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El sector del lujo defiende su potencial con la vista en el pinchazo de la economía China
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BRASIL O INDIA, CLAVES DEL NEGOCIO

El sector del lujo defiende su potencial con la vista en el pinchazo de la economía China

A lo largo de los últimos años, el sector del lujo ha sido uno de los mejores lugares desde los que sentarse a observar las turbulencias

A lo largo de los últimos años, el sector del lujo ha sido uno de los mejores lugares desde los que sentarse a observar las turbulencias de los mercados sin correr demasiados riesgos. La naturaleza de este negocio, al que poco le afectan las crisis de consumo, ha permitido que buena parte de sus firmas más representativas hayan conseguido sobrellevar los peores coletazos de la crisis económica sin dejar de crecer o, incluso, repuntando a doble dígito. Sin embargo, los ricos también lloran y en los últimos meses buena parte de estas compañías está atravesando un impasse en el mercado mientras se redefinen los enclaves estratégicos del sector.

Louis Vuitton, Dior, Hermes, Shiseido, Burberry… estas firmas, prohibitivas para unos y objeto de deseo para otros, se ven alentadas por el empuje que muestran, principalmente, países emergentes como China, India, Rusia o Brasil. No en vano, el gigante asiático encabezó el ranking de consumidores de productos de lujo durante 2012, a pesar de la ralentización de su crecimiento.         

Con la economía china frenándose, el oro se ha llevado esta semana su peor varapalo en una sola sesión desde 1983. El país asiático es, junto a India, uno de los mayores compradores del metal precioso. Esta lectura afecta a corto plazo al sector del lujo, dado el papel fundamental que ejerce en este negocio. Según apunta Juan Manuel Mendoza, gestor del fondo Credit Suisse SICAV Equity Luxury Goods, “el continente asiático es el conductor principal de este mercado con China como principal impulsor”. Resulta revelador el hecho de que en Europa, una de las áreas con demanda más débil dentro del mapa del lujo, el turismo asiático abarque entre el 50% y el 80% de las ventas de estos productos.

En contraste con este auge está la decepción que ha supuesto la intrascendencia de Rusia dentro de este mercado. En los últimos años se especulaba con que podría ser uno de los jugadores más importantes dentro del mercado del lujo a escala mundial. En la práctica esto no ha acabado de materializarse. Bien es cierto que el país soviético es uno de los frentes clave de este negocio, pero la falta de una clase media bien implantada hace prácticamente imposible que se pueda desarrollar con plenas garantías este mercado. 

Con Rusia en dudoso fuera de juego, el foco ha pasado a apuntar a Brasil, un país con una clase media más consolidada, y también a Estados Unidos. “Norteamérica no deja de ser un lugar con una clase alta muy significativa y una baja penetración del sector del lujo. Además, recibe a turistas mexicanos y brasileños, que acuden a comprar toda clase de productos de alta gama a precios más baratos que en sus países de origen”, añade Mendoza.

Valores con amplio potencial

Mientras se redefinen las áreas geográficas más importantes dentro del sector del lujo, algunos valores que son referentes en el negocio han visto cómo, después de alcanzar máximos históricos en su cotización a principios de año, han comenzado a registrar descensos. Ejemplo de ello son firmas tan conocidas como Louis Vuitton (-13% en lo que va de año), Dior (-6%), Prada (-4,2%) o Richemont (-4,5%). 

Todas estas compañías, que se dedican a la fabricación de ropa y/o complementos, tienen en común que, a principios de enero de este año, tocaron sus máximos históricos en bolsa y que, a pesar de moverse con caídas en el presente ejercicio, los analistas siguen apreciando en ellas un potencial alcista que oscila entre el 14% y el 26%. Estas compañías, denominadas soft luxury, representan un sector premium en épocas de volatilidad, ya que “sus ventas son muy consistentes porque los consumidores dejan de comprar joyas primero, pero no complementos”, apuntan desde Credit Suisse.

“Estas firmas han entrado en una segunda fase de consolidación de niveles, crecen más hacia el consumo interno y, en nuestra opinión, el consejo apunta hoy más hacia el mantener que hacia el comprar”, afirma Virginia Pérez, analista de Tressis. Desde Miramar Capital, Rafael Ojeda también apunta a que “se está dando una mayor concentración en el sector y es muy posible que próximamente se vean nuevas salidas a bolsa, ya que las compañías necesitan captar capital para continuar sus procesos de expansión”.

Entre el resto del sector, números verdes en los que impera la cautela, a la espera de ver los próximos movimientos de la economía china. Algunas compañías ya se han puesto manos a la obra para readaptar su negocio y apostar por el auge de la clase media en algunos países emergentes. Por ejemplo, Burberry ha eliminado algunas de sus líneas más baratas y ha incrementado sus precios: ahora hay que pagar como mínimo 1.000 libras para comprar uno de sus famosas gabardinas de cuadros. Sus acciones han subido un 30% desde los mínimos de octubre. Hoy las estimaciones le dan un potencial alcista superior al 16%. 

En el resto del sector, también destacan las ganancias acumuladas en el año (10%) por la firma de complementos Hermes, si bien el consenso de mercado estima que ya ha agotado todo su recorrido. En este mismo negocio figuran PPR, propietario de firmas como Gucci, (15,5% en el año), la joyera coreana Chow Tai Fook (-21%) y otros grandes valores del sector de la cosmética como la japonesa Shiseido (21%) o la estadounidense Estee Lauder (12%).

Invertir a través de fondos 

Una de las formas más fáciles para invertir en compañías de lujo son los fondos de inversión vinculados a este sector, que permiten, además, tener una exposición diversificada. La oferta no es muy amplia, pero sí competitiva, y este año ofrecen rentabilidades de hasta el 6% como es el caso de Julius Baer Multistock Luxury Brands. A tres años, los retornos son consistentes y todos los productos se revalorizan más de un 10%.

Richemont es la compañía favorita de los fondos. Figura en la totalidad de las carteras y, además, con posiciones superiores al 6% del patrimonio del fondo, como sucede en Amundi Equity Global Luxury & Lifestile o Credit Suisse Luxury Goods. También Swatch, Prada o Christian Dior tienen un papel relevante y sus pesos oscilan entre el 4,5% y el 6%. 

A lo largo de los últimos años, el sector del lujo ha sido uno de los mejores lugares desde los que sentarse a observar las turbulencias de los mercados sin correr demasiados riesgos. La naturaleza de este negocio, al que poco le afectan las crisis de consumo, ha permitido que buena parte de sus firmas más representativas hayan conseguido sobrellevar los peores coletazos de la crisis económica sin dejar de crecer o, incluso, repuntando a doble dígito. Sin embargo, los ricos también lloran y en los últimos meses buena parte de estas compañías está atravesando un impasse en el mercado mientras se redefinen los enclaves estratégicos del sector.

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