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Investigan el asesinato de un niño mediterráneo cometido hace 1800 años
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SU CUERPO APARECIÓ EN EL NORTE DE INGLATERRA

Investigan el asesinato de un niño mediterráneo cometido hace 1800 años

En septiembre de 2010 los arqueólogos que excavaban el fuerte romano de Vindolanda, al norte de Inglaterra, encontraron el cuerpo de un niño de unos 10

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Investigan el asesinato de un niño mediterráneo cometido hace 1800 años

En septiembre de 2010 los arqueólogos que excavaban el fuerte romano de Vindolanda, al norte de Inglaterra, encontraron el cuerpo de un niño de unos 10 años, acostado en una tumba poco profunda. El hallazgo no habría tenido nada de particular si éste hubiera sido encontrado en una necrópolis, pero no era el caso. Su cuerpo estaba escondido en la esquina de una barraca del fuerte, quizás para que nunca fuera encontrado. El descubrimiento fue tan raro que en un principio los científicos pensaron que se trataba del esqueleto de un perro. Por aquel entonces los enterramientos en áreas residenciales estaban prohibidos, y los muertos debían ser enterrados o incinerados lejos de las poblaciones. El niño, con toda probabilidad, había sido víctima de un asesinato, en manos de algún legionario de la Cuarta Cohorte de Galos que por aquel entonces, a mediados del siglo III d.C, se ocupaba del fuerte, y permanecía oculto bajo el piso del lugar de residencia de su ejecutor.

La víctima, que fue bautizada como Georgie pese a no conocerse su sexo, habría sido un joven esclavo o el hijo de un soldadoTras analizar los restos del cuerpo durante dos años los arqueólogos de Vindolanda han llegado a una sorprendente conclusión: el niño (o niña, pues no está claro cuál era su sexo) no era nativo de la zona, y había llegado a las islas británicas, donde aseguran fue asesinado, desde algún lugar del Mediterráneo. El hallazgo ha sido posible gracias a una prueba sobre el esmalte dental del niño, realizada para ilustrar un documental de National Geographic TV. Su resultado no deja lugar a dudas: la víctima, que fue bautizada como Georgie pese a no conocerse su sexo, habría sido un joven esclavo o el hijo de un soldado que estaba sirviendo en el fuerte, proveniente del sur de Europa o el norte de África.

Posiblemente fue golpeado en la cabeza

En aquellos tiempos el fuerte de Vindolanda formaba parte del Muro de Adriano, la frontera levantada por el emperador romano del mismo nombre para defender al territorio británico sometido al Imperio (Britania) de los ataques de las tribus del norte, los pictos. Prácticamente la misma frontera que hoy en día sigue separando a Inglaterra de Escocia. Hasta hace poco se daba por cierto que los soldados romanos que servían en el muro eran separados de sus familias (algo que a buen seguro le sirvió como referencia a George R. R. Martin para escribir su superéxito Juego de tronos), pero el hallazgo de Georgie podría dar más peso a otra teoría que asegura que muchos legionarios viajaban al Muro con sus familias. Eso, o se trataba de un niño esclavo, una práctica habitual en la época romana, cuando una persona nacía, crecía y moría sin libertad.

¿Cómo llegó un niño del norte de África al norte de Inglaterra en los últimos dos años de su vida para luego ser asesinado?Más allá de la categoría social de Georgie lo que parece claro es que fue asesinado. El doctor Trudi Buck, antropólogo de la Universidad de Durham a cargo de la investigación, ha asegurado a los medios británicos que “definitivamente” la muerte del niño no pudo ser natural, debido a la forma en que el cuerpo fue enterrado: “Posiblemente fue golpeado con algo en la cabeza, porque tenemos un cuerpo muy bien conservado de cintura para abajo, e incluso huesos de la muñeca de un centímetro, pero apenas hay restos del cráneo. Quizás un golpe fuerte en la cabeza lo fracturó”.

El asesino tuvo que contar con ayuda

Aunque los nuevos datos aportan luz sobre el misterio, el caso está lejos de resolverse. “¿Cómo llegó un niño del norte de África al norte de Inglaterra en los últimos dos años de su vida para luego ser asesinado?”, se pregunta el doctor Buck. Según el antropólogo, su muerte pudo tratarse de un error, pero a la fuerza el asesino tuvo que contar con la complicidad de varias personas: “Puede que hubiera un accidente y los soldados trataran de taparlo. El niño no recibió ningún tipo de ritual y los romanos eran muy estrictos con los enterramientos, que debían hacerse en el sitio adecuado. El cuerpo tuvo que empezar a oler al descomponerse. En la pequeña barraca debían vivir ocho personas. ¿Estarían todos implicados?”. Quizás nunca lo sabremos.

En septiembre de 2010 los arqueólogos que excavaban el fuerte romano de Vindolanda, al norte de Inglaterra, encontraron el cuerpo de un niño de unos 10 años, acostado en una tumba poco profunda. El hallazgo no habría tenido nada de particular si éste hubiera sido encontrado en una necrópolis, pero no era el caso. Su cuerpo estaba escondido en la esquina de una barraca del fuerte, quizás para que nunca fuera encontrado. El descubrimiento fue tan raro que en un principio los científicos pensaron que se trataba del esqueleto de un perro. Por aquel entonces los enterramientos en áreas residenciales estaban prohibidos, y los muertos debían ser enterrados o incinerados lejos de las poblaciones. El niño, con toda probabilidad, había sido víctima de un asesinato, en manos de algún legionario de la Cuarta Cohorte de Galos que por aquel entonces, a mediados del siglo III d.C, se ocupaba del fuerte, y permanecía oculto bajo el piso del lugar de residencia de su ejecutor.