Lorenzo y Pedrosa sufren impotencia ante el 'ciclón' Márquez

Sorprende ya poco la victoria de Márquez, esta vez en Brno. Sorprende poco porque su desparpajo ya no es tal, sino saber competir. Sólo una vez se ha quedado fuera del podio, y fue porque se cayó en Mugello. Con su victoria de este domingo aventaja ya en 26 puntos a Pedrosa y en 44 a Lorenzo. Impotentes ambos ante el ciclón Márquez. Va lanzado. Algo tibio todavía en la salida, punto que aún debe pulir como él mismo reconoce, demuestra sin embargo un pilotaje de veterano. Sabe cuando atacar, cuando apretar los dientes y cuando esperar, agazapado, a la espera del zarpazo. En terreno favorable para Yamaha, señalado por Lorenzo como una oportunidad para restar diferencias con el líder del mundial, no pudo el mallorquín. En una salida espectacular, lideró la carrera con puño de hierro pero sin lograr despegarse de las dos Honda. Su gran ritmo, que le produjo un gran desgaste en el neumático trasero, fue inútil. Tampoco Pedrosa logró superar a su compañero de equipo.

Pocas irrupciones han sacudido tanto el paddock como la de Márquez en este 2013. Con sonrisa de niño bueno, inocente, disfruta y hace disfrutar. Con un pilotaje único, clavando el codo casi en paralelo con el asfalto, sigue quemando metas hacia su entrada en la historia. Nadie había ganado cinco carreras en su año de debut (quedan siete por disputarse). En el horizonte sólo queda ya el título de Campeón del Mundo. “Por lógica, Márquez debería ser el campeón”, decía Lorenzo. Este favoritismo no parece amilanarle. “La presión me la quito rápido”, contestaba tras ser señalado por sus rivales como favorito a alzarse con cetro mundial de MotoGP. Sólo Kenny Roberts fue campeón en el año de su debut, en 1978. El otro récord que ostentaba Roberts, el de más victorias, ya lo ha superado.

Perseverante, abnegado, sigue rompiendo moldes. En una temporada donde el afirmaba que venía a aprender, se ha saltado el guión establecido. Ni siquiera en plenas facultades físicas han podido Lorenzo y Pedrosa toserle. Tiene hasta la estrella de la que necesitan los campeones. Favorecido por el esfuerzo titánico de Pedrosa y Lorenzo, lesionados ambos en la clavícula y que forzaron para no perder rueda con él, no hay parangón en sus números. “Cuando te encuentras bien y tienes una buena puesta a punto es más fácil. Conozco más que frenar detrás de un piloto el rebufo afecta muchísimo. Voy sabiendo más dónde está el límite. Ya la conduzco yo, las primeras carreras iba, e iba a ver qué pasaba”, declaraba tras lograr la victoria. Superadas las expectativas en su año de debutante, el niño de la sonrisa sigue soñando. Sin presión, sólo disfruta.