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¿Qué hace un ‘coach’ como tú con un político como Fabra?
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EL SECTOR RECONOCE QUE ES MÁS PROPIO DE EMPRESARIOS

¿Qué hace un ‘coach’ como tú con un político como Fabra?

¿Qué hace un personal coach como tú con un político como Alberto Fabra? La pregunta se la habrán formulado muchas veces esta semana al asesor del

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¿Qué hace un ‘coach’ como tú con un político como Fabra?

¿Qué hace un personal coach como tú con un político como Alberto Fabra? La pregunta se la habrán formulado muchas veces esta semana al asesor del presidente de la Generalitat valenciana que, para asombro de propios y extraños, ha tenido que reconocer, a regañadientes, que está siendo entrenado por un experto en liderazgo para sacar todo su potencial como dirigente político. ¿Puede acaso alguien llegar al puesto más alto de un partido y, por ende, de una comunidad autónoma, sin buenas dotes de liderazgo? ¿Sus clases personales deben correr a cargo del erario valenciano, tal y como ocurre en otros casos en los que los políticos reciben clases particulares de idiomas?

A raíz de la polémica surgida y a pesar de que se trata de un contrato menor por un importe inferior a 18.000 euros, la Generalitat ha dado un paso al frente para bloquear las críticas y ha asegurado, en un comunicado, que la formación personal de Fabra con su coach, Javier Marigorta Andreu, no saldrá de las arcas públicas de los valencianos. Y eso pese a que el propio gabinete reconoce que esto es una práctica habitual en otras esferas de la política. “Pese a que este tipo de formación es habitual entre el resto de políticos con responsabilidades, el president de la Generalitat ha dado instrucciones para que no se abone este servicio atendiendo a los principios de austeridad que impulsa desde este Gobierno”, añade el texto remitido el pasado jueves desde la sede del Gobierno. Eso sí, sólo después de que el escándalo haya salido a la luz gracias a los medios.

En su página web personal, Javier Marigorta se presenta como un experto en programas de coaching que permiten transformar a sus pupilos para encontrar el secreto del éxito, que está en ellos mismos. Una labor a la que Fabra parece haber recurrido para reafirmarse como barón autonómico del PP, después de que llegase a la presidencia de la comunidad por accidente y en sustitución de Francisco Camps. El plan de trabajo de Marigorta es, en este sentido, un “innovador programa que te permitirá desbloquear, descubrir y desarrollar las poderosas fuerzas que residen en ti, dejando atrás las limitaciones y llevándote a crear la calidad de vida que realmente deseas y mereces, renovando tu parte física, mental y espiritual”. Así, al menos, se publicita.

El coach ahonda en estas ideas en diferentes vídeos que existen en internet sobre su trabajo. En uno de ellos, Marigorta explica que “si uno no sabe claramente quién es, es prácticamente imposible ser dueño de tu mundo interno y activar todos estados internos de éxito: entusiasmo, confianza, equilibrio, calidad mental, fortaleza, seguridad en uno mismo. Si uno no sabe quién es exactamente, ser dueño de estos estados es muy complicado”.

Para Narciso Michavila, sociólogo y especialista en análisis electoral, este tipo de entrenamientos personales es más propio de las élites empresariales que los dirigentes políticos, que sí suelen recurrir, con más frecuencia, a expertos en comunicación y telegenia. El Partido Popular, por ejemplo, cuenta con un departamento de telegenia en su propia sede nacional de Génova 13 por la que pasan todos los alcaldes y dirigentes autonómicos para prepararse de cara a los debates televisivos o las campañas electorales. “No hay ni un solo presidente del Ibex o de una gran empresa que no tenga un coach”, explica. “Es algo que se está poniendo de moda en España, pero que es más propio de las empresas que de la política”.

¿A qué se dedican?

De la misma forma que un deportista recurre a un entrenador para conseguir los mejores resultados personales y mejorar su rendimiento, los políticos acuden a la figura de un coach para alcanzar determinadas metas: conseguir mayor credibilidad en sus discursos, gestionar con eficiencia equipos de trabajo o, lo que cada vez sucede con mayor frecuencia, dar el salto de la empresa pública a la privada. Cuestiones que se alejan de una mera asesoría en temas de comunicación y que, en la práctica, suponen todo un entrenamiento en liderazgo para las tareas de alta dirección.

“En este trabajo no hay espacio para el peloteo. Los políticos que vienen a mi despacho no buscan que les haga la pelota sino que les entrene. A nadie le gustan las críticas ni admitir sus debilidades, pero cuando uno de ellos recurre a un coach tiene que estar preparado y dispuesto a aceptar que le digan la verdad a la cara”.

Euprepio Padula, director general de Padula & Partners, una de las pocas consultoras con oficina en España dedicada al coaching político, explicaba así, en un reportaje publicado por este diario, en qué consiste el trabajo que desempeñan con los cargos políticos, con los que, a veces, llegan a ejercer una labor de mentor. Una labor en la que también se mezcla un importante componente psicológico.

El entrenamiento de los políticos se suele articular en torno a seis u ocho sesiones individuales y confidenciales, una o dos veces por semana y, con el tiempo, conforme se traza la hoja de ruta y los objetivos a alcanzar, cada dos semanas. El proceso total puede durar en torno a unos seis meses. Siempre, coinciden los expertos, bajo la máxima discreción.

“Analizamos su trayectoria política, su comunicación verbal y no verbal. Cómo se expresa, la manera en que lo hace”, explica Carlos Cubeiro, de la consultora Eurotalent. Si tiene iniciativa, con quién se relaciona. Reflexionamos con él sobre los objetivos a conseguir, ya que tienen que ser realistas en el tiempo. Somos como su Pepito Grillo, su conciencia. Generalmente cuando es el político quien establece las metas, la efectividad del coaching se sitúa en torno al 10%. Cuando éstas se reflexionan y se analizan con el coach, la efectividad sube hasta el 85%”.

El entorno de Fabra no ha aclarado si sigue contando con los servicios de Marigorta y si estos son abonados por el Partido Popular o por él mismo. Por el camino, ha quedado dañado parte de su imagen y de su liderazgo como cabeza de cartel de los populares valencianos. De hecho, otros presidentes autonómicos consultados por este diario reconocen que nunca han recurrido a los servicios un 'coach' de este estilo. Es más, el recurso suena sorprendente cuando este trabaja para alguien que, supuestamente, ha llegado a lo más alto de su carrera política y que no debiera recurrir, por ello, una formación adicional de este tipo. En breve, sin embargo, se podrá descubrir si Fabra ha encontrado esa "calidad de vida que realmente desea y merece, renovando su parte física, mental y espiritual”. El secreto está en las manos de su 'personal coach'.

¿Qué hace un personal coach como tú con un político como Alberto Fabra? La pregunta se la habrán formulado muchas veces esta semana al asesor del presidente de la Generalitat valenciana que, para asombro de propios y extraños, ha tenido que reconocer, a regañadientes, que está siendo entrenado por un experto en liderazgo para sacar todo su potencial como dirigente político. ¿Puede acaso alguien llegar al puesto más alto de un partido y, por ende, de una comunidad autónoma, sin buenas dotes de liderazgo? ¿Sus clases personales deben correr a cargo del erario valenciano, tal y como ocurre en otros casos en los que los políticos reciben clases particulares de idiomas?