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Si los jueces siguieran el dictamen de los psicólogos, la reincidencia caería un 44%
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MUCHOS INFORMES FORENSES SON DESESTIMADOS

Si los jueces siguieran el dictamen de los psicólogos, la reincidencia caería un 44%

En la búsqueda por crear un sistema penal más justo, a lo largo de la historia, jueces y psicólogos han trabajado mano a mano en algo

Foto: Si los jueces siguieran el dictamen de los psicólogos, la reincidencia caería un 44%
Si los jueces siguieran el dictamen de los psicólogos, la reincidencia caería un 44%

En la búsqueda por crear un sistema penal más justo, a lo largo de la historia, jueces y psicólogos han trabajado mano a mano en algo que debería ser fundamental: la predicción de la peligrosidad de los delincuentes. Una herramienta que puede ser decisiva para aventurar qué presos pueden quedar en libertad sin que la sociedad tema por una posible reincidencia.

Ayer se presentó en la sede del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid el primer estudio realizado en nuestro país sobre la eficacia de las predicciones sobre peligrosidad y reincidencia de los presos que realizan los psicólogos forenses de los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria. Esta tarea muchas veces pasa desapercibida, pero su utilidad queda fuera de toda duda. La autora del informe, la psicólogo forense Rocío Gómez Hermoso, asegura que de los 150 casos de delitos graves que recoge el informe –la totalidad de los casos que pasaron por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 1 de Madrid entre 2003 y 2006, y cuyos informes realizó la propia Gómez–, sólo tres presos reincidieron tras recibir la libertad gracias a un informe favorable, y ni siquiera cometieron delitos con violencia.

Una tarea que será necesaria tras la reforma del Código Penal

En su artículo 25, la Constitución Española apunta que las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad deben estar orientadas hacia la reeducación y reinserción social de los presos. Por desgracia, según Ángel Luis Ortiz, juez del juzgado madrileño donde se ha llevado a cabo el estudio, es algo que en muchas ocasiones se olvida. La ciudadanía es muy sensible ante los delitos graves y, cuando se habla de una reforma del Código Penal –como la que ha anunciado el ministro de Justicia Alberto Ruíz-Gallardón–, suele ser para endurecer las penas, no para buscar medidas que aseguren una reducción de la peligrosidad. La realidad, cuenta el juez, es que está demostrado que la criminalidad no disminuye subiéndolas: “Sólo hay que ver lo que ocurre en Estados Unidos. La reinserción funciona y el tratamiento que los presos reciben en prisión sirve para su rehabilitación”. La tasa de reincidencia en delitos graves, pese a lo que podría parecer dado el ruido mediático, es en España bastante baja. En el caso concreto del estudio sólo reincidieron el 12% de los presos, la mayoría en casos de violencia de género, que son los que tienen, en general, la mayor tasa de reincidencia.

Ortiz cree que los informes psicológicos son una pieza muy importante para el correcto desarrollo de la justicia: “Administrar la justicia penal consiste en valorar hechos acontecidos en el pasado, mediante pruebas. Pero hay una parte de la justicia penal que debería predecir el futuro, valorando la peligrosidad de los condenados, para que no reincidan. Ese es el trabajo de los psicólogos, que deben valorar el comportamiento de esas personas en prisión”.

Está demostrado que la criminalidad no disminuye subiendo las penas

Si la reforma propuesta por el ministro de Justicia sale adelante, Ortiz cree los psicólogos deberían tener un papel decisivo en su desarrollo: “La prisión perpetua revisable que quiere implantar Gallardón tiene una palabra que debe ser central, ‘revisable’, pues sino no tendría cabida en la Constitución. A corto plazo los informes psicológicos, así como los controles telemáticos, serán fundamentales para garantizar los derechos de los presos. Si una persona está condenada, pero rehabilitada, la obligación del Estado de derecho es avanzar en su libertad, pero si ocurre al revés hay que adoptar las medidas contrarias”.

La excepción que confirma la norma

Sólo los juzgados de vigilancia penitenciaria de Madrid, León y Oviedo tienen un servicio de psicólogos forenses propio, por lo que este informe tiene más importancia si cabe, en la medida en que debería servir para valorar la necesidad de crear gabinetes en un mayor número de tribunales.

Los informes psicológicos también se realizan en los propios centros penitenciarios, de hecho es el lugar en el que se elaboran la mayoría de ellos, pero, según la autora del informe, son más laxos en sus valoraciones: “En el juzgado hacemos informes más críticos. Hay más falsas alarmas [informes desfavorables sobre personas que en los seis años que ha durado el seguimiento no han reincidido], pero menos omisiones [informes favorables sobre personas que reincidieron]. Tenemos criterios más rigurosos para otorgar permisos”.

En el juzgado sólo se cometieron tres errores por omisión en la evaluación psicológica de los presos, en los centros penitenciarios se cometieron onceEn concreto, para los mismos 150 casos que evalúa el estudio, los psicólogos del juzgado emitieron 92 informes desfavorables y 58 favorables, y los de los centros penitenciarios, curiosamente, las mismas cifras pero al revés: 58 informes desfavorables y 92 favorables. Al observar los aciertos y errores la diferencia es más palpable. Mientras que en el juzgado sólo se cometieron tres errores por omisión en los centros penitenciarios se cometieron 11. Esto tiene una contrapartida, el juzgado emitió 77 falsas alarmas, los centros penitenciarios 51.

Los informes no siempre son estimados

Al observar de cerca el estudio hay un dato que chirría. Si bien los informes de los psicólogos sólo erraron por omisión en un 2% de los casos –parcialmente, pues en ninguno de los tres casos se volvió a cometer un delito con violencia–, la reincidencia real de los delincuentes estudiados fue mucho mayor, de un 12%, cifra que se eleva a un 22,2% en los delitos por violencia de género. Si se hubiera seguido el criterio de los informes psicológicos la reincidencia se habría logrado reducir de forma muy llamativa, casi en un 44%. Estos informes no son vinculantes. Pueden ser desestimados por los jueces, no sólo los del juzgado, también los de instancias superiores. En el caso de este estudio concreto, tal como confirma Gómez, todos los informes desfavorables que acabaron en una reincidencia fueron desestimados en apelación por la audiencia provincial.

Al margen de las decisiones erradas o no de los jueces, que deben valorar más aspectos además de un informe psicológico para dar permisos de libertad, ¿por qué fallan tanto los informes de los centros penitenciarios? En opinión de Gómez no son suficientemente severos: “Si tienes dudas hay que dar informes desfavorables. No estamos hablando de temas banales. Si hacemos un informe desfavorable y ocurre cualquier cosa hay un coste personal importante. Y hay que tener en cuenta que los informes desfavorables no son para siempre, pues todas las peticiones pueden revisarse una y otra vez”. Los presos, tal como cuenta la psicóloga, tratan por todos los medios de lograr la libertad y hay que estar muy preparado para detectar los engaños: “No basta con observar su comportamiento. Como psicólogos debemos detectar la manipulación y la simulación. Todos dicen que son inocentes o están arrepentidos, pero tenemos que valorar si han interiorizado el arrepentimiento y han asumido sus errores”.

En la búsqueda por crear un sistema penal más justo, a lo largo de la historia, jueces y psicólogos han trabajado mano a mano en algo que debería ser fundamental: la predicción de la peligrosidad de los delincuentes. Una herramienta que puede ser decisiva para aventurar qué presos pueden quedar en libertad sin que la sociedad tema por una posible reincidencia.