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Espada se equivoca: España salvó judios a regañadientes
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EL HISTORIADOR CUESTIONA ASPECTOS DEL LIBRO DE ARCADI ESPADA 'EN NOMBRE DE FRANCO'

Espada se equivoca: España salvó judios a regañadientes

El gobierno de Franco no sólo prestó a los judíos perseguidos por el nazismo menos ayuda de la que hubiera sido posible, sino que esa ayuda

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Espada se equivoca: España salvó judios a regañadientes

El gobierno de Franco no sólo prestó a los judíos perseguidos por el nazismo menos ayuda de la que hubiera sido posible, sino que esa ayuda fue también menor de la que dijo posteriormente que había proporcionado. Y, en el caso concreto de Hungría, fue el compromiso personal del diplomático español Ángel Sanz Briz, y no el del Ministerio de Asuntos Exteriores y mucho menos la intervención personal de Franco lo que permitió salvar las vidas de varios miles de judíos magiares ofreciéndoles pasaportes y salvoconductos españoles en el año 1944

Estas son algunas de las principales conclusiones de mi investigación sobre España y el Holocausto, reflejada  en el libro Franco y el Holocausto (Marcial Pons, 2005) y uno de los puntos de discrepancia con las tesis que Arcadi Espada defiende en su libro recientemente publicado en España, En nombre de Franco. Los héroes de la Embajada de España en el Budapest nazi.

La pregunta clave es si Ángel Sanz Briz actuó principalmente “en nombre de Franco”, es decir, siguiendo las indicaciones y con el permiso de su gobierno, o si actuó por propia iniciativa.

Contradicciones

La respuesta que da Espada es contradictoria. De una parte, en la página 134 afirma que historiadores antifranquistas, entre quienes me incluye, consideraron que el diplomático actuó “como el resultado de una acción individual desvinculada de las órdenes gubernamentales, un absurdo lógico que múltiples documentos desmienten”. Es decir, según Espada, Sanz Briz cumplía órdenes de Madrid. Pero, en la página 221 se explica que las actividades de los diplomáticos neutrales en Hungría- entre ellos los españoles- en 1944 fueron dirigidas por el Nuncio Apostólico. Es decir, que no era Madrid quien guiaba a Sanz Briz, sino el Nuncio.

El hecho claro es que en agosto de 1944 Ángel Sanz Briz no esperó a recibir la autorización de su Ministerio para protestar junto con otros embajadores neutrales por las deportaciones de los judíos húngaros. Si hubiera esperado a esa respuesta, no hubiera podido firmar ese comunicado de protesta, porque las indicaciones de Madrid, que llegaron con retraso, como el propio Espada cita, le ordenaban “acudir a esas reuniones y hacer gestiones en un tono amistoso y amable evitando carácter de protesta”.

Sólo cuando el Congreso Judío Mundial, a través del embajador español en los Estados Unidos, pide ayuda a Madrid para salvar a los judíos húngaros cambia la actitud de España. Y es entonces, entre los días 20 y 24 de octubre de 1944, cuando el nuevo ministro de Exteriores, Lequerica, indica a Sanz Briz que proteja a tantos judíos como sea posible. Precisamente en el momento en que se ve inevitable la derrota de Hitler. Pero la dimensión concreta de esa protección tuvo que ver, en mi opinión, exclusivamente con el compromiso personal de Ángel Sanz Briz.

Franco no intervino personalmente

En contra de lo que afirma Espada en la página 134 de su libro, es una mezcla de indicaciones de arriba y de compromiso personal de Sanz Briz lo que caracterizan ese esfuerzo español por salvar judíos. Y fue Sanz Briz, y no el Ministerio de Asuntos Exteriores español, quien empezó esa campaña de salvamento. En absoluto se puede hablar de una intervención personal de Francisco Franco.Sanz Briz no esperó a la autorización de su Ministerio para protestar por las deportaciones de los judíos húngaros

Arcadi Espada, sin embargo, habla en su libro de que existió un plan de ayuda a los judíos diseñado ya en el otoño del 43 por el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Jordana de Pozas. Y se basa en las memorias escritas cincuenta años después de los hechos de Javier Martínez de Bedoya, un falangista colaborador del mencionado ministro. No hay ni un solo archivo o fuente documental que apoye esta tesis. Espada habla concretamente de que el plan tenía por objetivo “la salvación de los judíos europeos que se va desarrollando al ritmo de los acontecimientos en el último año y medio de la Segunda Guerra Mundial, cuando la derrota nazi es mucho más que un presagio” (página 61).

Esto equivale a decir que, según el mencionado plan, España pretendió salvar al mayor número posible de judíos, en el mejor de los casos, a todos, sin tener en cuenta si eran ciudadanos españoles o no, sefardíes o no. Todos los documentos existentes contradicen esta insinuación de Espada.

Protección a regañadientes

Es verdad  que en el otoño del 43 se produjo un cambio de rumbo en la actitud de la política española, coincidiendo con un giro en la guerra a favor de los Aliados, pero no fue tan profundo como Espada pretende subrayar. Y además, hay muchos hechos que ratifican esta tesis y que demuestran que España sólo a regañadientes y de una manera dubitativa protegió a los judíos y limitó la protección a los judíos españoles. Sólo dos ejemplos:

  • Desde agosto de 1943 estaban internados en Bergen-Belsen 365 judíos españoles de la ciudad de Salónica. Alemania pidió a España que los repatriase lo antes posible. Pero el 9 de noviembre el ministerio de Asuntos Exteriores declaró que todavía no ha tomado una decisión al respecto después de haber consultado a Franco. Finalmente el Caudillo decidió que no se admitiría a esos judíos hasta que no salieran de España otros judíos que habían  llegado previamente a nuestro país procedentes de Francia y hasta que no estuviese claro a qué país se dirigirían posteriormente.
  • En septiembre de 1943 ocupan Atenas las tropas alemanas. Allí viven 300 judíos de origen español. El cónsul general de España, Romero Radigales, teme por sus vidas y solicita su repatriación. No hay respuesta. Sólo cuando en el mes de diciembre el ministerio de Exteriores alemán se interesa por el asunto llega la respuesta  de Madrid: se les repatriará, pero antes tienen que salir de España los judíos de Salónica que estaban en Bergen Belsen y que ni siquiera habían pisado suelo español aún.
  • Arcadi Espada guarda silencio sobre estos casos y echa la culpa a Turquía. Si alguna vez existió un plan Jordana para salvar judíos europeos o sólo judíos españoles, desde luego no se llevó a cabo mientras el ministro estuvo en vida. 

El gobierno de Franco no sólo prestó a los judíos perseguidos por el nazismo menos ayuda de la que hubiera sido posible, sino que esa ayuda fue también menor de la que dijo posteriormente que había proporcionado. Y, en el caso concreto de Hungría, fue el compromiso personal del diplomático español Ángel Sanz Briz, y no el del Ministerio de Asuntos Exteriores y mucho menos la intervención personal de Franco lo que permitió salvar las vidas de varios miles de judíos magiares ofreciéndoles pasaportes y salvoconductos españoles en el año 1944