Óscar Pérez se quedará para siempre en el Latok

Esta es la ley de la montaña. No regresar a casa es una posibilidad. “Lo dices antes de iniciar una ascensión de este tipo, pero no lo asumes hasta que verdaderamente ocurre”, así explican -desde Peña Guara a El Confidencial- la sensación de “tristeza y frustración” reinante en el club después de suspender el rescate de Óscar Pérez en el Latok II. Es el quinto compañero, en los 76 años del club, que no baja de una montaña pakistaní. Con pesar, en el club muestran su rabia porque todo el esfuerzo no ha servido para traer a su colega, pero son conscientes de que “es mejor tener un problema que no ocho o nueve problemas”, en referencia a los alpinistas que han puesto su vida en juego en esta aventura.

La batería de la esperanza se agotó a nuestras 10.30 horas de ayer, con las primeras gotas de lluvia en el campamento base, en forma de nieve arriba, donde continuaba la expedición equipando la pared para el posterior descenso del malherido Óscar. Este domingo ya habían cordado hasta la arista donde se produjo su caída cuando trataba de hacer cumbre junto a su compañero Álvaro Novellón.

Pero las nubes adelantaron su visita, se presentaron –por sorpresa- casi con tres días de antelación y, según las previsiones de ayer, no se irían hasta el miércoles. A partir de entonces, si las condiciones meteorológicas hubieran sido óptimas, hubieran tardado tres días más en contactar con el oscense, ya que debían esperar a que la pared quedara limpia por la nieve caída en estos días. Es decir, que en el mejor de los casos, el próximo sábado hubieran llegado hasta Pérez, 15 días desde que se quedó incomunicado.