Tito Vilanova ya tiene argumentos para equilibrar el sistema defensivo del Barcelona

Despachó el Barcelona su partido ante el Zaragoza como quién se quita un trámite engorroso.  Sin grandes estridencias, pero con la pegada que caracteriza este año al plantel de Vilanova, los barcelonistas se impusieron gracias una vez más al olfato de la estrella más rutilante de su firmamento: el argentino Leo Messi. En un Barcelona más tendente al vértigo que a la pausa, el rosarino tiene en mente superar el récord del alemán Gerd Müller, del que sólo le separan siete goles. Sin terminar de cerrar la brecha que desde el comienzo de curso tiene en defensa, en el que ha encajado 19 goles en 24 partidos,  el conjunto azulgrana cuenta de nuevo con su pareja de centrales más fiable, recuperados Puyol y Piqué de sus respectivas lesiones. Todo ello en una semana donde el Barcelona tiene en su mano cerrar casi de forma definitiva su pase a los octavos de final de la Champions.

El Barcelona del presente curso ha cambiado su cara. Sin la pausa habitual de anteriores campañas, ha añadido voltaje a su juego. Se despliega en ataque a partir de la incursión de sus dos laterales. Especialmente por el flanco izquierdo, donde Alba proyecta de nuevo el nivel que le convirtió en la sensación de ‘La Roja’  del pasado europeo. Descorsetado en ataque, el equipo de Vilanova ha cambiado sus principios. El juego interior es más un recurso que un ideal. Como en la primera etapa de Guardiola, el Barcelona vuelve al origen para reinventarse. Y es que en ocasiones, la mejor manera de asestar un golpe es dar un paso atrás. Los continuos dos contra uno con el lateral rival gravitan el juego ofensivo. Esa invasión posicional, lejos de ralentizar el ataque, lo agita. Durante fases del encuentro, y aunque parezca una herejía, este Barcelona se asemeja más al Madrid efervescente de la pasada campaña que al Barça poético de Guardiola.

El papel del lateral vuelve a cobrar importancia en el juego azulgrana. Las continuas internadas de Montoya y, especialmente, de Alba son la principal arma que explota el juego ofensivo de los azulgranas. El flanco izquierdo, recuperado Villa, le ofrece múltiples variantes. Con Villa más proclive en buscar al central, es Iniesta quien tiende más a desplazarse al carril del ‘11’ para mantener esa superioridad con las llegadas de Alba. En la banda derecha, el ‘volcánico’ Pedro fija los centrales ante la llegada de Montoya, que ha rebasado en la titularidad a un Dani Alves que sigue sin salir del túnel en el que acabo la temporada pasada.

En ese afán por regenerarse para seguir siendo competitivos el equipo de Vilanova sigue sin ajustar su engranaje defensivo. La menor pausa en su juego le ha restado control de partido a los azulgranas, lo que altera su equilibrio sin balón. Los rivales atisban más facilidades a la hora de pillar a contrapié a los culés cuando roban el esférico. La vulnerabilidad en defensa se ha unido a una plaga de lesiones ofuscada en el centro de la zaga. Recuperados para alivio de Vilanova sus defensores más fiables junto a Mascherano,  Puyol y Piqué,  el técnico espera mejorar la defensa para evitar apuros ante rivales inferiores. 

En una semana importante, la hinchada culé celebra la vuelta al once de Puyol.  Líder silencioso y ejemplar que no claudica nunca, el internacional lee como pocos el juego defensivo de un equipo más alabado por su gran vuelo en ataque que por su rigor en defensa,  clave sin embargo del éxito de los últimos cuatro años.

A partir de su presencia,  Vilanova espera devolver el orden a una defensa que con los campeones del mundo eleva sus prestaciones. La visita al Spartak de Moscú este martes hace prever un partido similar al de Glasgow, ante un rival que fiará todas sus opciones a los robos a contrapié de los azulgranas. Rival que ya le exigió en el primer partido de esta Liga de Campeones .