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Quique San Francisco lleva al teatro el humor inteligente de Woody Allen
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Quique San Francisco lleva al teatro el humor inteligente de Woody Allen

El humor inteligente de Woody Allen, sus "diálogos demoledores" y sus "frases como estiletes" llegan al teatro con la obra Misterioso asesinato en Manhattan, donde Quique

Foto: Quique San Francisco lleva al teatro el humor inteligente de Woody Allen
Quique San Francisco lleva al teatro el humor inteligente de Woody Allen

El humor inteligente de Woody Allen, sus "diálogos demoledores" y sus "frases como estiletes" llegan al teatro con la obra Misterioso asesinato en Manhattan, donde Quique San Francisco se mete en la piel del cineasta y actor, aunque "sin la intención de imitarlo", sino de "hacer una creación personal".

Así lo explicó este martes el actor durante la presentación de esta obra, que no sólo conserva el título de la película, una de sus más hilarantes comedias del cineasta neoyorquino, y que estará en cartel a partir de este miércoles en el madrileño Teatro Maravillas.

La dirección corre a cargo de Francisco Vidal, quien se confesó "admirador absoluto" del "genio neoyorquino", en todos los sentidos: "Admiro sus textos, su arte y también le admiro como ser humano", apuntó.

La traslación del guión de la película al teatro fue obra de José Luis Martín, y en ella, se intenta "conservar el espíritu de este divertimento inteligente, pero sin intentar imitar a Allen, pues sería un error. Por eso nos hemos centrado en el texto; ya que, para mí, la palabra es sagrada, señaló Vidal, quien considera que la nueva ola de llevar al teatro obras cinematográficas, cuando antes se hacía únicamente el camino inverso, es "un intercambio que beneficia a todos y que se hace posible ahora, gracias al nuevo lenguaje narrativo al que nos han acostumbrado las nuevas formas de arte".

Quique San Francisco da vida al personaje que en el cine hacía el propio Woody Allen, mientras que Beatriz Santana se convierte en su esposa, que en el filme encarnaba Diane Keaton. Les acompañan Raúl Cimas, como el amigo del matrimonio protagonista, al que dio vida Alan Alda; mientras que Cristina Solá es la escritora devora hombres que encarnó Anjelica Houston.

La trama arranca cuando la protagonista, que intenta acabar con una vida y un matrimonio marcado por la rutina, busca pistas sobre la muerte, por causas naturales, de su vecina. Ella sospecha que ha sido asesinada y en la investigación que llevará a cabo empujará a su marido y a sus amigos.

Quique San Francisco, el primer actor en quien pensó el director de la obra, por ser un intérprete "con un fuerte sentido del humor, con un importante componente de ternura y también un cascarrabias. Además, de tener una fuerte conexión con el público", comentó Vidal, en tanto que el actor confesó que no había visto la película y sólo la vería al acabar las funciones, "para no intentar emular a Woody Allen, algo que es imposible porque él es inimitable, no quiero dejarme influenciar y tampoco quiero llevarme disgustos al hacer comparaciones".

Francisco Vidal explica en las notas de presentación de la obra que, en la versión teatral "hemos hecho continuas referencias al texto de la película para hacer constar que ni un ápice de toda esta trama y de sus diálogos se han perdido". Misterioso asesinato en Manhattan es "un thriller lleno de humor, difícil de llevar al teatro en primer lugar por la rapidez de los diálogos y de la acción, lo cual supone un reto para la escenografía, por el continuo cambio de escenarios, algo que solventó Ana Garay", explicó Vidal.

Pero esa velocidad también influye en los actores quienes, como señaló Beatriz Santana, deben llevar siempre puesta "la quinta marcha". Mientras que el director de la versión teatral comentó que a la hora de adaptar "Misterioso asesinato en Manhattan" tenía clara la diferencia entre el lenguaje cinematográfico "que cuenta con la fuerza del primer plano" y el teatral.

El humor inteligente de Woody Allen, sus "diálogos demoledores" y sus "frases como estiletes" llegan al teatro con la obra Misterioso asesinato en Manhattan, donde Quique San Francisco se mete en la piel del cineasta y actor, aunque "sin la intención de imitarlo", sino de "hacer una creación personal".