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‘Tío Vania’, una jauría familiar en una finca algodonera
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‘Tío Vania’, una jauría familiar en una finca algodonera

El director de escena Carles Alfaro ha estrenado en el Teatro María Guerrero una nueva producción del Centro Dramático Nacional a partir de Tío Vania de

Foto: ‘Tío Vania’, una jauría familiar en una finca algodonera
‘Tío Vania’, una jauría familiar en una finca algodonera

El director de escena Carles Alfaro ha estrenado en el Teatro María Guerrero una nueva producción del Centro Dramático Nacional a partir de Tío Vania de Chéjov, que ve como una jauría familiar en una recóndita, decadente y bochornosa colonia de ultramar de los años cuarenta.

En el papel del doctor, Francesc Orella -que acaba de ser galardonado con el Premio Max al mejor actor protagonista por su trabajo la temporada pasada en Un enemigo del pueblo-; Enric Benavent, como Vania; Malena Alterio como Sonia, y Emma Suárez interpretando a Elena, encabezan el reparto de este espectáculo, que completan María Asquerino, Sonsoles Benedicto, Víctor Valverde y Emilio Gavira.

Hasta el 23 de marzo estará en cartel este Tío Vania, un anhelo que tenía Carles Alfaro desde su juventud y que ahora ha hecho realidad buscando la sutileza de un autor nada moralista que, a su juicio, crea una estampa de seres humanos encerrados en un lugar claustrofóbico, donde se vive el enfrentamiento entre el burgués rural, aislado cultural y geográficamente, y dos ciudadanos de un mundo occidentalizado.

Este choque provoca que se vean sus miserias y sus crisis, esas cosas que plantea Chéjov y que todo el mundo se ha preguntado alguna vez: "¿nuestro paso por la vida ha servido de algo, incluso si hemos sido infelices?", señala el director y responsable de montajes como El portero de Harold Pinter o La controversia de Valladolid, que en esta ocasión ha contado con la versión de Rodolf Sirera.

A Carles Alfaro le pareció que el mundo colonial, sobreexplotado, alejado y decadente de la década de los cuarenta, era lo más cercano al universo deforestado y asfixiante de la estepa rusa que retrata Chéjov, y por eso ha acercado la historia a una familia que tiene una finca algodonera en ultramar. "Es el espectáculo más sutil que he pretendido, en el que me he planteado hasta qué punto en un teatro a la italiana, con cuarta pared, se puede penetrar en la intimidad de una familia", prosigue Carles Alfaro, que ha huido de toda manipulación del texto por su modernidad y que ha llevado al límite el trabajo de los actores.

En este sentido, precisa: "Me interesaba la transparencia de Malena Alterio para el papel de Sonia; la presencia de María Asquerino para interpretar a una madre que ha tenido cincuenta años castrado a su hijo, Vania; la extremada dificultad del personaje de Elena, tachado de frialdad pero en el que subyace una gran crisis".

Chéjov, graduado como médico en 1884, es autor de textos fundamentales como Las tres hermanas o este Tío Vania, que, aunque escrito en 1897, con el subtítulo "escenas de la vida en el campo", toda la compañía siente muy cercano y contemporáneo. Todos manifestaron su intención de emprender un viaje con el espectador, el mismo que ellos iniciaron para encarnar a estos personajes, y que no ha estado exento de dificultades, según Emma Suárez: "Ha sido un camino lleno de contradicciones. Elena no tenía nada que ver conmigo, pero he descubierto que también existe una Elena dentro de mí".

El director de escena Carles Alfaro ha estrenado en el Teatro María Guerrero una nueva producción del Centro Dramático Nacional a partir de Tío Vania de Chéjov, que ve como una jauría familiar en una recóndita, decadente y bochornosa colonia de ultramar de los años cuarenta.