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'Terminator' Lorenzo: una gesta en Assen con ocho tornillos y una placa de titanio
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EL PILOTO ESPAÑOL CONCLUYÓ QUINTO APENAS 48 HORAS DESPUÉS DE SER OPERADO

'Terminator' Lorenzo: una gesta en Assen con ocho tornillos y una placa de titanio

Es difícil traer a la memoria un esfuerzo sobrehumano tal como el que Jorge Lorenzo realizó este sábado en la 'Catedral' del motociclismo. Assen asistió a

Foto: 'Terminator' Lorenzo: una gesta en Assen con ocho tornillos y una placa de titanio
'Terminator' Lorenzo: una gesta en Assen con ocho tornillos y una placa de titanio

Es difícil traer a la memoria un esfuerzo sobrehumano tal como el que Jorge Lorenzo realizó este sábado en la 'Catedral' del motociclismo. Assen asistió a una gesta más propia de un superhéroe que de un deportista. Apenas 24 horas después de ser intervenido de una fractura de clavícula, el piloto mallorquín sorprendía a propios y extraños adoptando una decisión que muchos calificaron de auténtica locura: volver al circuito holandés para probarse e intentar correr el Gran Premio. Dicho y hecho. Con ocho tornillos y una placa de titanio en su hombro, el piloto de Yamaha tomaba un avión rumbo a lo sobrenatural.

Como bien reflejaba el doctor Rodríguez Sanz a El Confidencial, las consecuencias de una hipotética caída hubieran sido nefastas para la persona y el deportista. Aun así, el actual campeón del mundo de MotoGP decidió tomar ese riesgo. Tan convencido está de sus posibilidades que nada ni nadie le asusta. De esta manera amanecía la habitual jornada sabatina en el circuito holandés, con todos los focos puestos en un piloto que se proponía prácticamente a desafiar las leyes naturales.

La gran noticia saltaba a primera hora de la mañana con la concesión por parte de los servicios médicos de la autorización para que el piloto de Yamaha pudiera tomar parte en los entrenamientos libres previos a la carrera. Cual Cid Campeador, Lorenzo se subía a su moto y completaba una sesión espectacular, colocándose en la posición duodécima de la parrilla de salida. Era el primer 'milagro' del día del mallorquín, pero esto no había hecho más que empezar. Tras el gran esfuerzo, nueva revisión médica y nueva aprobación para poder correr. Alguno se frotaba los ojos ante lo que estaba viendo.

Y llegó la hora de la carrera. A estas alturas de la película, ya nadie descartaba nada. Un tío que 48 antes estaba metido en un quirófano, iba a saltar a la pista para disputar una prueba de, nada más y nada menos, un Mundial de Motociclismo en su categoría reina. La estupefacción era absoluta, esto sólo está al alcance de los más grandes, esas personas únicas en el mundo capaces de superar cualquier adversidad con tal de conseguir el objetivo. Ahora bien, una cosa era la valentía, que a Jorge y a cualquier piloto se le supone, y otro cómo aguantaría su cuerpo, en especial su clavícula recién operada, las 26 vueltas que debía completar al circuito.

Un quinto puesto para el recuerdo

El semáforo se puso en verde, todos los gallos empezaron a pelearse por los primeros puestos. ¿Y dónde estaba Lorenzo? Con los mejores. Increíble, pero cierto. El piloto español pronto pasó de la undécima plaza de la parrilla al quinto lugar, a la caza de sus grandes rivales por el Mundial. Pedrosa, Márquez, Rossi y Crutchlow comandaban la carrera. Sólo faltaba el actual campeón, que venía por detrás apretando los dientes por el dolor, pero con una mentalidad de hierro que no le iba a desviar de su objetivo de sacar los máximos puntos posibles en su lucha por el Campeonato.

Vuelta a vuelta se iba aclarando el panorama. Rossi reverdecía viejos laurales y volvía a convertirse en 'Il Dottore' para vencer 44 carreras después. Márquez, Crutchlow y Pedrosa veían la bandera a cuadros por este orden. Y allá a lo lejos aparecía en la recta de meta el héroe del fin de semana, un Lorenzo que se metía en la buchaca once puntos valiosísimos con vistas al desenlace del Mundial. Pero lo importante no eran los puntos, sino la capacidad de sufrimiento, el espíritu de superación y la voluntad del ser humano para encarar la adversidad.

No era de extrañar lo que inmediatamente después vimos en el 'box' de Yamaha. Un Lorenzo empapado en lágrimas, con tremendos gritos de dolor mezclados con la satisfacción del trabajo bien hecho. Rossi había ganado, y eso a día de hoy es noticia y de las grandes, pero el gran protagonista no estaba esta vez en el podio, se hallaba en el garaje con una bolsa de hielo sobre su hombro, tratando de calmar esa incesante molestia. El mundo del motociclismo se rindió ante la bendita locura de un muchacho que demostró una vez más que en ocasiones la realidad puede superar a la ficción.

Es difícil traer a la memoria un esfuerzo sobrehumano tal como el que Jorge Lorenzo realizó este sábado en la 'Catedral' del motociclismo. Assen asistió a una gesta más propia de un superhéroe que de un deportista. Apenas 24 horas después de ser intervenido de una fractura de clavícula, el piloto mallorquín sorprendía a propios y extraños adoptando una decisión que muchos calificaron de auténtica locura: volver al circuito holandés para probarse e intentar correr el Gran Premio. Dicho y hecho. Con ocho tornillos y una placa de titanio en su hombro, el piloto de Yamaha tomaba un avión rumbo a lo sobrenatural.

Jorge Lorenzo