Es noticia
El círculo vicioso de la crisis: “Los sacrificios recaen sobre las víctimas”
  1. Alma, Corazón, Vida
TOUSSAINT ALERTA SOBRE LA DESORIENTACIÓN SOCIAL

El círculo vicioso de la crisis: “Los sacrificios recaen sobre las víctimas”

“El futuro de Europa está en manos de la ciudadanía y no en la de los gobiernos”. Así lo asegura, tajante, el filósofo francés Eric Toussaint

Foto: El círculo vicioso de la crisis: “Los sacrificios recaen sobre las víctimas”
El círculo vicioso de la crisis: “Los sacrificios recaen sobre las víctimas”

“El futuro de Europa está en manos de la ciudadanía y no en la de los gobiernos”. Así lo asegura, tajante, el filósofo francés Eric Toussaint que, precisamente, ha dedicado la mayoría de sus textos en los últimos años a teorizar sobre la sociedad civil y la deuda del tercer mundo. Esta premisa es un arma de doble filo puesto que, como reconoce el afamado pensador en una conversación con El Confidencial, puede derivar en una honrosa salida de la crisis económica, “al estilo islandés”, o bien pervertirse hacia posturas populistas. En este segundo escenario tendrían cabida soluciones autoritarias apoyadas ampliamente por la población, “debido a la desorientación y el ‘shock’ de la sociedad provocado por la crisis sistémica”, como ya ocurrió durante la Gran Depresión en Alemania, que culminó con el ascenso del nacionalsocialismo al poder.

Para evitar caer en este “círculo vicioso”, la receta moral de Toussaint no es otra que “una movilización permanente de la ciudadanía, que dé la espalda a las políticas injustas orientadas a favorecer a unos pocos, y permita buscar una salida digna, de progreso, de justicia social y a favor del bien común”. La indignación sin contenido abre el camino a los extremismos, como nos ha enseñado la historia reciente, matiza el francés, por lo que insiste en la necesidad de contar con una hoja de ruta centrada en “la recuperación y la protección de los bienes comunes de la ciudadanía, así como en reconquistar la soberanía política y económica de los trabajadores”. Una soberanía que, según Toussaint, habría sido arrebatada por los grandes bancos, las aseguradoras, los capitales privados inmiscuidos en los servicios públicos o los lobbies patronales que abogan por el desmantelamiento de los derechos laborales, pero sobre todo, por “la deuda odiosa e ilegítima”.

Un nuevo modelo moral para salir de la crisis

Como presidente del Comité para la Anulación de la deuda del Tercer Mundo (CADTM), Toussaint no pierde la ocasión de señalar la utilidad del impago como herramienta política. Sobre todo, dice, cuando los intereses de las deudas son tan altos que se comen un alto porcentaje de los presupuestos anuales de los países, como en Grecia o España. “Le voy a contar un proverbio anglosajón para que lo entienda”, explica con un cierto aire de condescendencia ante el escepticismo que inevitablemente rezuma en las réplicas, “si una familia tiene una deuda de 100.000 euros con el banco, tendrá un gran problema porque el banco la posee. En cambio, si la deuda es de un millón de euros, el problema pasa a ser del banco y la familia es quien posee al banco”.

Otro de los puntos en los que más insiste el autor de La crisis globlal  (Viejo Topo) es que no hay posibilidad de salir del atolladero económico con las medidas actuales, pues “está claro que sólo profundizan y empeoran más la situación al dejar caer el peso de los sacrificios sobre las víctimas de la crisis”. Por ello, pone todas sus esperanzas en la implicación política de “las víctimas, organizándose con los vecinos de su barrio en las plazas y espacios públicos para conformar nuevos movimientos sociales, ya que la transformación de la realidad no vendrá sólo por la vía de las elecciones o la política tradicional”.Es triste decirlo, pero sólo aumentando la presión desde abajo se puede obtener la caída de un gobierno impopular

A pesar del revolucionario discurso de este curtido activista, es consciente de “lo complicado que resulta ocupar los espacios públicos durante varias semanas o meses, como ocurrió el pasado año con el 15M”. Además, reconoce también cierta ineficacia de este tipo de presión ciudadana porque “los gobiernos como el de Mariano Rajoy no están dispuestos a hacer concesiones en el marco de una crisis política y social de gran envergadura, y aunque caigan en las encuestas de intención de voto, no les importa ser impopulares, sino seguir gobernando”. Nadie sabe la fórmula perfecta para iniciar la senda de la recuperación, dice, pero se atreve a sentenciar que “sólo aumentando la presión desde abajo, se puede obtener la caída de un gobierno. Es triste decirlo, pero es la lección que podemos obtener de los últimos años de la vida política en Europa”.

A vueltas con las “deudas odiosas e ilegítimas”

La visión del filósofo puede parecer a primera vista demasiado naif y utópica, por mucho que se insista en el ejemplo islandés, puesto que la globalización, para bien o para mal, tiene unas reglas de juego que colisionan con la soberanía nacional, al igual que las instituciones europeas, donde verdaderamente se cocinan las políticas económicas del país. Preguntado por el reducido margen existente para plantear alternativas, Toussaint se muestra totalmente en desacuerdo con esta tesis porque, dice, “es perfectamente factible que un Estado miembro de la UE como España desobedezca los mandatos de la Comisión Europea y de la troika”.

La clave de este empoderamiento “es auditar la deuda y no pagar la parte odiosa porque así se cambiará la correlación de fuerzas a favor del deudor. Así,las instituciones supranacionales y los ‘hombres de negro’ se verían obligados a sentarse a discutir”. Unas afirmaciones quizá exageradas por el fervor que unos solo unos minutos antes de hablar con este medio habían levantado entre un auditorio de medio millar de personas para el que oró Toussaint, en un congreso monográfico sobre la deuda organizado por Izquierda Anticapitalista.Es perfectamente factible y útil que España desobedezca los mandatos de la troika

Para justificar estas aseveraciones, Toussaint vuelve a recurrir, una vez más, al ejemplo práctico de Islandia: “En 2008 suspendieron el pago de una parte importante de su deuda contraída con Gran Bretaña y Holanda e impusieron medidas de control sobre el movimiento de los capitales. Su resultado ha sido muy positivo para la economía del país, pero no sólo eso, sino que al FMI no le ha quedado más remedio que acatarlo y sigue apoyando al país, a pesar de que las decisiones de los islandeses son totalmente contrarias a los principios del organismo monetario”. Por tanto, añade, la pérdida de soberanía nacional está directamente vinculada a la “docilidad de los gobiernos”.

“El futuro de Europa está en manos de la ciudadanía y no en la de los gobiernos”. Así lo asegura, tajante, el filósofo francés Eric Toussaint que, precisamente, ha dedicado la mayoría de sus textos en los últimos años a teorizar sobre la sociedad civil y la deuda del tercer mundo. Esta premisa es un arma de doble filo puesto que, como reconoce el afamado pensador en una conversación con El Confidencial, puede derivar en una honrosa salida de la crisis económica, “al estilo islandés”, o bien pervertirse hacia posturas populistas. En este segundo escenario tendrían cabida soluciones autoritarias apoyadas ampliamente por la población, “debido a la desorientación y el ‘shock’ de la sociedad provocado por la crisis sistémica”, como ya ocurrió durante la Gran Depresión en Alemania, que culminó con el ascenso del nacionalsocialismo al poder.