Los niños, al menos hasta los siete años, no están cognitivamente preparados para asumir la perspectiva con otra persona en un espacio. Es por esto por lo que cuando cierran los ojos o esconden la cabeza en algún lugar cual avestruz, cren de verdad que nadie puede verles.
Aquí os dejamos una recopilación de (super) escondites que los más pequeños creen infalibles.