Una casa "invertida", con el tejado clavado en la nieve que cubre el principal centro de exposiciones de Moscú, se ha convertido de la noche a la mañana en una atracción turística.
La vivienda, de madera y con un tejado a dos aguas, tiene dos pisos que cuentan con una habitación para niños, un salón, un comedor, un dormitorio y un cuarto de baño.
Nada más entrar por la puerta uno tiene sensación de vértigo, no tanto por el hecho de que los muebles estén pegados al techo, sino por una ligera inclinación del suelo, hecha especialmente para agudizar la ilusión.