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José Bretón intenta desacreditar las pruebas en la recta final del juicio
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SE ENFRENTA A UNA DOCENA DE FORENSES

José Bretón intenta desacreditar las pruebas en la recta final del juicio

Al fondo de la sala, a la derecha y a la vista de todos, destaca una mesa metálica. Está muy oxidada, por “haber estado expuesta a

Foto: José Bretón intenta desacreditar las pruebas en la recta final del juicio
José Bretón intenta desacreditar las pruebas en la recta final del juicio

Al fondo de la sala, a la derecha y a la vista de todos, destaca una mesa metálica. Está muy oxidada, por “haber estado expuesta a altísimas temperaturas”, según detalla un perito en el sumario del caso Bretón. Bajo esa mesa, que está a la vista de todos y que, de vez en cuando, el propio Bretón mira, habrían sido cremados Ruth y José el 8 de octubre de 2011, según la conclusión a la que llegó el titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Córdoba, José Luis Rodríguez Laínz.

Justo debajo de la sala de vistas donde se desarrolla el juicio contra José Bretón está la única cámara acorazada y acondicionada de toda la Audiencia Provincial de Córdoba. Dentro, en pequeñas cajas de cartón de no más de 30 centímetros de longitud, están las pequeñísimas piezas óseas de dos niños de seis y dos años, la misma edad que tenían Ruth y José aquel 8 de octubre de 2011. Estos minúsculos restos fueron hallados entre los rescoldos de una gigantesca hoguera que prendió José Bretón aquella tarde. La mesa metálica de la sala de arriba apareció dentro de la misma fogata, pero volcada. El juez instructor lo tiene claro: una vez finalizada la cremación completa de los niños, el propio José Bretón se ayudó de un palo de madera para volcar la mesa. Entonces, de la finca de las Quemadillas salió una gigantesca columna de humo negro que llegó a ser detectada por un retén contra incendios en Adamuz, a 45 kilómetros de distancia de Córdoba.

La mesa y los huesos son las pruebas a las que a partir de este martes se enfrenta José Bretón en la recta final de su proceso judicial. Bretón, padre de Ruth y José, afronta una pena de 40 años de cárcel por la muerte de los dos niños. Él, que sigue asistiendo impasible al juicio, mantiene que no, que eso es “una aberración”, que él no los mató. Que simplemente los perdió en el parque Cruz Conde de Córdoba aquel 8 de octubre de 2011.

El equipo que detectó el error policial

Bretón, consciente de que es el peso de estas pruebas lo que puede acabar condenándolo, miraba atentamente las imágenes de lo que todo el mundo salvo su abogado defensor y él mismo considera que son los huesos de sus hijosEl martes, Bretón se volverá a enfrentar a un equipo de una docena de forenses capitaneado y dirigido por el profesor de la Universidad del País Vasco Francisco Etxeberria. Éste fue el que en agosto de 2012 advirtió el error policial en la identificación de los restos. Una perito antropóloga y forense determinó que los huesos eran de origen animal y no de niño. A simple vista, Etxeberria dijo que no, que eran humanos y además fue tan preciso como para identificar sus edades: seis y dos años.

La pasada semana, la abogada de Ruth Ortiz, María del Reposo Carrero, ya ha mostrado las imágenes de los huesos (el mayor es uno alargado que tiene ocho centímetros, pero ninguno de los restantes pasa de los dos centímetros). Bretón, consciente de que es el peso de estas pruebas lo que puede acabar condenándolo, miraba atentamente las imágenes de lo que todo el mundo salvo su abogado defensor y él mismo considera que son los huesos de sus hijos.

En un análisis posterior y debido a la enorme fuerza del fuego, que llegó a superar los 1.000 grados, los forenses no pudieron extraer el ADN de los huesos que habría sido la prueba definitiva. Sin embargo, el juez instructor lo tiene claro y en el sumario se llega a preguntar que si no se trata de los restos de Ruth y José, de qué restos humanos, de qué niños de seis y dos años, se trata entonces.

¿Qué opciones tiene, entonces, Bretón? Su abogado defensor, José María Sánchez de Puerta, lo está demostrando durante todo el proceso: intentar desacreditar las pruebas. “Estoy convencido de que los huesos que vio el profesor Etxeberria en agosto no son los mismos que recogió la antropóloga Josefina Lamas el 10 de octubre de 2011 en la hoguera de Las Quemadillas”, ha llegado a decir el letrado. Pero de momento, rema con el viento en contra. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ya ha emitido un escrito en el que garantiza que nunca se rompió la cadena de custodia. El juez que dirige la causa contra Bretón ya se lo ha recordado al abogado, que, sin embargo, recurre una y otra vez a esta teoría. En la pasada semana, se lo ha preguntado con insistencia a la treintena de policías que ha pasado por la sala. Todos, de forma unánime, han coincidido en lo mismo. De hecho, uno de ellos, de la Comisaría de Córdoba, se llegó a reconocer “abrumado” por la “minuciosidad” con la que estaba viendo que se estaba trabajando en la parcela de Bretón. “Nunca antes había visto un trabajo así”, dijo.

La exhibición de las pruebas es algo que tampoco gusta a la abogada de la acusación particular, la madre de los pequeños Ruth Ortiz. Reposo Carrero ha insistido, una y otra vez, en el derecho de la madre a enterrar a sus hijos y ha llegado a preguntarse: “¿Alguna vez se ha llevado el cadáver de un asesinado a un juicio?”. Pues eso es lo que a su juicio pasará esta semana, que los restos de los pequeños Ruth y José, por minúsculos que sean, desfilarán por la sala de vistas de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Córdoba.

Al fondo de la sala, a la derecha y a la vista de todos, destaca una mesa metálica. Está muy oxidada, por “haber estado expuesta a altísimas temperaturas”, según detalla un perito en el sumario del caso Bretón. Bajo esa mesa, que está a la vista de todos y que, de vez en cuando, el propio Bretón mira, habrían sido cremados Ruth y José el 8 de octubre de 2011, según la conclusión a la que llegó el titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Córdoba, José Luis Rodríguez Laínz.