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La investigación del espionaje, en manos del juez que puso contra las cuerdas a Rato y a Botín
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JOSÉ SIERRA, EXPERIMENTADO MAGISTRASTRADO DEL TSJM

La investigación del espionaje, en manos del juez que puso contra las cuerdas a Rato y a Botín

Sobre una mesa del Juzgado de Instrucción número 47 de la capital hay un expediente que puede revolucionar el paisaje político de la Comunidad de Madrid.

Foto: La investigación del espionaje, en manos del juez que puso contra las cuerdas a Rato y a Botín
La investigación del espionaje, en manos del juez que puso contra las cuerdas a Rato y a Botín

Sobre una mesa del Juzgado de Instrucción número 47 de la capital hay un expediente que puede revolucionar el paisaje político de la Comunidad de Madrid. Se trata de la investigación de la trama de espionaje que ha sacudido al PP, y que ha recaído en José Sierra, un veterano magistrado acostumbrado a lidiar con casos de trascendencia pública. Sierra es el juez que puso contra las cuerdas a Rodrigo Rato y a Emilio Botín, a quienes imputó por el caso Aguas de Fuensanta, y el instructor que cargó contra la clínica Isadora por la práctica de supuestos abortos ilegales.

 

Sierra, miembro de la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura y de la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, observó indicios de delito en los seguimientos parapoliciales a los que fue sometido el vicepresidente del Gobierno de Madrid, Ignacio González. El magistrado abrió diligencias previas a partir de una denuncia presentada por la propia Comunidad de Madrid, convirtiéndose así en una pieza fundamental para esclarecer el llamado ‘Watergate’ madrileño.

 

Pero Sierra ya se había dado a conocer en 2008 como el juez que llamó a declarar a Rato y a Botín, acusados en una querella de apropiación indebida, administración desleal, falsedad en documento mercantil, negativa a socio del derecho de información y cohecho por la compra-venta del 45,3% de la empresa Aguas de Fuensanta. En esta operación, Banesto pagó unos 6 millones de euros a la familia Rato, una cantidad que el querellante, Antonio Panea, consideraba excesiva por tratarse de una sociedad en “quiebra técnica”.  

                                 

Un año antes, el juez se situó en el punto de mira de la izquierda con la instrucción del caso de supuestos abortos ilegales en la clínica Isadora de Madrid. Sierra aceptó la personación en la causa de la ultraderechista Alternativa Española (AES). Esta providencia permitía al partido de extrema derecha acceder a los datos de mujeres que habían abortado en la clínica, pese a que no tenía una relación directa con el caso. La Fiscalía tachó de "querella de odio" la personación de AES y Sierra acabó por dejar en suspenso su propia decisión.

 

Además, el juez avivó el debate social en torno al aborto al citar como testigos a 25 mujeres que habían pasado por la clínica. Las manifestaciones a favor y en contra se multiplicaron hasta provocar la reacción del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. A la polémica del caso Isadora se sumaron otras investigaciones a clínicas abortivas de Madrid y Barcelona, lo que hizo que María Teresa Fernández de la Vega se comprometiera, en enero de 2008, a reforzar la protección de la intimidad de aquellas mujeres que se sometan a una interrupción del embarazo. Actualmente, el Gobierno está trabajando en una reforma de la ley del aborto para convertirla en una ley de plazos que permita a la mujer interrumpir libremente el embarazo durante las primeras semanas de gestación.

 

Los despachos del fútbol

 

Por otra parte, el juez Sierra no ha sido ajeno a la controversia que ha rodeado al ex presidente del Real Madrid, Ramón Calderón. Este magistrado admitió la demanda de Calderón contra José Antonio Abellán, director del programa 'El Tirachinas' de la cadena COPE. El ex presidente del Real Madrid acusó en junio de 2008 a su azote radiofónico de calumnias por difundir informaciones como la supuesta falsificación de votos, así como por tacharle de “chorizo” o “sinvergüenza”. Siguiendo con los despachos que rodean al fútbol, Sierra se ocupó también del caso FEF (Federación Española de Fútbol), relativo a las irregularidades en la gestión económica de los directivos de este organismo.

 

Ahora, Sierra, casado y con cinco hijos, se enfrenta probablemente al caso más difícil de esclarecer de su carrera, que empezó hace 19 años en Fregenal de la Sierra (Extremadura), y que continuó en juzgados de Valdepeñas (Castilla La Mancha) y Soria, antes de regresar a su ciudad natal, Madrid.  Una prueba a medida del reto profesional que confesó recientemente en una entrevista a La Gaceta de Los Negocios: "Resolver como juez honesto todos los casos que se me encomienden, aplicando siempre el Derecho".

Sobre una mesa del Juzgado de Instrucción número 47 de la capital hay un expediente que puede revolucionar el paisaje político de la Comunidad de Madrid. Se trata de la investigación de la trama de espionaje que ha sacudido al PP, y que ha recaído en José Sierra, un veterano magistrado acostumbrado a lidiar con casos de trascendencia pública. Sierra es el juez que puso contra las cuerdas a Rodrigo Rato y a Emilio Botín, a quienes imputó por el caso Aguas de Fuensanta, y el instructor que cargó contra la clínica Isadora por la práctica de supuestos abortos ilegales.

Emilio Botín Rodrigo Rato