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Una carrera y un grito que simboliza la unión de esta España de éxito
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ARBELOA Y DEL BOSQUE CONSOLARON A LOS ITALIANOS

Una carrera y un grito que simboliza la unión de esta España de éxito

Tienen ganas a España. Brasil ha sufrido y padecido desde el inicio de esta Copa de las Confederaciones. Cada gesto de los jugadores españoles ha sido

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Una carrera y un grito que simboliza la unión de esta España de éxito

Tienen ganas a España. Brasil ha sufrido y padecido desde el inicio de esta Copa de las Confederaciones. Cada gesto de los jugadores españoles ha sido criticado cuando vestían de corto y atacado sin piedad en cuanto se alejaban del verde. El grupo, ese del que tanto hablan unos y otros, ha permanecido más unido que nunca. Ninguna fisura, más allá de la molestia de algún jugador que ha perdido protagonismo u otro que ha dejado de ser el jugador número doce. Pese a ello, ninguna fractura, ninguna grieta que pueda servir de argumentos para esos que creen que el final de esta España está cerca.

El mejor ejemplo de esa unión, de ese caminar unidos, tuvo lugar en Fortaleza. Mucho se ha hablado de la importancia o no de la Confederaciones. De la ausencia de estímulos competitivos, de la ambición de unos jugadores que lo ha ganado todo. Pues bien, la tanda de penaltis, el gol de Navas y la explosión posterior dibuja la escena perfecta de lo que es esta España unida, aquella que nadie ha conseguido terminar con ella pese a sus muchos intentos.

Durante los trece lanzamientos anteriores al de Navas, la campeona del mundo se dividió en tres grupos. Los que seguían en activo formaban una muralla, con sus brazos entrelazados por la espalda. Sólo la tensión de cada lanzamiento lograba que se rompiera. Fuera del banquillo, suplentes, cuerpo técnico y resto de ayudantes, hacían de segundo dique de unión, que no de contención. El tercero, el bastión, el ideólogo que da forma a este maravilloso sueño. Vicente del Bosque decidió observar todo, mantenerse sentado en el banquillo, mirando todo lo que sucedía desde la soledad y la frialdad de veinte asientos sin dueño a su alrededor.

Pero todo cambió cuando Navas llevó a Buffon a hincar la rodilla en el césped del Castelao de Fortaleza. Todos corrieron a por el sevillano. El grupo, 21 de esos jugadores que lo han ganado todo, buscaban al frágil en apariencia interior español para elevarle a la categoría de héroe nacional. Poco importó que en juego no estuviera una final de un Mundial o una Eurocopa. Era el triunfo del grupo, del colectivo, de esta España que no parece tener fin gracias a su buen juego, a esa necesaria dosis de suerte y a una excelente manera de llevar la convivencia que tienen estos jugadores y el cuerpo técnico.

Arbeloa, en un gesto que también le dignifica, no corrió. Decidió buscar al herido, a sus compañeros italianos, que durante casi tres horas se habían dejado hasta la última gota de sudor en el empeño. El madridista tuvo tiempo después para compartir la alegría con los que visten como él, pero antes prefirió consolar a los italianos.

Del Bosque no varió el guión de sus últimas victorias. Espero pacientemente sentado, entre gotas de sudor por el calor y la tensión que se vivía, a que Navas marcara para buscar a Prandelli. Se admiran, comparten profesión y maneras de entender la vida, lo que hace que todo sea más sencillo, más fácil. Y es que hablando y desde el respeto se entiende la gente, tanto es así que hasta los italianos, enemigos íntimos, ahora se declaran admiradores de la que dice el domingo puede ser considerada la mejor selección de la historia.

Tienen ganas a España. Brasil ha sufrido y padecido desde el inicio de esta Copa de las Confederaciones. Cada gesto de los jugadores españoles ha sido criticado cuando vestían de corto y atacado sin piedad en cuanto se alejaban del verde. El grupo, ese del que tanto hablan unos y otros, ha permanecido más unido que nunca. Ninguna fisura, más allá de la molestia de algún jugador que ha perdido protagonismo u otro que ha dejado de ser el jugador número doce. Pese a ello, ninguna fractura, ninguna grieta que pueda servir de argumentos para esos que creen que el final de esta España está cerca.

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