Valor Añadido - S. McCoy

Valor Añadido

S. McCoy

 0 Comentarios 02/04/2009

Un análisis de la solvencia del sistema bancario español

¿Es solvente el sistema financiero español en su conjunto? Más allá de las mayores o menores dudas sobre entidades concretas, esa es la gran pregunta que se realiza la mayor parte de la ciudadanía a día de hoy. Una cuestión que no tiene una respuesta inmediata dada la multitud de factores a tomar en cuenta a la hora de abordarla. Como regla general se puede decir que sí, que no hay un problema de colapso colectivo de nuestros bancos y cajas. Sin embargo, el valor de esta afirmación puede durar lo que un pastel a la puerta de un colegio, visto el ritmo al que avanzan los acontecimientos hoy día. Las cajas van muy justas, los bancos más holgados. Pero no hay un riesgo sistémico en la medida en que la dispersión de fortalezas entre unas entidades y otras es enorme. Otra cosa es que la caída de una de ellas pueda tener un efecto arrastre brutal sobre las demás. El cierre de una fuente puede provocar un estrangulamiento del que acudía a beber en ella que afecte a sus demás proveedores del líquido crediticio. Las recapitalizaciones parecen inevitables, así como la participación del estado en las mismas, más con carácter preventivo que curativo. El margen, es verdad, es muy estrecho.

Voy a tratar de simplificar al máximo el esquema, para que a todo el mundo le quede más o menos claro. Prácticamente la totalidad de los datos, que se expresan en millones de euros, son de enero de 2009, si bien hay algún desglose que se remonta a un mes antes, diciembre del año pasado. Los he redondeado con el fin de facilitar sus propios cálculos. Omito en el análisis las cooperativas de crédito, por simplificar. Los elementos de partida son los siguientes, que agrupamos en tres categorías: balance y mora, por una parte, apartados 1 y 2; potenciales colchones, por otra, números 3 a 5, y activos adjudicados que sustituyen al crédito, sufren deterioro con el paso del tiempo y son una forma de envolver la mora hasta que escampe.

  1. Créditos a residentes nacionales: 1.863.000 de los que 885.000 son de cajas y 809.000 de bancos. A su vez se dividen:
    1. Hipotecarios a particulares: 650.000 que se reparten en 363.000 cajas (41% de la financiación concedida) y 241.000 bancos (30%).
    2. Construcción: 152.000 de los que 71.000 son de cajas y 66.000 de bancos.
    3. Promotor: 318.000 que se reparten en 172.000 y 132.000 respectivamente. La suma de 1.2+1.3 supone un 28% de los créditos otorgados por las cajas y un 24% de la de los bancos.
    4. Resto, con o sin recurso: 743.000 de los que 277.000 son de las cajas (31%) y 370.000 de los bancos (46%). Frente a lo que ocurre con el inmobiliario y derivados, aquí el peso de la banca es superior por su papel más activo tanto en la financiación empresarial como al consumo, de más difícil recuperación esta última en caso de que el deudor incurra en mora.
  2. Dudosos: 72.000 de los que 39.300 son de cajas y 25.700 de bancos lo que sitúa la tasa de morosidad en el 4,5% para las primeras, con un ratio de cobertura (provisiones sobre mora sin tener en cuenta las garantías de los créditos) del 57%, y en el 3,20% para los segundos (83% de cobertura) a enero de 2009.
  3. Provisiones del balance del sistema: 49.500 de los que 22.500 pertenecen a las cajas y 21.300 a los bancos. A mi juicio, a estas alturas de la película tiene poco sentido distinguir entre genéricas y específicas. 
  4. Margen de explotación 2008, que es el que hay que tener en cuenta ya que, otros condicionantes aparte, es el que se puede llevar a provisiones: 36.600 en 2008 de los que 14.000 corresponden a las cajas y 21.200 a los bancos. Sin embargo, si nos centramos en el recurrente, que excluye resultados de operaciones financieras, dividendos y similares, dicho importe se reduciría, según el cálculo de AFI, a 24.750 de los que las cajas generarían 9.500 y los bancos 14.400.
  5. Capital y Reservas del sistema: 180.000 de los que 63.000 son de cajas y 100.000 de bancos. Para formar el TIER 1, indicación estándar de solvencia, habría que añadir los minoritarios, restar los intangibles y meter las preferentes que no pueden superar el 30% del propio TIER 1. A nivel agregado español el TIER 1 ronda alrededor del 8%, algo mejor en las cajas y peor en los bancos, prácticamente el doble de lo que exige la normativa internacional, lo que en un momento dado podría ser usado como colchón para luchar contra la morosidad.
  6. Activos adjudicados. 30.000 millones de los que 19.300 corresponden a las cajas y 10.600 a los bancos, según datos de diciembre de 2008. Salvo que se trate de patrimonio en alquiler, la adjudicación de activos por parte de las entidades supone la sustitución de un crédito rentable por un activo que sólo genera gastos (mantenimiento, seguros…). Para algunos analistas forma parte de la mora bruta de la entidad.

Pues bien, sobre esta base llega el momento de calcular la mora máxima que es capaz de soportar teóricamente el sistema, sobre la base de dos consideraciones previas. Una, la normativa establece determinados plazos para el provisionamiento de la mora en función del perfil de los activos. La mayoría del que se ha producido hasta ahora no es hipotecario, cuya potencial pérdida se computa de forma más dilatada en el tiempo. No hacemos el ejercicio de anticipar lo que se puede provisionar este año. Y dos, la recuperación de la mora es un proceso largo, que puede llevar años, por lo que nosotros consideraremos, a efectos del test de fuerza que queremos realizar, que no se produce recuperación alguna este año, un escenario no muy alejado de la realidad vistas las circunstancias económicas españolas.

  1. Nuevas adjudicaciones de activos, que es una triquiñuela tolerada que hay que tener en cuenta. Supongamos que las entidades financieras pueden asumir, a cambio de menor mora, un 10% de pérdida del margen de intermediación como consecuencia de los menores ingresos que supone sustituir créditos rentables al 5% por activos inmobiliarios. Y supongamos a su vez que el 60% de lo adjudicado no genera rentas y que el resto cubre el coste de financiación, escenario muy benigno. Las cajas podrían hacerse con inmuebles por valor de 31.500 millones en total (31.500*0,6*0,05=945) mientras que los bancos tienen colchón hasta los 48.000 (48.000*0,6*0,05=1.440). Esto supondría incorporar este año 12.200 y 37.400 millones de euros en 2009 lo que, en total y en términos de mora, supondría un 3,5% y un 5,9% respectivamente de protección. Otra cosa es como entren los activos en el balance y la obligatoriedad de actualizar periódicamente su valoración. 
  2. Utilización de las provisiones del sistema, sin tener en cuenta provisionamientos adicionales, permite un 2,5% más para las cajas (22.500/885.000) y un 2,6% para los bancos (21.300/809.000). El colchón sube hasta el 6% para las cajas y al 8,5% en los bancos. Sin las adjudicaciones de activos pero aplicando una tasa de recuperación del 50%, las cajas estarían en el 5,1% mientras que los bancos rondarían el 5,3%.
  3. Aplicación de todo el margen de explotación recurrente, sobre el que no tenemos en cuenta el impacto de la compra de activos ya que algún dividendo cobrarán (los bancos percibieron por este concepto más de 8.000 millones de 2008 mientras que las cajas se acercaron a los 3.500). Supone un 1% en el caso de las cajas (9.500/885.000) y un 1,8% para los bancos (14.400/809.000), por lo que la suma final quedaría en el 7% en el caso de las cajas y en el 10,30% por lo que a los bancos se refiere.

Las cajas irían por tanto bastante justas, insisto, sobre un caso extremo de nula recuperación de mora en 2009, resultados penalizados a la baja y estableciendo un  techo a la adjudicación de activos, mientras que los bancos tendrían mayor margen. A partir de aquí, y especialmente las cajas, podrían tirar, con la aquiescencia del regulador, de la base de capital hasta llegar a ese límite del 4% de TIER 1 fijado en Basilea. En el caso de las cajas eso supondrían 30.000 millones más de recursos contables potenciales o un 3,4% (total 10% de mora máxima) mientras que para los bancos dicha cuantía se incrementaría hasta los 50.000 millones (habría que ver qué dicen las agencias de rating y el mercado, pero bueno) lo que implicaría que la cobertura potencial se incrementara un 6,2% hasta casi el 17%. Un papel que podría jugar el regulador en entidades concretas mediante inyecciones de capital. La morosidad máxima en el anterior pico del ciclo en 1993 fue del 9%. Justos, justitos. Pero es sólo una parte del problema. Queda pendiente hablar de los vencimientos de financiación mayorista para otra ocasión. A partir de aquí, ustedes mismos.

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Experto financiero que escribe Valor Añadido. Es un incisivo analista que despertó el interés de nuestros lectores con sus brillantes y didácticos artículos sobre empresas, sectores y tendencias del mercado.

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