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Pepe vio a Casquero como un objeto
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NO SE LE PUEDE ENCASILLAR COMO UN JUGADOR AGRESIVO

Pepe vio a Casquero como un objeto

“El exceso de tensión y frustración que acumuló Pepe y que descargó con la agresión a Casquero y posteriormente a Albín, fue producto de un hecho

Foto: Pepe vio a Casquero como un objeto
Pepe vio a Casquero como un objeto

“El exceso de tensión y frustración que acumuló Pepe y que descargó con la agresión a Casquero y posteriormente a Albín, fue producto de un hecho puntual”, afirma una psicóloga deportiva a El Confidencial. “Pepe no tiene un perfil de una persona agresiva, simplemente tuvo una conducta impropia. No tiene nada que ver la forma en que realizó la agresión, le hubiese pegado igual a un objeto, a un saco, a una persona o a un balón”.

A pesar de que la agresión de Pepe no tiene justificación alguna, más tratándose de una figura pública que proyecta valores completamente opuestos a la violencia, lo cierto es que hasta el martes, la conducta del jugador madridista dentro del terreno de juego había sido incuestionable, pues sólo acumulaba cinco tarjetas amarillas en lo que va del campeonato. El martes se vio un Pepe desconocido, ni él mismo se reconoció hasta que vio las imágenes por televisión (ver noticia). Según los Estatutos, le deben caer entre 6 y 10 encuentros, dependiendo de su interpretación.

Esta misma fuente asegura a este diario que hay otros jugadores que tienen un perfil más agresivo que el internacional portugués. “Guti tiene un perfil más agresivo que Pepe por su conducta y sus constantes desplantes dentro del terreno de juego. Lo de Pepe se parece más, con sus respectivas diferencias, a la frustración y tensión que pudo sufrir Zidane cuando dio el cabezazo a Materazzi. Sería un error encasillar a Pepe como un jugador agresivo por una conducta en particular”.

Del relax de los cocoteros al ruido de la Castellana

Entre cocoteros, palmeras y el mar a donde va a desembocar el río San Miguel. En ese entorno creció Képler Laverán Lima Ferreira. Pepe nació en la localidad de Maceió, capital del estado brasileño de Alagoas. Lugar donde los turistas invaden calles y -sobre todo- playas en busca de paz y tranquilidad. En esa localidad, a poco más de 600 kilómetros al norte de Salvador permaneció 17 años, combinando los estudios, juegos con sus amigos y su pasión futbolística.

El estadio Nélson Peixoto Feijó vio hacer sus primeras ‘tijeras’ y marcajes a los delanteros rivales. En el Corinthians Alagoano de su ciudad natal no pasó desapercibido la manera en la que sacaba el balón de la defensa o su juego aéreo. De ahí pasó a jugar para el doble de espectadores. En el estadio Rei Pelé hizo disfrutar a más de 20.000 aficionados del Clube de Regatas Brasil pero por poco tiempo. Un ojeador del C.S. Marítimo puso sus ojos en él y se lo llevó para el filial del equipo portugués. En Madeira disputó sólo diez encuentros con el equipo ‘B’. Al año siguiente, en la temporada 2001/02, debutó en la primera división lusa con el primer equipo.

Su fama y carisma subió como la espuma en el país ibérico. A los 21 años, en la campaña 04/05, el Oporto se hizo con sus servicios pagando un millón de euros al Marítimo y reservándose este un 20% en futuros traspasos. Con el club de los ‘dragones’ conquistó dos Ligas, una Copa, otra Supercopa y la Copa Intercontinental de 2004. Con la eterna sonrisa en la boca ya se había ganado el cariño del país. Parecía sentirse como un ciudadano portugués más.

A los seis años de estar viviendo en Portugal, en agosto de 2007, se nacionalizó para poder jugar con la selección. Con ella debutó a los pocos días y ha sido pieza fija en el combinado de su nuevo país hasta ahora. Aunque en ese verano dio otro paso muy importante en su vida.

El Real Madrid realizó el mayor esfuerzo económico de su historia por un central. Buenas palabras, promesas y una amplia sonrisa le acompañaron en su primer día. ‘El defensa de los treinta millones’ o ‘Don José’ fueron los primeros motes que no se logró quitar hasta que se lució en el mejor escaparate posible: un FC Barcelona – Real Madrid en campo del mayor enemigo. Diciembre de 2007 y, a pesar del golazo de Baptista, fue el hombre del partido. A partir de entonces, bautizado como Pepe, el mejor defensa que tiene el Madrid.

Ahora, haga lo que haga, no se podrá quitar de encima la acción de este martes. Con el cariño de la prensa local, a sus 26 años, tendrá que aprender a vivir con su particular ‘casquerazo’ sobre el jugador del Getafe. Será fácil objeto de hinchas rivales. Pero su personalidad, su trato cercano y el día a día con el vestuario y periodistas han forjado un concepto de él que se aleja del 'poseído' Pepe del otro día. Un extraño paréntesis que nunca debió haber sucedido y que a quien más sorprendió fue a él mismo.

“El exceso de tensión y frustración que acumuló Pepe y que descargó con la agresión a Casquero y posteriormente a Albín, fue producto de un hecho puntual”, afirma una psicóloga deportiva a El Confidencial. “Pepe no tiene un perfil de una persona agresiva, simplemente tuvo una conducta impropia. No tiene nada que ver la forma en que realizó la agresión, le hubiese pegado igual a un objeto, a un saco, a una persona o a un balón”.

Pepe Domingo Castaño