Ajusten sus precios, la batalla por los 'brics' está a punto de empezar

Es inminente y lo cambiará todo. Los próximos cinco años serán recordados como los de la implantación del teléfono móvil en los países emergentes. Y es que, pese a que cueste asimilarlo en un país como España, con una implantación móvil del 96%, en este momento dos tercios del planeta están desprovistos de cualquier sistema de comunicación por voz. Hablando claro, de los 6.000 millones de habitantes solo 2.000 tienen móvil, siendo 708 millones de éstos smartphones.

Así, los grandes fabricantes llevan años dedicándole el rabillo del ojo a Sao Paulo, Delhi o Pekín a la espera de que se cumpla la ecuación áurea: vender por debajo de los 30 dólares sin subvención, recaudar menos de 10 dólares por cliente... y pese a ello hacer negocio. El primero que lo consiga dispondrá de una bolsa de 1.000 millones de clientes potenciales -es la estimación de más común de crecimiento para 2018-, ávidos por poseer lo que ya conocen y anhelan. Todos los actores implicados aseguran que el boom de los 'brics' (acrónimo que representa a Brasil+ Rusia +India+ China+ Sudáfrica) en materia de telefonía móvil ya está en marcha.

Es un fenómeno que capitalizará doblemente China, merced a sus honores como primer productor y fabricante de dispositivos del mundo. De sus fábricas salen casi el 70% de los smartphones y solo consume en torno al 28%. Existe también una baja tasa de autoabastecimiento, dado que la mitad de los móviles que se compran no proceden de fabricantes nacionales. China es una joya por pulir que, indistintamente de quien capitalice su crecimiento, prevé que las ventas de smartphones por menos de 200 dólares se tripliquen para en tres años.

La tendencia indica que la zozobra de la Marca China parece cosa del pasado gracias a la pujanza de corporaciones como Huawei, Oppo o ZTE. Todas ellas crecieron el año pasado en dos dígitos, se expanden en el mercado doméstico y se están internacionalizando a marchas forzadas. Hay casos meritorios como el de Huawei, cuyo beneficio creció un 33% durante 2012 al tiempo que se ha hecho un hueco en el panorama global. En España, sin ir más lejos, han entrado de la mano de Telefónica, y ya lucen bíceps sacando al ministro de Educación de casa para bendecir a sus becarios. A ése tipo de internacionalización me refiero.

Porque el low cost no es solo cosa de emergentes. Europa y Estados Unidos aún se encuentran sumidos en la depresión posparto de las subvenciones. Muchos de los que hace tres años estaban dispuestos a pagar en 32 cuotas enmascaradas su móvil hoy no no lo están a pagar 600 euros a tocateja. Incluso hay quien sigue creyendo que "antes los móviles eran gratis". Un smartphone libre de ataduras por 40 euros sería un regreso a la gratuidad de facto, cuando se colocaban terminales como churros.

Si Apple y Samsung todavía no están preocupadas, tienen por detrás otros 400 fabricantes semianónimos en China que, entre todos, producen 6 de cada 10 smartphones que compramos a nivel mundial. Uno de ellos, Coolpad, saltó el año pasado de la séptima a la segunda posición en el sector. "Ahora hay una larga cola de competidores presionando a Apple y Samsung a hacerlo cada día mejor. Es como si tuviesen un millón de personas queriéndoles quitar el almuerzo", comenta el analista Neil Mawston a The New York Times.

Y luego va Tim Cook y nos dice que no habrá 'low cost' de Apple.