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La NBA marca sus propias normas y reglas de actuación en Londres
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EL EQUIPO NORTEAMERICANO VIVE A SU AIRE EN LA VILLA Y FUERA DE ELLA

La NBA marca sus propias normas y reglas de actuación en Londres

La selección norteamericana de baloncesto no puede pasar inadvertida. Es imposible. Tampoco lo pretenden. Su altura, movimientos, arrogancia y lo que les permiten hacer, que a

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La NBA marca sus propias normas y reglas de actuación en Londres

La selección norteamericana de baloncesto no puede pasar inadvertida. Es imposible. Tampoco lo pretenden. Su altura, movimientos, arrogancia y lo que les permiten hacer, que a otros no, son la mejor expresión de que ni quieren ni buscan ser como los demás. En esta ocasión, y a diferencia de otros Juegos, sí que han accedido a pasar las noches dentro de la Villa olímpica. Eso sí, cuando quieren entran y salen, marcando ellos los tiempos. Pocas veces pisan el comedor del resto de deportistas y cuando lo hacen dejan su sello. Van a su aire, ése que les convierte en diferentes al resto de deportistas. Lo saben y abusan de ello.

Durante todo el año viven a su aire. La disciplina de la NBA deja mucha libertad a los jugadores y ellos la aplican en cualquier momento y hora. Eso de comer todos juntos, dormir a la misma hora y demás cosas habituales en resto de equipos es poco menos que una quimera cuando se trata de un equipo de la llamada mejor liga norteamericana. Circunstancia ésta que puede ser hasta normal, lo que ya no es tanto es que los jugadores que dirige Krzyzewsky, por ejemplo, no sufran el 'acoso' del micrófono de la televisión en los tiempos muertos, se entrenen cuando a ellos les viene bien o esas eternas dudas que generan en cuanto a los controles antidoping se refiere. Desde el COI afirman una y otra vez que son tratados igual al resto, pero... Marcan las normas, o por lo menos las condicionan.

Tener en los Juegos a un equipo de la NBA significa minutos de televisión, tirón mediático y, sobre todo, los seguidores ven a los norteamericanos como unos ídolos más allá del deporte. Cualquier entrenamiento o aparición pública de cualquier de sus jugadores cuenta con un amplio seguimiento, tanto es así que han tenido que cerrar a los medios varios entrenamientos. 

En lo que sí cumplen es cuando les toca atender a la prensa. Excepción hecha de LeBron James, el resto, con Kobe a la cabeza, se muestra más accesibles con los medios que con los aficionados. Curioso, pero saben que atender a los medios de comunicación forma parte de su trabajo, de su día a día, ése que convierten en algo fácil, sencillo cuando se ponen a jugar a baloncesto. Y si lo dudan pregunten a Francia, que ayer supo que esta selección va en serio, tal y como demuestran esos 27 puntos de ventaja que lograron cuándo y cómo quisieron. Son los más fuertes, marcan la ley y el orden, tanto que ahora quieren demostrar que son mejores que el genuino Dream Team, el de los Juegos del 92.

La selección norteamericana de baloncesto no puede pasar inadvertida. Es imposible. Tampoco lo pretenden. Su altura, movimientos, arrogancia y lo que les permiten hacer, que a otros no, son la mejor expresión de que ni quieren ni buscan ser como los demás. En esta ocasión, y a diferencia de otros Juegos, sí que han accedido a pasar las noches dentro de la Villa olímpica. Eso sí, cuando quieren entran y salen, marcando ellos los tiempos. Pocas veces pisan el comedor del resto de deportistas y cuando lo hacen dejan su sello. Van a su aire, ése que les convierte en diferentes al resto de deportistas. Lo saben y abusan de ello.

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