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Los antibióticos y sus efectos secundarios: "No se puede matar moscas a cañonazos"
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"DESPUÉS DE CUATRO DÍAS, NO PODÍA NI ANDAR"

Los antibióticos y sus efectos secundarios: "No se puede matar moscas a cañonazos"

“Me dieron Levaquin para curarme la espalda el pasado 9 de diciembre, y seguí tomándolo durante cinco días más. Al segundo día, tenía dolores de espalda,

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Los antibióticos y sus efectos secundarios: "No se puede matar moscas a cañonazos"

“Me dieron Levaquin para curarme la espalda el pasado 9 de diciembre, y seguí tomándolo durante cinco días más. Al segundo día, tenía dolores de espalda, y al cuarto, ya no podía andar. Me tuvieron que operar la rodilla y el dolor es cada vez peor. No puedo hacer otra cosa que no sea tomar té purgador, tomar sales de baño y zumos naturales”. Este es solo uno de los cientos de testimonios que se pueden consultar en el grupo de Facebook The Fluoroquinolone Wall of Pain (es decir, “el muro del dolor de las fluoroquinolonas”), una recopilación de todas la historias que aquellos que han sufrido los efectos secundarios de estos antibióticos quieren compartir para que a los demás no les ocurra algo semejante a lo  que tuvieron que vivir. Otro testimonio, procedente de un hombre que había tomado Avelox, recuerda que hay que solicitar al médico otro tipo de antibióticos que sean más seguros, ya que “las fluoroquinolonas son medicamentos que los doctores arrojan a sus pacientes como si fueran caramelos, sin ser conscientes del daño que pueden causar. El daño puede dejarte lisiado de manera permanente”.

No es recomendable acabar con una enfermedad con el medicamento más potente posibleFue el doctor de la Universidad de British Columbia Mahyar Etminan el que hizo saltar la alarma con mayor fuerza hace unos meses, cuando acompañando a su último estudio sobre el tema, afirmó que están siendo sobreutilizados en Estados Unidos por “los médicos vagos que intentan matar mosquitos a cañonazos”. En su estudio, el epidemiólogo señalaba, entre otras contraprestaciones del medicamento, que consumir dichos antibióticos quintuplicaba las posibilidades de sufrir un derrame de retina. Además, el doctor sugería que esta droga también podía ser la causante de ciertos problemas renales. El problema, recordaba el científico, es que no existen los suficientes estudios sobre los efectos secundarios causados por estos medicamentos, por lo que hay que recetarlos con precaución y cautela, algo que parece ser que no ocurre en el país americano, donde son el antibacteriano más recetado.

Peligros y desconocimiento

Ya sabemos que la aplicación de fluoroquinolonas a niños (y también a epilépticos, mujeres embarazadas y ancianos) se encuentra contraindicada debido a sus fuertes efectos, pero aún no se sabe con exactitud qué puede causar en el resto de la población. Algunos medicamentos en los que aparece dicho componente son la levofloxacina (Levaquin y Cravit) y la ciprofloxacina (Zoxan, Cipro, Proquin), que según sus detractores, resultan peligrosos para el tejido conectivo y los cartílagos (la razón por la cual no puede emplearse con niños), pero también pueden dañar el sistema nervioso central o producir alucinaciones. El problema es que el Levaquin fue durante el año 2010 el antibiótico más consumido en Estados Unidos, lo que señala al posible abuso del que hablaba Etminan en su artículo.

El pediatra Russell Saunders se muestra de acuerdo en el blog The League of Ordinary Gentlemen con las críticas al fármaco, y recuerda que “aunque a veces lo parezca, no es lo más recomendable acabar con una enfermedad con el medicamento más potente posible”. Saunders anima a todos aquellos a los que se le recete dicho medicamento a preguntar a su facultativo la razón por la que se receta ese y no otro –en muchas ocasiones, señala el autor, se debe a que se consume de manera mucho más fácil– y si no cabría la posibilidad de consumir otro diferente.

Confusión de los síntomas

Otro de los problemas que producen las fluoroquilonas es que sus efectos pueden ser confundidos con los síntomas de otras enfermedades. En el primer testimonio, Karen, que así se llamaba la enferma, aseguraba que se había atribuido a la fibromialgia o a la gripe sus dolores, no al medicamento en sí, por lo que cuando se localizó el origen de su dolor, ya era demasiado tarde. Entre algunos de los síntomas asociados que aparecen en los intoxicados por las fluoroquilonas se encuentran la imposibilidad de caminar rectos, ojos, piel y boca secas, palpitaciones, espasmos musculares y dolor en las articulaciones; es decir, síntomas habituales en otras enfermedades.

Se debe racionalizar la prescripción de antibióticosEl conocimiento científico no ha conseguido delimitar de manera clara los efectos secundarios de estos medicamentos, que hasta la última década se habían considerado infrecuentes y poco graves. Es decir, poco más que una mala gastroenteritis o alteraciones cutáneas. Sin embargo, un estudio publicado por un grupo de investigadores canadieneses en 2005 señalaba que las fluoroquilonas habían sido las principales causantes de una epidemia de diarrea que tuvo lugar en la ciudad de Québec en 2002, por lo que se sugería que se dejase de administrar este tipo de medicamentos y, en todo caso, se redujese la duración de las terapias para las infecciones comunes. El problema, añaden algunos detractores, es que los efectos secundarios apenas han sido identificados, ya que comienzan a manifestarse mucho después de que termine el tratamiento, por lo que rara vez se descubre su origen.  

Un estudio realizado en Francia se había adelantado a la polémica que cada vez resulta más candente. Hace un par de años, P. Cabaret y T. Levent acudieron a los hospitales del norte de Francia, en Calais, para averiguar con qué frecuencia se recetaban las fluoroquilonas, ya que consideraron que había que conseguir “racionalizar la prescripción de antibióticos”. Y se encontraron con que en ocasiones, este era recetado de manera incorrecta, debido al “conocimiento incorrecto de la epidemiología de la resistencia bacteriana, de la farmacología y la ignorancia de las recomendaciones sobre la administración de estos medicamentos”, lo que podía ser especialmente grave en los tratamientos de larga duración. En Inglaterra, estos medicamentos son acompañados por una notificación en la que se señala el riesgo de rotura de tendones y tendinitis que puede causar. Sin embargo, parece ser que todavía estamos asomándonos a los posibles efectos negativos de estos antibióticos.

“Me dieron Levaquin para curarme la espalda el pasado 9 de diciembre, y seguí tomándolo durante cinco días más. Al segundo día, tenía dolores de espalda, y al cuarto, ya no podía andar. Me tuvieron que operar la rodilla y el dolor es cada vez peor. No puedo hacer otra cosa que no sea tomar té purgador, tomar sales de baño y zumos naturales”. Este es solo uno de los cientos de testimonios que se pueden consultar en el grupo de Facebook The Fluoroquinolone Wall of Pain (es decir, “el muro del dolor de las fluoroquinolonas”), una recopilación de todas la historias que aquellos que han sufrido los efectos secundarios de estos antibióticos quieren compartir para que a los demás no les ocurra algo semejante a lo  que tuvieron que vivir. Otro testimonio, procedente de un hombre que había tomado Avelox, recuerda que hay que solicitar al médico otro tipo de antibióticos que sean más seguros, ya que “las fluoroquinolonas son medicamentos que los doctores arrojan a sus pacientes como si fueran caramelos, sin ser conscientes del daño que pueden causar. El daño puede dejarte lisiado de manera permanente”.