El lado humano de Íker

Iker Casillas llegó a Perú el pasado jueves junto con Horacio Torres, director General de Plan Perú; el ex futbolista y colaborador de Plan España, Emilio Butragueño, su hijo y Concha López, directora general de Plan España. La comitiva madrugó al día siguiente y, después de que a las 4 de la mañana tocaran diana, tomó un avión a Ollantaytambo, donde cogieron un tren hacia Aguas Calientes, localidad a los pies del Machu-Pichi.

Allí, en Aguascalientes, tuvo lugar el primer contacto con los niños peruanos. A las 11 de la mañana, en un campo rústico de verde hierba, Iker se puso bajo los palos (más bien, bajo unos tubos de metal), rodeado de una entusiasta afición que acudió a animar. Su equipo lo componían, además de él, 10 niños y niñas de comunidades cercanas en las que trabaja Plan. Enfrente, un durísimo rival: Emilio Butragueño padre, que lideraba otro equipo infantil con el añadido de su propio hijo, Emilio Butragueño júnior, de 12 años.

El partidillo terminó 4-1 a favor de los de El Buitre, en un encuentro en el que predominó la deportividad y la diversión para todos, con enorme generosidad en el juego y con detalles de calidad. Así, Emilio Butragueño junior le coló un golazo a Iker como los de Robben con la selección holandesa: entrando en el área por el lado izquierdo, casi sin ángulo, y tirando alto y ajustado al primer palo.

"Me he dejado", explicó al público el sorprendido arquero. Iker cumplió su sueño de visitar las ruinas de Machu Picchu. Más tarde, partió rumbo a la pintoresca población de Oyantaytambo, en la que durmió después de asistir a una cena típica, donde, tras la insistencia de Emilio Butragueño, el meta madridista se decidió a probar el choclo (maíz peruano), del que dijo que había sido la gran sorpresa gastronómica de Perú.