Explosiones, personas volando, dragones, naves espaciales, cámaras lentas, espadas láser… A principios del siglo XX los ilusionistas y cineastas empiezan a descubrir, muchos por casualidad, una serie de técnicas que les permiten manipular sus grabaciones para crear ilusiones audiovisuales tales como la ralentización de secuencias, la creación de escenarios y personajes ficticios, o la animación de criaturas inexistentes.
Años más tarde, durante la década de los 70, los cineastas empezaron a utilizar las nuevas tecnologías para crear efectos digitales y aplicarlos a sus producciones. Desde la utilización del croma para colocar a un actor en un escenario ficticio hasta el desarrollo del modelado 3D capaz de crear personajes ilusorios.
En esta galería podrá ver cómo son las películas antes de pasar por las manos de los expertos en efectos especiales.