Ramón Calderón agasajará con comida a los aficionados que viajen en 'La Saeta' para ver los partidos

Los aficionados del Real Madrid que estrenaron el pasado día 3 de octubre 'La Saeta' se han apuntado el primero de los tantos que se plantearon después de la enorme decepción que se llevaron al comprobar del enorme fiasco con alas en el que se han embarcado. Habida cuenta de que el club ya les ha dejado clarito que no hay posibilidad de reembolso, algunos de los madridistas que han pagado 65.000 euros del ala quieren contraprestaciones más al acorde con su inversión.

Hagamos un sencillo ejercicio de memoria: 'La Saeta', anunciada y presentada en sociedad como una de las ocho maravillas del mundo, pero con alas y tren de aterrizaje, se trata de un modelo de la Swiftaur MC-83, un aparato en desuso en los países modernos. La edad del avión es también preocupante, y roza los 25 años. Su autonomía de vuelo queda limitada a 4.000 kilómetros y el ruido que produce no está permitido en algunos aeropuertos europeos, como el de Stuttgart, ciudad en la que deberá aterrizar, si le dejan o si el Madrid se deja una pasta en arreglar ese problema, en la presente Liga de Campeones. Fue muy protestado por todos los viajeros el servicio de catering del viaje, tan vulgar como el de cualquier vuelo regular. Las protestas por ello en durante el trayecto a Roma y tras el regreso fueron airadas. Si no llega a ser por las viandas tradicionales que repartió la peña 'Los Dos' (madridistas de más de medio siglo y en el corazón de los aficionados desde hace muchos años) al pasaje se le habría abierto un agujero en el estómago. "El timo del avioncito" fue el chascarrillo que se hizo celebre en la parte trasera del aeronave.

Pues bien, esta directiva del Real Madrid, que no se caracteriza por ponerse colorada por sus errores, ha decidido ordenar el cambio de catering para los próximos viajes. A los aficionados se les intentará ganar por el estómago. La cuestión no es baladí y desde el mismo regreso, Ramón Calderón y sus colaboradores han mantenido numerosas conversaciones para contraatacar al enésimo golpe a su credibilidad. La popularidad del presidente, que ya era mínima, atraviesa ahora su momento más bajo. De hecho, hasta su aliado más irreductible, el diario As, le pegó un pescozón por el asunto del avioncito de marras. Tal es así que el enviado especial a Roma en ese vuelo fue reprimido con dureza por el propio Calderón, sorprendido de que uno de los 'suyos' escribiera una crítica (que no era nada del otro mundo, por cierto), pero crítica al fin y al cabo (ver artículo).

Calderón, tras deliberaciones con algunos de sus directivos más pegajosos, ha decidido que intentará ganarse a los aficionados con el mismo sistema que lleva utilizando desde que se coló en la presidencia: hincharles a comer. Lo lleva haciendo con las peñas, que son los votos. Así que ya se sabe, a partir del próximo vuelo, comida en abundancia para todos los pasajeros.