma de luchar contra la pobreza es sembrar riqueza y para ello, el desarrollo de las microfinanzas es fundamental”. En tiempos de crisis podría

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Las microfinanzas son la herramienta básica para luchar contra la pobreza

La mejor forma de luchar contra la pobreza es sembrar riqueza y para ello, el desarrollo de las microfinanzas es fundamental”. En tiempos de crisis podría pensarse que los créditos no comerciales o sin afán de lucro deben reducirse, pero quienes trabajan en este mundo opinan lo contrario: la crisis de 2007 ha creado más de 200 millones de nuevos pobres en el mundo. Ayudándoles se crea riqueza.

 

Esta es la premisa de la que parte la Fundación Microfinanzas del BBVA, que nació hace tres años y que trabaja, fundamentalmente, en Colombia y Perú.

Hace ya treinta años que el economista Muhammad Yunus creó el concepto de microcréditos, que empezaron a ponerse en práctica en 1992 tras una catástrofe natural en Bangladesh. Desde entonces ha llovido bastante, pero los pobres siguen estando excluidos del sistema financiero: la banca tradicional no da una respuesta adecuada a unos 4.000 millones de personas que sobreviven con escasos recursos financieros (menos de 9 dólares al día).

Hay  mucho que hacer, muchos ‘clientes’ potenciales a los que atender. El BBVA creó la fundación, según explica Manuel Méndez del Río, presidente de la organización, para ofrecer su “conocimiento como intermediarios financieros y ponerlos al servicio de los pobres, porque si no hay intermediarios financieros no hay desarrollo económico”.

Méndez del Río defiende el papel de las microfinanzas productivas en la creación de riqueza, porque éstas consisten en ayudar a quienes lo necesitan a encontrar actividades productivas con las que poder generar flujos para poder pagar la comida, la educación, etc. Y aclara que la fundación entiende que se genera riqueza “cuando se pagan todos los costes reales en los que el emprendedor ha incurrido” y rechaza las ayudas sin más: “los empresarios deben ser capaces de sostenerse a sí mismos, de crecer por sí mismos”.

Hasta ahora han ayudado a más de dos millones de personas con sus servicios financieros. El préstamo medio que conceden las entidades que crean, de las que son totalmente responsables, es de 1.100 dólares, aunque el más frecuente es el de 400 dólares. Desde que se presenta el proyecto para el cuál se solicita el microcrédito, se analiza si es viable y en dos o tres días se concede. Además, se les suele aplicar un tipo de interés inferior al de mercado, el mínimo para que sea sostenible, “no hay ánimo de lucro”. Por ejemplo, en Colombia es del 24% y en Perú, del 23%, frente al 28% de la banca comercial”.

La Fundación Microfinanzas BBVA pretende cuadruplicar hacia finales de 2011 la cantidad de clientes a los que asiste actualmente con créditos blandos para proyectos productivos, así como expandir sus actividades a países asiáticos, ya que en la actualidad opera solamente en América Latina.

 El plazo de reembolso depende del proyecto y, como destaca el presidente de la fundación, “la tasa de morosidad es muy baja, “los pobres pagan extraordinariamente bien y lo hacen por dos motivos: el primero es que lo que se juega es su vida, si el negocio no es rentable, si fracasa, no tendrá para comer. El segundo es que existe una relación de lealtad maravillosa entre experto y cliente”. En Colombia, la tasa de impago a treinta días es del 3,5%, mientras que en la banca tradicional supera el 20% para este tipo de productos, según el responsable de la fundación.

La baja tasa de morosidad en los microcréditos es algo que también destacó hace unos días el director general de La Caixa, Juan María Nin, que explicó que su banco de microfinanzas, MicroBank, creado en 2007, “tiene una morosidad tres veces menor que la del sistema financiero”. Nin subrayó que dan “créditos al honor de las personas”, por lo que, pese a no solicitar avales ni otras garantías, la mora de la entidad es del 1,56% en España.

Los microcréditos implican, además, una formación: se ayuda a los clientes a ser empresarios, a crecer, y se forman expertos. Es otra forma de contribuir al desarrollo de las sociedades.

La mejor forma de luchar contra la pobreza es sembrar riqueza y para ello, el desarrollo de las microfinanzas es fundamental”. En tiempos de crisis podría pensarse que los créditos no comerciales o sin afán de lucro deben reducirse, pero quienes trabajan en este mundo opinan lo contrario: la crisis de 2007 ha creado más de 200 millones de nuevos pobres en el mundo. Ayudándoles se crea riqueza.

Asociación Española de Banca (AEB)