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Iniesta y Cesc llegan a tiempo y evitan que España sume un nuevo fracaso
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CHILE BAILÓ A LA CAMPEONA DEL MUNDO EN LA PRIMERA MITAD PERO TERMINÓ PERDIENDO

Iniesta y Cesc llegan a tiempo y evitan que España sume un nuevo fracaso

La estrella en el pecho queda bien. Incluso el escudo ese de FIFA, el que reconoce al campeón del mundo, se puede considerar hasta bonito. El

Foto: Iniesta y Cesc llegan a tiempo y evitan que España sume un nuevo fracaso
Iniesta y Cesc llegan a tiempo y evitan que España sume un nuevo fracaso

La estrella en el pecho queda bien. Incluso el escudo ese de FIFA, el que reconoce al campeón del mundo, se puede considerar hasta bonito. El problema llega cuando los que lucen esos recuerdos se creen que por llevarlos en el pecho vale para ganar partidos. Y ante Chile se volvió a demostrar que no es así, que con la camiseta no se gana, que no es suficiente argumento. Al final, los de Del Bosque arreglaron el panorama y lograron dar la vuelta al marcador para imponerse por tres goles a dos, pero durante muchos minutos lo que sucedía en Saint Gallen recordaba a los partidos ante Italia, Portugal o Argentina, choque saldados con derrota y ante los dos últimos equipos con goleada. Al menos, ante Chile se reaccionó y se tuvo la suficiente dignidad para cambiar el panorama de la primera mitad y lograr terminar con victoria. La entrada de Iniesta y Cesc resultó decisiva. Dieron frescura, control  y acierto al juego de la Roja.

La sufrida victoria llegó en el tiempo añadido tras un piscinazo de Arbeloa. El colegiado sorprendió a todo el mundo al pitar penalti, pero de la misma manera que engañó a todo el mundo al no señalar otro cometido sobre Negredo. Cesc, a la segunda y tras parada de Bravo, dio la victoria a España. Lo sucedido alteró a los chilenos, que de golear a España pasaron en cuarenta y cinco minutos a sumar una nueva derrota. Los nervios se alteraron tanto que el partido terminó entre puñetazos y empujones. Vidal se encaró con Iniesta, algo que no gustó a Arbeloa que se lanzó al cuello del defensa ejerciendo de buen compañero pese a la azulgrana camiseta del hoy compañero. El asunto se ponía feo, tanto que el árbitro decidió pitar el final del partido.

El seleccionador chileno no se lo creía cuando en los días anteriores le soplaban la alineación que probaba Del Bosque pero salió de dudas cuando le comunicaron el once. Dudó por si era cierta, pero comprobó que no. Corrió y se lo dijo a sus jugadores. Estaban ante una ocasión única y por ese motivo no dudaron, salieron a por todas desde el primer minuto. Y es que en pocas ocasiones iban a tener enfrente una defensa formada por un centrocampista mientras no se demuestre lo contrario como es Javi Martínez y por dos defensas como Albiol y Arbeloa que no han jugado un minuto en los tres partidos oficiales que lleva disputados el Real Madrid desde que se inició la temporada. Y es que a los chilenos les bastó poner orden (Medel), intensidad (Valdivia) y velocidad (Alexis) para amargar la vida a un desesperado Casillas.

Los campeones del mundo estaban perdidos. La pelota, la misma que les hizo tocar la gloria en Sudáfrica, quemaba en sus pies, la perdían ante la presión de la selección de Borghi. Beausejour fue el primero en poner en apuros a la defensa española. Xabi y Busquets daban la sensación de estorbarse. El juego se atascaba y el único argumento era el balón largo a Negredo, que siempre recibía de espaldas y vendido ante la contundencia de Vidal. La consecuencia es que la pelota pasaba rápidamente a control de Carmona o Valdivia, que o bien buscaban a Alexis, pedazo de jugador el azulgrana, o las apariciones por banda. En una de ellas, Jara recuperó el balón y buscó de primeras la espalda de un perdido Arbeloa. Movimiento estudiado porque por ahí apareció Isla para lograr el gol de su vida.

El gol dejó tocada a España. Chile disfrutaba, era feliz con el balón. El dominio era absoluto. Una y otra vez los ataques de los campeones del mundo se estrellaban contra la presión sudamericana, lo que propiciaba rápidas contras. La diferencia entre una y otra selección era abismal. La sensación de peligro era constante. Diez minutos tardó en llegar el segundo gol y otros tantos tardó Casillas en evitar el tercero en una mano milagrosa. Era el mundo al revés. La campeona, humillada.

Del Bosque tenía que reaccionar, mover el equipo. Y lo hizo en el descanso, pintando de azulgrana el juego de la selección. No le quedaba otra. Un lento Xabi Alonso y un ansioso Villa se quedaron en el vestuario. Pedro e Iniesta fueron los encargados de revolucionar el juego español. Por fin alguno de los que vestía de rojo era capaz de leer los movimientos de Silva, el mejor jugador en los últimos partidos. Reina se convirtió en espectador y la defensa por fin pudo respirar. Y lo hizo porque la pelota volvió a ser para España, la mejor manera que tiene de defender.

Iniesta, con un disparo ajustado que antes de entrar tocó en un defensa, abrió la lata en el minuto 54, pero la sensación era otra. Se tocaba el balón, se asociaban como solo lo saben hacer España... y el Barcelona. La pelota ya era española por completo. Chile vivía del recuerdo y poco más. El dominio auguraba más goles como el que llegó de Cesc a quince minutos del final. España siguió buscando más, mostró su cara más ambiciosa y el fruto fue el penalti y el posterior gol del nuevo jugador azulgrana. Gol y fiesta final, perdón, pelea final.

La estrella en el pecho queda bien. Incluso el escudo ese de FIFA, el que reconoce al campeón del mundo, se puede considerar hasta bonito. El problema llega cuando los que lucen esos recuerdos se creen que por llevarlos en el pecho vale para ganar partidos. Y ante Chile se volvió a demostrar que no es así, que con la camiseta no se gana, que no es suficiente argumento. Al final, los de Del Bosque arreglaron el panorama y lograron dar la vuelta al marcador para imponerse por tres goles a dos, pero durante muchos minutos lo que sucedía en Saint Gallen recordaba a los partidos ante Italia, Portugal o Argentina, choque saldados con derrota y ante los dos últimos equipos con goleada. Al menos, ante Chile se reaccionó y se tuvo la suficiente dignidad para cambiar el panorama de la primera mitad y lograr terminar con victoria. La entrada de Iniesta y Cesc resultó decisiva. Dieron frescura, control  y acierto al juego de la Roja.

Andrés Iniesta Cesc Fábregas Banco de España