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20-N: Del “no habrá milagros” a vivir el primer año en el infierno
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RAJOY: “LO PEOR YA HA PASADO”

20-N: Del “no habrá milagros” a vivir el primer año en el infierno

Hace un año, Mariano Rajoy salía al balcón de Génova a celebrar su arrolladora victoria electoral. A su lado, junto a su esposa Viri, la plana

Foto: 20-N: Del “no habrá milagros” a vivir el primer año en el infierno
20-N: Del “no habrá milagros” a vivir el primer año en el infierno

Hace un año, Mariano Rajoy salía al balcón de Génova a celebrar su arrolladora victoria electoral. A su lado, junto a su esposa Viri, la plana mayor del nuevo PP: Soraya Sáenz de Santamaría, Dolores de Cospedal, Ana Mato, Esteban González Pons, Pío García Escudero y, en cada extremo, Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre. En su primer discurso –leído párrafo a párrafo, como es habitual en él- ya avisaba: “No cabe esperar milagros”. Hoy, 365 días después, el parte de bajas es tan extenso que bien se puede hablar de un año en el infierno.

En el propio partido, los primeros doce meses tras la arrolladora victoria del 20-N han dejado una lista de cadáveres y rencillas muy significativas. Del balcón se ‘cayó’ el primero Esteban González Pons, marginado de cualquier puesto de poder, unos dicen que por su locuacidad excesiva y otros, por su presencia en el Gobierno valenciano durante las peligrosas relaciones con Urdangarín y el caso Nóos.

Si Pons nunca llegó a debutar con Rajoy, Esperanza Aguirre -la más aclamada aquella noche por la militancia- acabó tomando las de Villadiego empujada por su cansancio personal y por las desavenencias con Rajoy en la política de subida de impuestos. Tras una nueva serie de enfrentamientos –euro por receta, copago, desaires a su delfín González- ha decidido seguir como líder regional y volver “sólo si se rompe España”.

Del resto de los protagonistas de la foto de hace un año, Cospedal y Sáenz de Santamaría han mantenido un enfrentamiento soterrado por el poder, en el Gobierno y en el partido, que se ha materializado en filtraciones y luchas por colocar a su gente –RTVE-. Gallardón y Mato lograron su cartera ministerial, aunque once meses después de su nombramiento su popularidad está por los suelos.

Y es que sólo hay que tomar el CIS gubernamental para ver cómo el desánimo ha calado de manera vertiginosa en la consideración de los españoles hacia el primer Gobierno de Mariano Rajoy. En enero de 2012, un mes después de que Rajoy eligiera el “Ejecutivo de los más capaces”, como se empeñó en vender, tres ministros superaban el aprobado (Gallardón, Ana Pastor y Sáenz de Santamaría) y el resto se movía por encima del 4,5. Once meses después, no hay un solo miembro del Gobierno de Rajoy que llegue al 3,6. Gallardón, como siempre, se mantiene como el más valorado con un paupérrimo 3,54; y Sáenz de Santamaría y Ana Pastor se han hundido al 3,28. Guindos, Mato, Báñez, Fernández Díaz, Montoro o Morenés no alcanzan ni el 3. Wert, el eterno farolillo rojo, suspende con un 2,15. Como dato, ningún Ejecutivo de Rodríguez Zapatero –ni siquiera el último- tenía una valoración tan negativa.

El Gobierno del PP ha soportado dos huelgas generales en 11 meses, ha visto multiplicarse en la calle las protestas del 15-M y ‘Rodea el Congreso’, ha vivido bajo la sombra del rescate europeo y ha sufrido el escándalo de Bankia –Rodrigo Rato estaba en Génova la noche del triunfo- y el resto de la banca nacionalizada; el paro ha seguido escalando y la reforma laboral no ha servido para frenarlo; los funcionarios públicos, sobre todo de la sanidad y la educación, están en pie de guerra; las autonomías y ayuntamientos acumulan un déficit brutal; los desahucios alarman a la opinión pública…

Con estos mimbres, la valoración del presidente del Gobierno ha pasado del 4,55 en enero (cuando sólo le superó Rosa Díez), al 2,78 de octubre. Y la intención de voto del PP ha caído paulatinamente desde el histórico 44,62% que cosechó el 20N: 42,7 en enero; 40,6 en abril; 36,6 en julio; 35,9 en octubre. El único, magro, consuelo es que el PSOE de Rubalcaba es un moribundo que, en octubre, aún tenía una décima menos de intención de voto que el 28,6% que obtuvo en las elecciones.

Ayer, Rajoy apenas dedicaba un minuto al aniversario durante su reunión con la presidenta brasileña Dilma Roussef. “Lo peor ya ha pasado. ¿Qué habría sucedido si no hubiéramos tomado estas medidas? Difíciles de explicar y comprender y que hacen daño a la gente, pero que son imprescindibles". Ya lo dijo hace un año: “España hace frente a la más delicada coyuntura en 30 años”. Hoy, una furgoneta de la Policía Nacional guarda día y noche la puerta de la sede del PP en Génova 13.

Hace un año, Mariano Rajoy salía al balcón de Génova a celebrar su arrolladora victoria electoral. A su lado, junto a su esposa Viri, la plana mayor del nuevo PP: Soraya Sáenz de Santamaría, Dolores de Cospedal, Ana Mato, Esteban González Pons, Pío García Escudero y, en cada extremo, Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre. En su primer discurso –leído párrafo a párrafo, como es habitual en él- ya avisaba: “No cabe esperar milagros”. Hoy, 365 días después, el parte de bajas es tan extenso que bien se puede hablar de un año en el infierno.