Dentro de un gigante: así se construye el cohete más potente del mundo

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Soldadores en el interior
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Soldadores en el interior

Dos soldadores trabajan dentro del gigantesco tanque de combustible que contendrá hidrógeno líquido. Utilizan tecnología de calor por fricción y soldadura por presión para asegurarse de que las uniones de las diferentes partes de metal son completamente sólidas, sin defectos. La pieza que construyen es una réplica casi exacta del tanque que estará listo para volar al espacio en el futuro.

 Un anillo del depósito
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Un anillo del depósito

Una sección circular del depósito se prepara y coloca para ser soldada. Durante el 2016 se espera que terminen los trabajos de soldadura del núcleo del cohete, lo que permitirá seguir avanzando en la integración de los demás elementos. 
 El tanque, desde fuera
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El tanque, desde fuera

El tanque, ya soldado, descansa a la izquierda de la imagen antes de ser colocado en la estructura del cohete. Al observar la pieza soldada al completo se puede verificar que el trabajo ha sido tran preciso como estaba previsto. La estructura será puesta a prueba antes de ser ensamblada. 
No es un túnel, es un tanque
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No es un túnel, es un tanque

Aunque esto parece el interior de un túnel futurista a otro mundo, en realidad estamos mirando al interior del tanque de combustible casi completado. El área azul es parte de la mayor herramienta de soldaje jamás construida, que sirvió para sostener todas las partes del tanque mientras se realizaban los trabajos de unión. 
 Refrigerando a la bestia
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Refrigerando a la bestia

Las predicciones meteorológicas auguraban un verano más caliente de lo normal en Utah, donde se está construyendo el SLS, así que los ingenieros de la NASA desarrollaron un sistema de refrigeración para evitar que el calor causase algún accidente, así como para preservar el correcto funcionamiento del cohete. 
 Preparados para los tests
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Preparados para los tests

Una versión de prueba de uno de los cohetes secundarios a escala real se prepara para ser testado el pasado 28 de junio. La prueba sirvió a la NASA para obtener datos cruciales para los despegues reales en condiciones de temperaturas bajas.
Un tanque de prueba
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Un tanque de prueba

Una versión de prueba del tanque de combustible es desplazado por el Centro de Ensamblado Vertical, en Nueva Orleans. Este tanque no irá al espacio, pero tendrá un papel crítico en la seguridad de los futuros viajeros espaciales, ya que se va a utilizar para poner a prueba su resistencia. 
 Ayuda para mantenerse en pie
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Ayuda para mantenerse en pie

Dos torres gemelas de 65 metros se alzan para sostener el SLS en Alabama. Cuando la construcción se complete, diversos mecanismos irán moviendo el hidrógeno líquido del tanque de combustible de forma que la estructura soporte la misma presión que sufrirán durante los despegues. 
 Las plataformas que lo sujetarán
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Las plataformas que lo sujetarán

Una de las partes clave para el éxito del lanzamiento del SLS son las plataformas que lo sujetarán. Se construyen en el Kennedy Space Center de la NASA, en Florida. 
 Prueba de motores para el SLS
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Prueba de motores para el SLS

En año nuevo, la NASA puso a prueba un motor RS-25, anteriormente el motor principal de los trasbordadores espaciales, encendido durante 500 segundos para dar a los ingenieros datos sobre la unidad de control y la presión dentro del motor. Era la primera prueba que se hacía con estos motores desde 2009. 

El Space Launch System es el último cohete de la NASA, un gigantesco vehículo espacial que, cuando esté en marcha, llevará a los seres humanos más lejos de lo que han estado nunca.

Para conseguirlo, contará con un depósito de combustible con forma de píldora enorme, de más de 8 metros de diámetro y 40 de largo con capacidad para más de dos millones de litros de combustible. Será la parte más grande del gran cohete. La NASA ha publicado nuevas imágenes de cómo se está construyendo esta pieza.

El programa SLS surgió como sustituto del fallido Programa Constelación, un programa para el desarrollo de lanzaderas cancelado en 2010 por recortes presupuestarios. El coste del programa SLS está estimado en 10.000 millones de dólares, y se espera que haga sus primeros lanzamientos de prueba en 2017 para estar plenamente operativo en la década de 2020. 

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