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Almacenan por primera vez un libro en hebras de ADN
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Almacenan por primera vez un libro en hebras de ADN

Cuando apareció el CD-ROM alucinábamos con su capacidad de almacenamiento. “Puede almacenar más de 1.000 novelas”, rezaba la publicidad de la época. Luego llegaron las memorias

Foto: Almacenan por primera vez un libro en hebras de ADN
Almacenan por primera vez un libro en hebras de ADN

Cuando apareció el CD-ROM alucinábamos con su capacidad de almacenamiento. “Puede almacenar más de 1.000 novelas”, rezaba la publicidad de la época. Luego llegaron las memorias flash, los discos duros de un terabit, el almacenamiento en la nube… Podemos guardar todo tipo de información, a la máxima calidad, pero sigue habiendo cierto límite. Al fin y al cabo los archivos son cada vez más pesados, y por mucho que se empequeñezcan las unidades de memoria acabamos teniendo problemas de espacio en nuestros móviles.

El libro codificado contenía 53.426 palabras y 11 imágenes, así como un pequeño programa de JavaScriptPero hay una forma de almacenamiento que habíamos pasado por alto, y eso que todos la llevamos dentro. Esta semana la prestigiosa revista Science nos brinda un descubrimiento que podría cambiar para siempre la tecnología de la información. Un grupo de científicos ha logrado codificar con éxito un libro en forma de moléculas de ADN, abriendo un campo inmenso de investigación. Hasta la fecha se había logrado almacenar algunos datos mediante otras técnicas, pero nunca un libro completo, con sus fotos y todo. El descubrimiento no es baladí: “un dispositivo del tamaño de un pulgar podría almacenar la información contenida en todo internet”, ha asegurado al Wall Street Journal el genetista molecular de la Universidad de Harvard George Church, uno de los autores del estudio.

Es precisamente el libro de Church, How Synthetic Biology Will Reinvent Nature and Ourselves, el que ha sido codificado. Contenía 53.426 palabras y 11 imágenes. A él se le añadió un pequeño programa de JavaScript, con instrucciones para el comportamiento del puntero del ratón, solo para demostrar que el sistema también puede almacenar instrucciones ejecutables, no sólo texto e imágenes. El paquete completo ocupaba 5,27 megabits.

Traduciendo el código binario al código genético

Para codificar el libro como ADN los investigadores partieron de una versión digital del mismo y transformaron el lenguaje de unos y ceros que leen los ordenadores (el código binario), en el lenguaje propio del ADN. El alfabeto genético contiene cuatro marcadores adenina (A), citosina (C), guanina (g) y timina (T). Los científicos decidieron asignar los ceros a la A y la C, y los unos a la T y la G. Gracias a esta codificación lograron alcanzar una densidad de información de 5,5 petabits por milímetro cúbico. Teniendo en cuenta que un petabit se corresponde con un millón de gigabits basta echar unas simples cuentas para entender la magnitud del descubrimiento.

Los datos codificados mediante ADN pueden permanecer en perfectas condiciones durante siglos sin grandes requisitos de conservaciónTras esta “traducción” los investigadores usaron las técnicas estándar de laboratorio para crear pequeñas hebras de ADN que contenían las secuencias codificadas. Cada hebra contenía una pequeña parte del texto (crearon unas 55.000) y una dirección que indicaba su lugar en el conjunto del libro. A través del ADN se podrían almacenar fácilmente un billón de copias del libro en un simple tubo de ensayo y, lo que es más importante, podría permanecer en perfectas condiciones durante siglos sin grandes requisitos de conservación.

Queda un largo camino por recorrer

Pese al gran avance que supone el trabajo de estos científicos, la técnica tiene que perfeccionarse mucho para que sea comercialmente viable. En cualquier caso el primer paso se ha dado: el ADN puede servir para archivar datos de forma masiva y fiable y podría sustituir en el futuro al simple almacenamiento informático basado en el código binario, pero sólo en algunos casos. 

El principal problema del método es que resulta caro y, sobre todo, lento. Algo que no parece que se pueda solucionar en un futuro cercano. Tal como ha explicado uno de los investigadores del estudio, Sriram Kosuri, a la revista científica Materia, “los datos no son de acceso aleatorio, lo que significa que no puedes recuperar una parte de la información fácilmente sin tener que leer todo el archivo”. En definitiva, de momento el sistema podría ser útil en labores de archivo –dada la capacidad de almacenamiento y la longevidad del ADN–, pero no tanto en los ordenadores personales. 

Cuando apareció el CD-ROM alucinábamos con su capacidad de almacenamiento. “Puede almacenar más de 1.000 novelas”, rezaba la publicidad de la época. Luego llegaron las memorias flash, los discos duros de un terabit, el almacenamiento en la nube… Podemos guardar todo tipo de información, a la máxima calidad, pero sigue habiendo cierto límite. Al fin y al cabo los archivos son cada vez más pesados, y por mucho que se empequeñezcan las unidades de memoria acabamos teniendo problemas de espacio en nuestros móviles.